25/11/2024
Cine/TV
Dos estrenos en el cine
Hoy se estrenan dos filmes: La princesa de Francia (2014), de Matías Piñeiro, y Respira (2014), de Mélanie Laurent. La nueva cinta del director de Viola (2012) le dio el año pasado el premio a la mejor producción argentina en el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires. Por otro lado, la segunda película de la también actriz francesa se estrenó en el Festival de Cannes.
Andrea Rendón, colaboradora de MEOW Magazine, comenta sobre Respira: «La película de Laurent, que recuerda a La vida de Adèle (2013), de Abdellatif Kechiche, adapta la novela de Anne-Sophie Brasme. Charlie es una chica bastante retraída y tímida. Su vida cotidiana en los suburbios de Francia se interrumpe cuando llega Sarah, una nueva compañera de escuela, rebelde y desenvuelta. Las complicaciones, confusiones y ambigüedades del amor entre ambas chicas es el tema central del filme. La directora presenta un retrato de la codependencia y la obsesión en las relaciones amorosas adolescentes. La mezcla entre suspenso y drama psicológico es notable: ambas comparten un secreto que podría revelar la verdadera identidad de Sarah. Laurent hizo un buen trabajo en la dirección de las jóvenes actrices, que muestran facetas como la ingenuidad y la personalidad manipuladora, cuyo objetivo es disfrazar una vida alejada de la solvencia económica. Con poco experiencia, pero tanto Joséphine Japy y Lou de Laâge, protagonistas de la historia, logran ser convincentes».
Eva Sangiori, directora del FICUNAM, festival que proyectó La princesa de Francia a inicios de este año, considera: «Es una película, como toda la obra de Piñeiro, permeada de una cinefilia exquisita, que inevitablemente conduce a la mente al humorismo brillante de las comedias de Ernst Lubitsch y a los grandes despliegues coreográficos de Vincente Minelli. La escena inicial es un ejemplo, con los personajes moviéndose en el espacio con gracia musical. El resultado es un cine refinado por un lado y, por el otro, fluido en su espontaneidad, producto del trabajo constante de un sólo equipo que es cultivado película tras película. La cámara de Fernando Lockett, también una presencia constante en los filmes de Piñeiro, se mueve a través del espacio del juego capturando cada destello de goce generado por la repetición de los versos. Piñeiro logra un cine que transforma en imágenes el placer de la actuación. Desde la fuerza de las palabras se produce aquella sensualidad de la imagen, que es también la seducción inherente del cine». Una versión más amplia del texto de Sangiorgi se puede leer aquí.