16 de agosto de 2017

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OPE3RA: Un antifestival

Una de las cuestiones en torno a OP3ERA, un ciclo de acciones contemporáneas, sería partir de dónde elaborar una reseña a manera de prólogo, de un ciclo en donde no hay una presencia tan visible y tangible como en los festivales habituales que circulan en la ciudad de México.   En plenos recortes presupuestales, donde […]

Ricardo Pineda y Christian Mendoza | viernes, 26 de junio de 2015

Una de las cuestiones en torno a OP3ERA, un ciclo de acciones contemporáneas, sería partir de dónde elaborar una reseña a manera de prólogo, de un ciclo en donde no hay una presencia tan visible y tangible como en los festivales habituales que circulan en la ciudad de México.

 

En plenos recortes presupuestales, donde todo el circuito establecido de los festivales comienza a reducir sus recursos para satisfacer una habitual demanda de «actos alternativos», OP3ERA construye un programa más que abundante. Pero el asistente es sujeto de crisis. Habituado a escuchar conciertos con una cerveza en la mano y en recintos donde se hace todo lo posible por hacer de la música una fiesta, en OP3ERA se encontrará el anverso.

 

Desde el pasado lunes 22 de junio, en distintos recintos del DF y en colaboración con instancias culturales, arrancaron las actividades interdisciplinarias de OP3ERA, cuya programación comprende performance, arte sonoro, conversatorios, poesía, así como un ciclo de proyecciones audiovisuales y talleres, concebido por el artista Mario de Vega en mancuerna con Carlos Prieto, autor del libro Variación de Voltaje, investigación en torno a la música electrónica mexicana.

 

Para quien asocie los nombres de Mario y Carlos con los festivales y ciclos de ruido y arte sonoro en México (Aural, El Nicho, Radar, Umbral, Volta, etc.) quizás valdría la pena precisar algo por esta ocasión: OP3ERA no es un festival, al menos no en una acepción en donde el espectador es un elemento pasivo y unidireccional, en donde hay un lineup de artistas y eventos de consumo dirigido.

 

Actos donde no hay nadie en el escenario, acciones performáticas de filósofos o conferencias a distancia con filósofos como Francisco Berardi Bifo: la música no es la protagonista, sino las correlaciones entre lenguajes en apariencia disímiles. ¿Qué implica la interdisciplina? ¿Se trata de la convivencia de artistas que trabajan con distintos medios o de volver difusas las prácticas artísticas?

 

El nombre del ciclo hace alusión a los obreros, a la acción, la reacción no genérica, en donde la intención es retar y mezclar las correlaciones y conocimientos de los asistentes. De entrada, la idea podría ser una suma pretensión sectaria. Sin embargo, a lo largo de los primeros días hemos podido ver que OP3ERA apuesta por abrir espacios, destruir esquemas y reconfigurar un diálogo en torno a diversos temas que denotan el estado de crisis actual del mundo, congregando y mezclando distintas disciplinas contemporáneas, en donde el error, la podredumbre y el fracaso juegan un papel crucial.

 

El espectador más dispuesto encuentra sus propios conservadurismos artísticos, poniendo en la superficie una de las discusiones más viejas –para algunos un debate histórico, para otros una pregunta ociosa– de si existe en México ya no la crítica, sino la mera capacidad de reflexión más allá de las plataformas habituales del arte y entretenimiento.

 

Uno de los retos a los que se enfrentaron Carlos y Mario para esta empresa fue el publicar textos y traducir al español las obras mostradas, invitar diferentes participantes que no son ni las luminarias culturales ni estrellas de espectáculo en su tierra, aunque sí referentes contemporáneos para los iniciados, llámese el teórico italiano Bifo, la obra del fallecido alemán Harum Farocki, el crítico y pensador inglés Timothy Morton o el filósofo argentino Marcelo Schuster. Así también, el colaborar con otras instancias logra edificar un corpus que en suma apunta a un destino claro aunque oscuro, en palabras de Mario de Vega a colación de una reflexión con Timothy Morton: «¿Cómo no acudir a la melancolía en un planeta que está envenenado?»

 

Se trata en definitiva de un ciclo que provoca bajo un halo de utopía oscura, desde las improntas de la fragmentación y el fracaso, de lo invisible; un ciclo que no busca sustituir lo que cada quien quiere y tiene que hacer, acorde a sus necesidades, pero que sí intenta reconfigurar al ser humano dentro de la circunstancia en la que está envuelto; resituarse a través de relaciones que comprometen todo el conocimiento.

 

Las actividades de OP3ERA seguirán toda la semana en distintos recintos de la Ciudad de México, la mayoría no tiene costo y cerrarán el domingo 28 de junio. Puede consultarse su programación completa en su sitio oficial: http://ope3ra.info/

 

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