25/11/2024
Cine/TV
Sensibles, educados y neuróticos
El nuevo filme escrito y dirigido por Noah Baumbach, The Meyerowitz Stories (que podría traducirse como Los relatos de los Meyerowitz) se estrenó este mes en Netflix. El filme sigue al núcleo de una familia neoyorquina que ha vivido bajo la sombra de su patriarca, Harold Meyerowitz (Dustin Hoffman), un escultor en declive. Excepto por De Palma (2015), el documental sobre el realizador que co-dirigió con Jake Paltrow, la mayor parte de la obra de Baumbach nunca ha dejado de explorar –desde la comedia y el drama– los extraños comportamientos de la sociedad educada, y extremadamente neurótica, de los EEUU (naturalmente, su filmografía inició con una película de campus, Kicking and Screaming, de 1995, que reflejó la experiencia de Baumbach en Vassar). No es difícil comprender por qué a menudo se le ve como una especie de heredero de Woody Allen (un territorio al que también Louis C.K. se ha acercado, no sólo con su serie cómica Louie sino con su largometraje I Love You, Daddy, estrenada el pasado septiembre en festival internacional de cine de Toronto).
En su onceavo largometraje Baumbach no quita el dedo del renglón y vuelve a colaborar con uno de sus actores fetiche: Ben Stiller (quien ya había participado en Mientras seamos jóvenes, de 2014, y en Greenberg, de 2010, filme en el que el director también comenzó a trabajar con Greta Gerwig, quien participaría en Frances Ha, de 2012, y en Mistress America, de 2015). Estamos, pues, en un territorio conocido: una comedia con tintes dramáticos que no desaprovecha la oportunidad para desenmascarar dinámicas del mundo del arte contemporáneo, especialmente de cara a los familiares de los artistas (si un artista goza de éxito en una familia, ¿hay posibilidad de que se nutra la sensibilidad creativa en el resto?).
Subtitulada “New and Selected”, como si tratara de uno de los típicos paratextos que acompañan a las colecciones de cuentos, el filme no deja de recordarnos que ha sido formado como si se tratara, en efecto, de una colección de historias en torno a una familia. Es un género tradicional en la narrativa norteamericana, especialmente en la que ha orbitado a la escuela judía de Nueva York (desde Malamud hasta Roth, pasando por Bellow), pero tal vez su ejemplo paradigmático se encuentre en las historias que Salinger escribió sobre la familia Glass. Así, vemos una serie de viñetas que se enfoca en los distintos miembros de la familia, empezando por Danny Meyerowitz (interpretado por Adam Sandler que vuelve con soltura al drama, como no lo había hecho desde Embriagado de amor, de 2002); Matthew Meyerowitz (Stiller) y Jean Meyerowitz (Elizabeth Marvel). La forma del filme incluso le es fiel a uno de los tópicos de la narrativa más clásica (y podría decirse convencional) estadounidense, a saber, la visita dramática al hospital.
Y aunque pareciera que la tensión dramática del filme descansa en las “vidas paralelas” de los hermanos varones (uno fue preferido por el patriarca, o al menos así lo cree el otro) vale la pena repensar el lugar que ocupa la discreta historia de Jean Meyerowitz (presentada apenas con un paréntesis), especialmente a la luz de los filmes de Baumbach en los que optó por poner su atención en la vida de mujeres (Margot en la boda de 2007 y las protagonizadas por Gerwig). En contraste, las fricciones de los hermanos Meyerowitz obtienen un cariz… ridículo e infantil, un poco como el humor de pastelazo con el que normalmente se recuerda el trabajo de Stiller y Sandler (y que, dicho sea de paso, Baumbach tampoco desaprovecha aquí).