21/11/2024
Arquitectura
Desmantelan obra de Díaz Infante
Juan José Díaz Infante es una de las aves raras de la arquitectura mexicana. Seguidor de las ideas del visionario arquitecto Buckminster Fuller, se consideraba más un diseñador de espacios, de hábitats o “pieles” que de edificios. Tanto así que, después del temblor de 1985, el polémico arquitecto se dio a la tarea de construir una vivienda antisísmica; el experimento terminó en 2002 en la casa de Ámsterdam 270, en la colonia Condesa de la Ciudad de México. Diez años después, en 2012, Díaz Infante falleció. Al respecto, el crítico y editor Alejandro Hernández Gálvez escribió en el blog de Arquine:
Ayer falleció el arquitecto Juan José Díaz Infante (1936-2012) a los 75 años de edad. Para Díaz Infante la arquitectura no existe, se trata sólo de “pieles en el espacio”. Personaje sui generis y polémico de la arquitectura mexicana de la segunda mitad del siglo XX, inventor de neologismos como la kalikosmia –de calli, casa en náhuatl, y cosmos, universo en griego–, defensor del uso de nuevos materiales, distintos incluso de aquellos que hicieron posible la arquitectura del siglo XX –como el acero y el vidrio–, en especial de los plásticos sintéticos, en un texto publicado en la revista Calli (1967) afirma que el plástico resolvería “la crisis de habitación, de la enseñanza, del transporte, del crecimiento urbano…”.
Actualmente la casa de Ámsterdam 270 es propiedad de la inmobiliaria Odisea Chiapas, y desde hace dos años está siendo desmantelada. El 18 de julio de 2015 Silvia Isabel Gámez publicó en Reforma:
El arquitecto Juan José Díaz Infante (1936-2012) ideó su casa de Ámsterdam 270, en la Colonia Condesa, como un inmueble antisísmico. Resistió temblores, pero no el abandono.
“Está en peligro de desaparecer”, advierte el hijo del arquitecto, Juan José Díaz Infante Casasús. “Los dueños quieren hacer departamentos y están viendo de qué manera la destruyen”.
Una parte de la estructura exterior de la casa ha sido retirada o cubierta con malla de alambre. Hay basura en el patio y es posible ver el suelo excavado en el interior. Un guardia vecino afirma que, desde hace meses, nadie de la inmobiliaria a la que pertenece ha visitado el lugar.
Al tiempo que su casa se desmorona, el INBA rinde homenaje a Díaz Infante con Las pieles del espacio, en el Museo Nacional de Arquitectura del Palacio de Bellas Artes, una exposición que es como “un códice”, según el curador, su hijo Juan José.
De la inmobiliaria Odisea Chiapas no es posible saber mucho, no cuentan con página web. El 11 de marzo de 2016 el portal Diario de Chiapas dio a conocer la inhabilitación la constructora por parte del Gobierno:
Por incumplir daños a viviendas de la capital tuxtleca durante el 2012, la Dirección General de Controversias y Sanciones en Contrataciones Públicas, informó que la empresa Odisea de Chiapas S.A de C.V. se encuentra inhabilitada debido a la resolución del 12 de febrero de este año, por lo que también se hizo acreedora de una sanción administrativa dentro del expediente SAN/085/2013. Cabe señalar que dicha empresa en el 2012 fue señalada por incumplir la reparación de daños de vivienda en Tuxtla Gutiérrez.
A pesar de estar clasificada como una obra parte del Patrimonio Cultural Urbano por la Seduvi, la última morada del arquitecto Juan José Díaz Infante permanece olvidada. Y no es de extrañarse, según Mario Ballesteros, director de Archivo. Diseño y Arquitectura (en entrevista con La Tempestad):
Existe una generación olvidada o menospreciada de arquitectos como Javier Senosiain, Juan José Díaz Infante, el mismo Agustín Hernández, considerados hasta hace poco excéntricos y posmodernos, y que nadie ha tomado en serio, pero son vástagos fascinantes del modernismo mexicano. Díaz Infante es quizás el arquitecto mexicano más experimental del siglo XX. En las escuelas alaban a Buckminster Fuller, pero nadie habla de Díaz Infante.
Respecto a la casa de Ámsterdam 270, creo que es indignante ver la absoluta indiferencia de las instituciones y de los arquitectos mismos: hace dos años que está abandonada y varios meses que la están demoliendo y nadie dice ni pío. Luego se rasgarán las vestiduras, pero no hay nadie vigilando y defendiendo el patrimonio moderno, sobre todo de la segunda mitad del siglo XX. Ni Patrimonio UNAM ni Documentación y Conservación del Movimiento Moderno en Arquitectura (DOCOMOMO) se han pronunciado acerca del asunto.
Mientras la casa de Ámsterdam, seccionada en el prisma, la esfera y el nanotubo, espera por su recuperación o desaparición, recordemos unas palabras del excéntrico Juan José Díaz Infante que podrían aclararnos su destino:
Soy atemporal, no estoy en la historia porque estoy más en la ciencia que en el estilo. No estoy en una época. Mi obra ha evolucionado conforme a las diferentes estructuras que he realizado. Cada programa lo trato diferente y en cada obra aporto algo que niego en la siguiente.