Hoy se estrena Restos de viento, el segundo largometraje de la directora mexicana Jimena Montemayor (Salamanca, Guanajuato, 1983). La película, que cuenta la historia de una mujer –a la que da vida Dolores Fonzi– incapaz de hacerse cargo de sus hijos, fue reconocida con los premios de mejor película y dirección en el Festival de Cine de Guadalajara el año pasado. Aquí, Montemayor responde el siguiente cuestionario, cuya intención es explorar en la experiencia cinematográfica de los creadores fílmicos.
¿Cuál es tu primer recuerdo cinematográfico?
Tengo dos. Recuerdo que de niña acompañaba a mi madre viendo películas en blanco y negro que pasaban el viernes por la noche; a veces me quedaba dormida o interrumpía constantemente para que me leyera los subtítulos y otras me dejaba llevar por la historia y las imágenes. También me acuerdo de la sensación de llegar a casa de mi papá cargando tres o dos películas VHS en cada brazo para disfrutar el fin de semana.
¿A qué película siempre vuelves para reconfortarte como espectadora o inspirarte como creadora?
Como creadora a La ciénaga (2001), de Lucrecia Martel; y como espectadora a las sagas de Harry Potter o Los juegos del hambre.
¿Cuál fue la última película que te resultó admirable?
Son dos: First reformed (2017), de Paul Schrader; y Lazzaro felice (2018), de Alice Rohrwacher.
¿Qué desenlace fílmico te afectó más?
El de Pierrot el loco (1965), de Jean-Luc Godard.
¿Streaming o sala de cine?
Sala de cine, aunque veo mucho streaming porque algunas películas no llegan o llegan muy tarde a las salas.
Si el siglo XX fue el siglo del cine, ¿a qué corresponde el siglo XXI?
Cruzo los dedos para que sea el siglo de la evolución de la conciencia humana, pero probablemente sea el siglo de Internet, de las redes sociales y la interconectividad.
¿Cuál es tu imagen fílmica favorita?