La princesa de Francia (2014), resume varias de las características de la obra de Matías Piñeiro (Buenos Aires, 1982): con el teatro como núcleo conceptual, la cinta difumina su propia narrativa por sobreabundancia dialógica. Ganador en dos ocasiones del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI), su filme más reciente, Hermia y Helena (2016), se estrenó recientemente en México.
¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?
Ir al cine.
¿Qué palabra utiliza con más frecuencia?
Puede ser.
¿Cuál fue el último libro que le resultó admirable?
Cuento para una persona (2014), de Laura Petrecca.
¿Y película?
The Return of the Secaucus 7 (1979), de John Sayles.
¿Qué disciplinas artísticas le interesan además de la suya?
La pintura.
¿Qué música lo conmueve?
Ayer escuché y me conmovieron: “Sugar Cane”, de Scott Joplin; “Ask”, de The Smiths; “Sombras nada más”, de Libertad Lamarque; y la sinfonía no. 3 de Schumann.
¿Qué le indigna?
Una película vil.
¿Qué lo alegra?
Una buena película.
¿Por cuál ciudad siente debilidad?
Por Buenos Aires.
Mencione un momento del día que disfrute particularmente.
La mañana, cuando todavía hay tiempo para hacer todo.
¿Cómo descubrió su vocación?
Mirando películas y haciendo un examen de historia en la escuela secundaria.
¿Se identifica con algún personaje de la ficción?
Con una mezcla entre Jerry Lewis y Emma Bovary.
Publicado en La Tempestad no. 104 (septiembre-octubre de 2015)