24/11/2024
Literatura
Censura literaria
Movimientos como Black Lives Matter y #MeToo han afectado las discusiones de personajes y obras artísticas. Aquí, una compilación de libros cuyos argumentos –como el racismo y la pederastia– han suscitado y revivido polémicas, además de haber sido censurados
Parte de los cambios de comportamiento a nivel individual y colectivo que han incitado y demandado movimientos recientes como Black Lives Matter y #MeToo en Estados Unidos han implicado una nueva evaluación de personajes y obras del mundo artístico. Desde el recordatorio sobre la misoginia de Picasso hasta la campaña para retirar la pintura de Balthus Teresa soñando (1938) de los muros del MET de Nueva York, las discusiones alrededor de la censura artística y la identificación de obra y autor se han extendido a todos los ámbitos culturales.
El caso más reciente es el de La muerte del comendador, la más reciente novela de Haruki Murakami. Ésta ha sido considerada como indecente en Hong Kong, cuyo gobierno decidió que ninguna persona menor de edad podrá comprarla en librerías. En las mesas de novedades el libro –que sigue a un retratista que cambia de residencia luego de una crisis de pareja– se distribuirá con un envoltorio que advierte de su supuesto carácter inmoral.
La siguiente es una compilación enfocada exclusivamente en lo literario, en libros que han suscitado y revivido polémicas y, en algunos casos, ha provocado la censura por parte de las autoridades.
Lolita, de Vladimir Nabokov (1955)
Quizá la novela de Nabokov sea la obra más debatida, atacada y defendida por partes iguales. Lolita está en el centro de las polémicas sobre la pederastia y el consentimiento sexual. Rodeada de controversia desde su publicación, el clima político actual ha motivado la reevaluación de temas esenciales que aborda la narrativa, entre ellos la relación entre el autor y el protagonista masculino de la ficción, así como la proyección y la representación de la sexualidad del personaje que da nombre al libro, una niña que apenas cuenta con doce años de edad.
Ragazzi di vita, de Pier Paolo Pasolini (1955)
Dos décadas antes de Saló o los 120 días de Sodoma (1975), última película de Pasolini estrenada poco después de su asesinato, la cual fue severamente censurada por la violencia infantil que retrataba, Pasolini publicó la novela Ragazzi di vita, que se traduce literalmente como “muchachos de vida.” La novela narra la vida de un joven homosexual propenso a las actividades ilícitas, vago por naturaleza, cuyas aventuras implicaban prostituirse y robar. Al momento de su publicación, Ragazzi di vita generó gran controversia, no sólo entre la clase gobernante liderada por el partido cristiano demócrata, sino también entre el partido comunista, a pesar de que las intenciones de Pasolini, cuya ideología y afiliación política eran comunistas, eran retratar a las clases económicamente marginadas de la sociedad italiana.
Howl and Other Poems, de Allen Ginsberg (1957)
Probablemente el poemario más famoso de Allen Ginsberg, que alcanzó gran notoriedad por ser parte de la generación beat, Howl and Other Poems fue reconocido inmediatamente por su proeza literaria. Con un prefacio de William Carlos Williams, la primera edición de Howl, sin embargo, tuvo que lidiar con la conservadora sensibilidad estadounidense que encontraba ofensivos los pasajes donde Ginsberg describía el uso de drogas o ciertas prácticas sexuales. En particular fue la línea “who let themselves be fucked in the ass by saintly motorcyclists, and screamed with joy” fue la que repercutió en un juicio por obscenidad en contra de Ginsberg y que causó que el vendedor de libros Shig Murao y el también poeta y editor de City Lights Lawrence Ferlinghetti fueran arrestados por distribuir el libro.
Matar un ruiseñor, de Harper Lee (1960)
Elusiva hasta su muerte, Harper Lee publicó sólo dos novelas, Matar a un ruiseñor, con la que ganó un premio Pulitzer en 1961, y Ve y pon un centinela, la cual es en realidad una agonizante estrategia mercantil por disfrazar una versión anterior de Matar a un ruiseñor como su secuela, publicada un año antes de la muerte de la autora en 2015. A pesar de su centralidad en el canon literario estadounidense del siglo XX, Matar a un ruiseñor ha sido objeto de censura en tiempos recientes debido a que el racismo es parte de su discurso narrativo, y particularmente a causa de la recurrencia de un insulto peyorativo específico –la expresión nigger–, cuyo uso en la actualidad exhibe la violencia inherente a las tensiones raciales contemporáneas en la sociedad estadounidense. La obra de Lee ha sido retirada de varias escuelas que argumentan que legitima el uso de insultos racistas.
Aura, de Carlos Fuentes (1962)
A pesar de haber sido escrita durante el boom latinoamericano de los sesenta, Aura, la famosa novela de Carlos Fuentes escrita en segunda persona, se vio inmersa en un ridículo escándalo generado por Carlos Abascal, el entonces secretario de trabajo durante los primeros años del gobierno de Vicente Fox. Sin considerar la importancia literaria de la novela de Fuentes para las letras mexicanas, Abascal atacó la asignación del libro a su hija en su clase de literatura de tercer año de secundaria, debido a la descripción de una escena sexual frente a un crucifijo. El escándalo causó el despido de la maestra de secundaria y varias voces de solidaridad provenientes de la derecha mexicana, entre ellas luminarias de la talla de Jorge Serrano Limón, Martha Sahagún y Norberto Rivera.
Al morir Jonathan, de Tony Duvert (1978)
La obra de Tony Duvert implica simultáneamente una ruptura y una extensión de la tradición francesa de literatura homosexual. A pesar de continuar las temáticas homoeróticas de Proust, Genet y Cocteau, el enfoque de Duvert presenta la homosexualidad exenta de estereotipos y convenciones, definiéndola como una identidad fluida y maleable y de ninguna manera negativa. Aunado a esto hay que resaltar la recurrencia de inclinaciones pederastas en su narrativa, muchas veces autobiográfica, las cuales fueron toleradas durante la década de los sesenta y setenta en Francia pero pronto censuradas con el advenimiento de la conservaduría de las siguientes décadas. Tras morir en 2006 en el absoluto olvido, la obra de Duvert ha sido revalorada.
Gente en julio, de Nadine Gordimer (1981)
Un premio Nobel y un premio Booker sustentan la trayectoria literaria de la sudafricana Nadine Gordimer, fallecida en 2014, que fue una crítica activa del apartheid en Sudáfrica. En ese periodo escribió decenas de libros donde atacaba la exclusión racial que la rodeaba, por lo cual muchos de sus libros fueron censurados en el país africano hasta la caída de las políticas de segregación. Además de La hija de Burger, de 1979, la novela Gente en julio fue prohibida durante muchos años en su país. Gente en julio narra una guerra civil ficticia que pone fin al apartheid y gran parte las razones por las que fue censurada se deben al retrato que la novela ofrece de las relaciones raciales en el país sudafricano.
Prince y Léonardours, de Mathieu Lindon (1987)
Hijo del prominente editor Jérôme Lindon, director de ediciones Minuit, amigo de Michel Foucault y periodista para el periódico Libération, Matthieu Lindon es una figura intelectual de importancia para la izquierda francesa contemporánea. Envuelto en un par de controversias –la más reciente contra el ex candidato fascista a la presidencia francesa Jean-Marie Le Pen– la obra literaria de Lindon también ha sufrido censura estatal, en particular su novela Prince y Léonardours. Abiertamente homosexual, Lindon escribe con frecuencia sobre la homosexualidad y de manera violenta en Prince y Léonardours, razón por la cual el Ministerio de Cultura francesa intentó prohibir el libro, teniendo que retractarse poco después gracias a la indignación de varias figuras literarias.