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MESAS DE DIÁLOGO

Christian Mendoza | lunes, 30 de marzo de 2015

Coordinadas por Susana Vargas, las Mesas de Diálogo proponen la creación de un intercambio teórico entre la academia angloparlante y la academia hispana en lo que respecta a campos de estudio específicos, como la teoría queer, los estudios de género, los estudios culturales, entre otros. Este martes, en la Biblioteca Vasconcelos, se realizó Performatividad de género, precariedad y ciudadanía sexual, primer encuentro que contó con la presencia de la filósofa Judith Butler y de Leticia Sabsay. Moderada por la misma Vargas, la mesa de diálogo giró en torno a cuestionamientos más que a la construcción de certezas epistemológicas y políticas. Las invitadas, desde sus propios horizontes geográficos, culturales y académicos, abrieron posibles lineamientos para formular dudas ante realidades concretas. ¿Cómo funcionan los Derechos Humanos dentro de una economía neoliberal y globalizada? ¿La democracia, en este mismo contexto social, construye oportunidades igualitarias para grupos sociales específicos?, ¿las identidades de esos grupos sociales son producidas por los mismos sistemas de poder? Y en este panorama, ¿cómo se articula a sí misma la divergencia ciudadana desde su propia marginalidad?

 
Sabsay abordó el paralelismo que existe entre el reconocimiento político hacia las minorías sexuales con geografías regidas por un sistema neoliberal. «¿Qué define al sujeto sexual con derechos?», preguntó. Para Sabsay, la inclusión aparente de las minorías sexuales va a la par de la producción de moralidades generadas dentro de los mismos parámetros del neoliberalismo. Desde la normatividad, se legitima y se provee de un marco identitario –de una forma muy específica de ejercer una ciudadanía– a las poblaciones «minoritarias» que comienzan a ser consideradas por la economía neoliberal. ¿Qué ocurre con aquellos a los que no les es entregada la carta de identidad? Sabsay plantea que se vuelven grupos vulnerables en el momento en el que son negados de una forma sistemática –esto es, negados tanto por discursos ideológicos como por instituciones que legislan políticas sexuales en aras de la democracia y los derechos universales–, y que por ello representan una posible disidencia.

 
En consonancia con la ponencia de Sabsay, Butler desarrolló sus ideas en torno a los derechos humanos. En el contexto de la globalización, donde la democracia se trata de un capital político, la filósofa insta a pensar las políticas de igualdad y de inclusión. Butler –a la par de Sabsay– plantea que la democracia globalizada consolida sus propios marcos de inclusión, y que por ello vuelve legal la violencia hacia aquellos que no reproducen un modelo de vida aceptable. Dilatando el discurso dirigido a las minorías sexuales, Butler mencionó como ciudadanos vulnerables a todos aquellos que desde las perspectivas económicas, sociales y de género no merecen formar parte del sistema democrático. Es entonces cuando mencionó el caso de los 43 normalistas en lo particular y la desaparición forzada en México en general, y planteó al suceso y a la práctica sistemática, respectivamente, como una oportunidad para repensar los sistemas bajo los cuales estamos regidos y las posibles formas de protestar.

 
Esta fue la pregunta constante durante el diálogo: ¿cómo podemos crear nuevas y más eficientes maneras de disenso? Butler y Sabsay convergieron en que era posible y necesario pensar fuera del sistema y de las múltiples formas en las que se autorepresenta, que van desde los recintos académicos hasta las legislaciones y las políticas comerciales y económicas.

 
Las invitadas señalaron una oportunidad que acciona muchas posibilidades, y que nos permite desarrollar capacidades de disenso que pueden ser dirigidas a particularidades, como el filtro de admisión implementado para poder asistir a las conferencias de Judith Butler -los solicitantes tuvieron que enviar una semblanza curricular-, hasta bajo qué perspectivas la ciudadanía mexicana ocupa las calles ante la realidad de que la vida humana es o no legitimada por dispositivos de poder. Los campos de estudio trabajados por Butler y Sabsay, primordialmente, generan discursos sociales productivos antes que meras bibliografías, discursos que deben confrontar y ser confrontados.

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