21/11/2024
Artes visuales
Casa para el arte vivo
Óscar Benassini comenta la arqueología irónica de Abraham González Pacheco, que realiza una excavación en el patio de unas de las casas de Biquini Wax.
En las casas de Biquini Wax siempre están sucediendo muchas cosas. Porque, como Le Corbusier dijo una vez, «una casa es una máquina para vivir». Las casas de Biquini Wax son justamente eso: fábricas de arte. O bueno, no digamos máquina ni fábrica, digamos comuna y comunidad. Digamos: casa para el arte o casa para hacer arte. En las casas para el arte de Biquini Wax siempre está sucediendo algo distinto a lo que sucede en el museo y en la galería: un arte doméstico, en compañía de personas.
En la casa de Dr. Gilberto Bolaños 34, en la colonia Buenos Aires de la Ciudad de México, se descubrió un yacimiento arqueológico. El artista de Malinalco Abraham González Pacheco inició una excavación medianamente profunda en el patio de la casa para encontrar vestigios modernos de este vecindario, fundado hace cien años. La arqueología nace de la especulación y en al accidente. Como casi todo lo que sucede en las casas de arte de Biquini Wax, la acción de González Pacheco es al mismo tiempo irónica y genuina. Es improbable que bajo la tierra se encuentren artefactos precolombinos, pero sí productos manufacturados por manos humanas en fábricas grandes y pequeñas, vestigios del Antropoceno. Lo encontrado se puede ver en el museo de sitio del yacimiento: tuercas, fierros, muñecos, una botella, una mandíbula de gato. Nada relevante, basura, subproductos de una sociedad industrializada. La arqueología irónica de González Pacheco solamente tiene sentido ahí, en la casa de Biquini Wax. Es una tarea absurda: dedicarse diez días a excavar con pico y pala, hacer una fosa, ver la fosa y reunirse alrededor para especular acerca de cualquier cosa: el turismo cultural, la invención priista de Teotihuacán, los monumentos burocráticos, la orfandad cultural del mexicano moderno, la Revolución Mexicana, la paternidad, los bordes entre arte y vida, etcétera. No es monetizable, es meramente afectivo.
En las semanas siguientes el yacimiento se convertirá en un espacio aprovechable por otros artistas, se transformará cada ocho días. La fosa arqueológica será una alberca y una pasarela de moda, entre otras cosas. Adoptará otros usos. El yacimiento de Abraham González Pacheco y las actividades colectivas que vienen son el último proyecto de arte de Biquini Wax en esa casa. La sede de Dr. Bolaños 34 cerrará el mes que viene, los patronos la recuperarán para darle otro uso, el predio dejará de estar animado, la casa para el arte vivo se convertirá en casa para el arte muerto.
Sirva esta breve nota, también, como un anuncio a la comunidad: la comuna Biquini Wax busca casa.
Una aclaración pendiente