La Tempestad

La Cineteca Nacional y el Centro Cultural de España en México (CCEMx) han colaborado para traer a la Ciudad de México la muestra del cine español independiente La Ola. Se trata de la cuarta edición de esta selección, fundada en 2015, que busca comunicar al cine español con las Américas: dirigida por la realizadora Rocío Mesa desde Los Ángeles, ya ha tenido exhibiciones en esa ciudad así como en Nueva York. Así lo explicó Mesa: «La Ola fue una idea de Playtime Audiovisuales, una empresa de difusión y exhibición audiovisual de Madrid, que vio la oportunidad de crear una colaboración conmigo y con La Panda Producciones, puesto que vivimos y trabajamos en Los Ángeles”. El programa, que llega a partir de mañana a la Ciudad de México (con proyecciones, tanto en el CCEMX como en la Cineteca) y se mantendrá vigente hasta el 10 de junio, se compone de cortometrajes y largometrajes, todos ellos de realizadores españoles independientes que merecen una visibilidad mayor. En palabras de su directora, la iniciativa surge porque alrededor de la segunda década de los dos mil aparece una nueva generación de cineastas españoles que comienzan a crear películas de gran calidad, ofreciendo nuevas propuestas narrativas y visuales, utilizando bajos presupuestos.

Los ocho títulos que se exhibirán, y que pueden consultarse aquí, tienen una clara afinidad por el lenguaje del cine documental (incluso las obras de ficción que se exhibirán, como Júlia Ist (2017), de Elena Martin, parecen optar por un acercamiento naturalista a sus temas). Tal vez no deba sorprendernos, dado que Mesa se formó precisamente como documentalista. Los ecos de la afinidad se notan no sólo en obras como Donkeyote (2017), de Chico Pereyra; El mar nos mira de lejos (2017), de Manuel Muñoz; o Niñato (2017), de Adrián Orr, sino en las cintas híbridas que tienden a lo ficcional que conforman la muestra, incluyendo Los desheredados (2017), el celebrado cortometraje de Laura Ferrés. A propósito del lenguaje compartido, Mesa nos dijo: “Nos interesan mucho aquellas películas que no trazan líneas divisorias entre la realidad y la ficción. Nos inspiran los trabajos híbridos en los que el espectador se sumerge en una historia que bien podría ser real o ficticia, de forma indeterminada. Esto es algo que efectivamente se ve con total claridad en cintas como El mar nos mira de lejos o en anteriores películas de nuestra programación como Slimane, de José Alayón o Dead Slow Ahead, de Mauro Herce”.

De acuerdo con Mesa, el lenguaje compartido –que mezcla narrativas documentales con ficcionadas– es propio del cine español contemporáneo (que sigue la estela de autores como Víctor Erice, José Luis Guerín, Isaki Lacuesta, Mercedes Álvarez o Neus Ballús). La organizadora del ciclo asegura que el máster documental de creación de la universidad Pompeu Fabra, donde dan clases algunos de estos cineastas, también ha sido “una buena cantera”. En ese sentido, La Ola merece también la atención por su espíritu pedagógico: la primera edición en la Ciudad de México contará con una clase magistral, a cargo de Laura Ferrés, quien por Los desheredados, una pieza que oscila entre el documental y la ficción, fue galardonada con el Discovery Prize de la Semana de la Crítica de Cannes en 2017 y con el Premio Goya como mejor cortometraje, el mismo año. Su clase magistral se llevará a cabo el sábado a partir de las 17:00 horas, en el CCEMX, seguida por una proyección del corto y una sesión de preguntas y respuestas.

La crisis

Los desheredados es sólo una de las obras que se enfrenta a su tiempo, con un retrato concreto de un hombre, Pere Ferrés, quien ante la crisis española se vio obligado a expandir su negocio de autocares al rubro de las despedidas de soltero. El cortometraje de Laura Ferrés es un retrato de su padre, de una generación anterior, que explora el lugar de la dignidad en esta valiente época… De alguna forma, el tema tiene su eco en la selección realizada por La Ola se trata, finalmente, de un cine que ha tenido una buena circulación en distintos festivales internacionales (la Berlinale, Rótterdam, Locarno, Cannes); al mismo tiempo, debido a sus apuestas formales, Mesa asegura que se enfrenta a serias dificultades de distribución debido a la falta de recursos y a la imposibilidad de competir con películas más comerciales en los canales de distribución tradicionales.

El realizador Adrián Orr, que participa en la muestra con su cinta Niñato, secunda esa opinión: “En España se hacen muchas películas al año, casi todas dentro de los parámetros de cine industrial con vocación comercial. Me parece que La Ola da visibilidad al cine español más joven y arriesgado. Son películas que representan muy bien la cultura y la realidad de nuestro país, desde una mirada diferente”. Con Niñato, por la que Orr recibió el premio a la mejor película en el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires, tenemos otro caso de un retrato que funciona también por su precisión histórica: la de un padre soltero, David Ransanz, quien divide su tiempo –campeando la crisis y la depresión– en criar a sus hijos y en desarrollar una “carrera” como cantante de hip hop. Por supuesto, Niñato –filmada en el transcurso de cuatro años– no sólo habla sobre la crisis española, sino de una característica típica de las vocaciones e industrias creativas: la prolongación de lo adolescente y lo juvenil, y las dificultades para balancear esas inquietudes o intereses con responsabilidades adultas o materiales. “Creo que es una actitud muy de nuestros tiempos y de nuestra generación”, considera Orr. «Hay una aparente contradicción en el protagonista, entre su forma de vida, sus responsabilidades como padre y su vocación con la música. Pero es honesto con los demás y muy consciente de que no va a conseguir ‘triunfar’ económicamente. La hace por otros motivos. Creo que su pasión por la música y no renunciar a lo que siempre imaginó que quería hacer, alimenta su pasión por los niños y le hace ser mejor padre. Me encanta cómo enseña autonomía a los pequeños, incluso cuando él, como adulto, como padre, no tiene toda la autonomía que le presupone”.

La circulación que han tenido cintas como Niñato permite la extraña oportunidad de contrastar públicos, ya sea en el circuito de festivales como en muestras como La Ola. ¿Pero ha sido así para esta cinta de Orr? ¿Ha sido recibida de distintas formas en su paso por diferentes latitudes? “Esencialmente no”, considera Orr. “Creo que la película crea mucha empatía en el espectador, porque representa realidades muy cotidianas a pesar de lo singular de esta familia y sus relaciones. Lo que sí me ha llamado la atención es que alguna vez pensaron que la familia de David era clase media española, durante los años de la crisis. La familia de David es una familia de clase trabajadora en España, que vive con cierta precariedad, pero claro hay un salto y gran contraste, si la comparas con la pobreza enquistada en América Latina. Las desigualdades de clase en países como Brasil, México o Argentina son enormes y mucho más evidentes. En España han conseguido difuminar ese sentimiento de clase, aunque no las diferencias sociales y económicas”.

El nuevo cine español ha encontrado aliados a través de La Ola, algunos sorprendentes si consideramos que se dan en la meca del cine taquillero, Los Ángeles, a través de la American Cinemateque y el Los Angeles Filmforum; en Nueva York encontró apoyo en el Anthology Film Archives y en Spain Fresh. Ahora, gracias al CCEMX y la Cineteca Nacional, expande su impacto hacia el público mexicano.