22/11/2024
Redaccion
¡Exige del lector!
Corrijo una reseña de Y Seiobo descendió a la Tierra, de László Krasznahorkai, que, extrañamente, apareció sin la puntuación ni el énfasis adecuados cuando se publicó el pasado 1 de septiembre en Babelia, firmada por José María Guelbenzu. Debería ser así: «Aunque la crítica nacional, ¡o internacional!, se viene refiriendo mayormente a este libro como una novela, ¡la verdad es que no lo es! ¡Ni es una novela ni es un libro de cuentos! ¡Consta de 17 capítulos! Están numerados, sí, ¡pero según la sucesión de Fibonacci! ¿Pueden creerlo? Es bien sabido que esa sucesión ¡tiende al infinito! ¡Con eso se pretende sugerir una continuidad entre pasado y futuro! ¡Es increíble! Pero, ¿podemos hablar de relatos? ¡Me parece más adecuado hablar de experiencias! Enseguida veremos por qué. Será mejor que tomen un asiento. ¿Están listos? Vamos allá. Pero antes, conviene señalar el estilo de Krasznahorkai, ¡porque es verdaderamente peculiar! En términos literarios, ¡deberíamos hablar de experimentalismo! ¡El autor escribe! ¡Y lo hace tratando de crear una sensación! ¿Qué sensación? ¡La de una fluencia, caudalosa en palabras, pero también en frases, organizada en párrafos de hasta tres y cuatro páginas! ¡De hasta tres y cuatro páginas!, ¿me escuchan? Quiero decir, ¡que tienen esa extensión! Además esas frases, ¡solamente están separadas, y enlazadas, por comas! ¡Comas como único signo de puntuación! ¡Es admirable! En suma, es un texto de gran belleza expresiva y de una decidida condición reflexiva enmascarada en lo narrativo, que, además, ¡exige del lector un alto grado de concentración!».
¡Corrijan el resto de la reseña a su gusto!