“Mi intención es liberar al theremín de su papel únicamente melódico-inquietante y conseguir hacer canciones”, confiesa el músico español Javier Díez Ena. El theremín es, en algún sentido, el antepasado directo de los sintetizadores. Su sonido es reconocible a la primera escucha y está asociado al cine de ciencia ficción y de suspenso. Este terreno no le es ajeno a Díez Ena, que ha colaborado con su música tanto en películas como en piezas de teatro. “Yo creo que mi abordaje del theremín es experimental, a ratos, pero también muy disfrutable”, dice el músico, que el martes 22 de mayo ofrecerá una clase maestra en el Centro Cultural de España sobre el rol de este instrumento en la cultura popular. Dos días después, el theremista dará un recital a las 21:00 horas, en el marco de Terrazas Magnéticas, evento que busca convocar a los amantes de la música y la noche en centro de la Ciudad de México. En esta charla, Díez detalla su interés por el singular sonido del theremín.
El theremín es un instrumento insólito. Cuando uno lo escucha de inmediato se remite a ciertas imágenes y sensaciones. En México diríamos que «nos pone los pelos de punta», nos inquieta, por decirlo de otra manera. ¿Cómo fue tu acercamiento a este instrumento?
Cuando era adolescente era muy aficionado a las películas de ciencia ficción, donde a menudo oímos esos sonidos desasosegantes. Sin conocer el instrumento me llamaba la atención su timbre ululante y único. En los años noventa descubrí lo que era un theremín. En aquella época era bastante complicado conseguir uno. En 2004, finalmente, conseguí uno de segunda mano, un Jaycar pequeñito. A partir de ahí comencé a investigar y comprar modelos más profesionales, como el Moog Etherwave Standard y uno de los últimos Moog Ew Pro, que salió de fábrica en 2007. Durante los siguientes años se corrió la voz de que tocaba este instrumento y, sin proponérmelo, empezaron a llamarme para presentarme en directo, en eventos diversos.
¿Cómo se define el theremín en términos materiales?, ¿a partir de qué elementos o movimientos produce sonidos?
El sonido en el theremín se genera porque hay dos osciladores de frecuencia variable dentro del instrumento dando el tono. Hay, además, un campo electromagnético creado en torno a las dos antenas, la de volumen y la antena de tono; cualquier medio que transmita electricidad, como el caso del cuerpo humano, altera el campo electromagnético y de esa manera varía la altura de ese tono, es decir que se puede hacer más agudo o más grave, según nos acerquemos o nos alejemos de la antena de volumen. Afinando adecuadamente el theremín y utilizando ciertas técnicas podemos llegar a extraer melodías simplemente moviendo las manos en el aire. La mejor thereminista de la historia, Clara Rockmore, inventó la digitación aérea, una forma de hacer escalas en el aire. En realidad es sólo una guía ya que no hay nada que indique dónde está cada nota.
Escuchando tu disco Theremonial (2017) se percibe que has expandido el uso de este instrumento, sacándolo del espectro que lo asocia a imágenes inquietantes. ¿Cómo ha sido este plan musical para desbordar las posibilidades del theremín?
Mi propia historia como músico siempre se aboca a la mezcla, lo bastardo. No me gusta limitarme a un estilo preestablecido. Quiero encontrar nuevos sonidos o, al menos, intentarlo. Las piezas que se consideran como canónicas para el theremín las estudié pero nunca quise mostrarlas en público. Yo quería sacarlo de la atadura de esa dicotomía entre virtuosismo o ruido amedrentador, entonces lo que hice fue tomar otro camino. En 2014 empecé a grabar temas utilizando exclusivamente este instrumento y tuve clara la intención forzar de sus posibilidades y su musicalidad, tratando que el theremín se enfrentara y complementara con los roles asociados a una banda: bajos, ritmos y percusiones, armonía y, por supuesto, melodía.
¿En qué consistió tu colaboración en la pieza de teatro sobre Hitchcock llamada Suspenso?
Hitchcock fue uno de los primeros directores en utilizar un theremín en sus bandas sonoras, en concreto en la película Recuerda (1945). Suspenso fue una experiencia muy enriquecedora que, además de ofrecer nuevas perspectivas sobre Hitchcock, me permitió trabajar con Víctor Coyote, guionista y actor de la pieza. Coyote fue líder y cantante de Los Coyotes, un grupo señero de la movida madrileña. Compuse algunas piezas para theremín y contrabajo para la obra, que ejecuté en vivo durante la temporada en que se presentó la pieza.
Además de músico y compositor, también eres periodista. ¿En qué consiste tu labor de divulgación de estas músicas que se podrán escuchar en el Centro Cultural de España –como parte del programa Terrazas Magnéticas– en breve?
Por un lado está el concierto, en el que interpretaré temas de Theremonial. Haré loops en directo con dos theremines, muchos pedales que están acompañados de visuales. Por otro lado, está el taller de introducción al theremín, que incluye también una clase práctica. En este taller o masterclass ofreceré una visión global del instrumento, de su inventor, la sorprendente biografía de éste y, también, de su importancia y su influencia en la cultura contemporánea: en cine, cómic, literatura, publicidad, televisión y, por supuesto, música. La clase práctica incluye algunas técnicas básicas de digitación, formas para afinarlo y hará especial hincapié en las posibilidades que he encontrado utilizando determinados pedales de efectos.