16 de agosto de 2017

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Síntoma de juventud

Hoy se estrena en salas comerciales la película Güeros, de Alonso Ruizpalacios, que fue elegido como el cineasta emergente en el Presente de las Artes en México. A continuación reproducimos el texto sobre la ópera prima del mexicano que apareció en la edición impresa.   Aunque Güeros es su primer largometraje, Alonso Ruizpalacios (México DF, […]

Carlos Rodríguez | viernes, 20 de marzo de 2015

Hoy se estrena en salas comerciales la película Güeros, de Alonso Ruizpalacios, que fue elegido como el cineasta emergente en el Presente de las Artes en México. A continuación reproducimos el texto sobre la ópera prima del mexicano que apareció en la edición impresa.

 

Aunque Güeros es su primer largometraje, Alonso Ruizpalacios (México DF, 1978) tiene un estilo definido. Lo constatan los cortometrajes Café paraíso (2008) y El último canto del pájaro Cú (2010), que se relacionan con las búsquedas de su ópera prima. En un sentido amplio, en su estética concluyen el cine de Federico Fellini y de la Nueva Ola Francesa (especialmente Jean-Luc Godard y François Truffaut), pero también el Buñuel mexicano o, incluso, el trabajo de Fernando Eimbcke. «Aunque Güeros está inspirada en la huelga de la UNAM de 1999, no es una reconstrucción histórica. Buscamos a conciencia un marco intemporal. Por esa razón filmamos en blanco y negro. El cinefotógrafo Damián García y yo estudiamos la fotografía de La dolce vita, de Fellini, cuyo cine va de la realidad al sueño de un corte a otro. Utilizamos el estado actual de la ciudad para desubicar al público. Volver intemporal la película permite moverse en un plano de absoluta libertad», considera el director. Más allá de las cuestiones formales, Güeros hace significativos aportes narrativos: logra que diversos tiempos, reconocibles por el vestuario, la utilería y las locaciones, converjan a favor de un retrato de la juventud en la ciudad de México. La cinta presenta a tres jóvenes enclaustrados en un departamento, en espera de la resolución de la huelga, que después inician un viaje por la capital en busca de un cantante mítico. La cámara se mueve en función del ánimo de Sombra, Santos y Tomás —a los que se une Ana—, de los planos fijos al movimiento frenético.

 

La suspensión de los personajes —que remite a Los inútiles de Fellini— se anula cuando Güeros se convierte en una road movie. El dinamismo: un síntoma de madurez. «Me interesa la huelga como un detonante de los problemas actuales y de la búsqueda de identidad», apunta Ruizpalacios. En la lógica del filme, las características del espacio, de la ciudad, hacen eco del mundo interior de los personajes, «por ello la película termina en el oriente, en Texcoco, un lugar del que se habla poco, donde está el origen, desde donde se veía Tenochtitlán».

 

La obra de Ruizpalacios, que trabaja en un filme sobre un robo en el Museo Nacional de Antropología, pasa de lo contemplativo, la tendencia que ha marcado al cine mexicano reciente, a la acción.

 

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