21/11/2024
Artes visuales
‘El tendedero’ de Mónica Mayer en Washington
¿Has denunciado o denunciarías el maltrato como mujer? ¿Por qué? ¿Qué has hecho o qué podrías hacer en contra de la violencia hacia las mujeres? Las preguntas anteriores surgen de los cuestionamientos que hace la artista mexicana Mónica Mayer en la muestra El tendedero/The Clothesline Project, que se presenta estos días en el National Museum of Women In the Arts de Washington D. C.
Mayer, que inició sus exploraciones feministas en el campo del arte en la década de los setenta, transforma el tendedero, un objeto tradicionalmente femenino, en una herramienta diseñada para involucrar a la comunidad y facilitar un diálogo sobre la experiencia de las mujeres con la violencia, incluidos los temas de acoso sexual, violencia doméstica y trata de personas.
La mecánica que plantea la muestra es tan simple como efectiva: los participantes escriben sus respuestas a las interrogantes en pequeñas papeletas rosas que después cuelgan en el tendedero, esta forma de «tender» da la oportunidad de leer las respuestas de otras personas. En la publicación de la muestra Mónica Mayer. Si tienes dudas… pregunte: una exposición retrocolectiva, que se presentó en el MUAC en 2016, se puede leer: «La pieza El Tendedero fue presentada por primera vez en una exposición colectiva en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México en 1978. Una segunda versión se realizó en Los Ángeles en 1979 dentro del proyecto visual Making it Safe de Suzanne Lacy. La pieza ha sido reactivada en otros contextos, con preguntas relativas a las problemáticas en ellos, como en la exposición Sin centenario ni bicentenario: revoluciones alternas en la Universidad Iberoamericana en 2009”.
El tema de la violencia contra las mujeres ha obtenido una nueva visibilidad mediática, especialmente desde las denuncias al comportamiento de hombres poderosos como Harvey Weinsten, productor de Hollywood, y Knight Landesman, ex editor de ArtForum.
En un panel de discusión reciente Mayer dijo: «¿Qué ha cambiado en cuarenta años? Lo único que ahora es diferente es que no soy la única que lo hace «.