Existen pocos movimientos en la historia del cine tan influyentes como la Nouvelle Vague. En el centro de esta rebelión contra el cine clásico estuvo el cineasta franco-suizo Jean-Luc Godard. Con filmes como Sin aliento (1960), Vivir su vida (1962) y Pierrot el loco (1965) desafió la narrativa convencional con un realismo provocador, en algunos puntos heredero de Bertolt Brecht: cortes abruptos para romper la cuarta pared y descubrir el artificio del montaje, uso de tomas largas, iluminación natural y enfoque profundo.
En sus 90 años, cumplidos el pasado 3 de diciembre, conviene revisar la última etapa de su carrera: una explosión tardía de creatividad aún más experimental que su período más exitoso e influyente. Un filme socialista (2010), Adiós al lenguaje (2014) y El libro de imágenes (2018) son ensayos que fragmentan la imagen y el sonido. Finalmente el enfant terrible se ha liberado de cualquier ápice de convención narrativa para dejar claro su testamento poético.
Un filme socialista
Un filme socialista fue el primer largometraje de Godard filmado en video de alta definición. Sin embargo, las imágenes fueron procesadas para conseguir la saturación de color y los fallos de las cintas analógicas.
Se proyectó por primera vez en la sección Una Cierta Mirada del Festival de Cannes de 2010. El crítico Michael Phillips escribió para el Chicago Tribune: “Aquellos que sean receptivos al sentido del humor de Godard encontrarán en Un filme socialista una provocación elusiva pero expansiva. Los menos receptivos lo encontrarán esquivo, punto”.
Godard ha rechazado en múltiples ocasiones la idea de que una película deba tener su origen en un guion. Para él es un instrumento contractual que se utiliza para calcular y, posteriormente, obtener el presupuesto de la producción. En 2013 mantuvo esa postura en la antológica 3x3D, al lado del británico Peter Greenaway y el portugués Edgar Pêra. El cortometraje se titula Los tres desastres y experimenta con las posibilidades de la tercera dimensión; el resultado es un ensayo vertiginoso y elocuente sobre la política, las artes y la sociedad. Significó una secuela formal de Un filme socialista y preparó al público para lo que vendría, su trabajo definitivo en 3D: Adiós al lenguaje.
Adiós al lenguaje
Godard y el cinefotógrafo Fabrice Aragno improvisaron su propio sistema 3D de bajo presupuesto fijando dos cámaras SLR –Canon 5D y Flip Mino– a un trozo de madera; podían operarlas sin un gran equipo. A diferencia de Un filme socialista, Adiós al lenguaje recibió en general críticas positivas y se alzó con el Premio del Jurado en el Festival de Cannes de 2014. El estilo visual fue revelador y definió una nueva etapa de Godard a sus ochenta años.
Varios expertos continúan analizando los temas de este ensayo fílmico, sobre todo el arriesgado y creativo uso del 3D. Aquí el artista llevó al límite su afán de romper las reglas al tomar una herramienta del cine del entretenimiento, utilizada sobre todo para expandir mercados, y experimentar con ella hasta convertirla en un medio que permite ver el mundo y los aspectos cotidianos con nuevos matices.
Todd McCarthy, crítico de The Hollywood Reporter, dijo que en Adiós al lenguaje sólo hay fragmentos de pensamientos, que no se desarrolla nada. Más tarde, Godard afirmó a los medios que el mensaje es la ausencia de mensaje. Aunque algunas de las imágenes de la cinta son nebulosas y poco comprensibles, los críticos han encontrado que alude a la importancia de ciertos eventos del siglo XX, como el comunismo.
Desde la década de los setenta la retórica revolucionaria y marxista del autor impregna sus películas, y ésta no fue la última vez que decidió usar el discurso político como punto de partida. Ese mismo año participó en otra película antológica sobre lo que ha representado Sarajevo en la historia europea durante los últimos 100 años: Los puentes de Sarajevo.
El libro de imágenes
El libro de imágenes se estrenó en el Festival de Cannes de 2018 y se convirtió en uno de los manifiestos más extremos sobre el montaje, un aspecto que Godard ha explorado desde Sin aliento, famosa por el uso de múltiples jump cuts para acentuar la falta de continuidad. Sus últimas películas, especialmente ésta, se moldean con ácido humor en torno al exilio, la colonización, la cotidianidad y la decadencia.
Para algunos críticos las cintas más recientes del Jean-Luc Godard son “incomprensibles”, y su complejidad hace que el contenido temático carezca de sentido. Otros, como Richard Brody de The New Yorker, opinan que la última película del mítico director presenta al cine –y al mundo en general– como un fracaso en sí mismo. El libro de imágenes se encuentra disponible en Netflix, para que cada espectador saque sus conclusiones.