23/11/2024
Literatura
En una lejanía inalcanzable
Nueve poemas, en versiones de Roberto Bernal, de uno de los mayores poetas italianos contemporáneos: Valerio Magrelli
Titulado en filosofía por la Universidad de Roma, el poeta, traductor y ensayista Valerio Magrelli (Roma, 1957) es uno de los autores más destacados de la literatura contemporánea, con una producción de poco más de una veintena de libros. Es especialista y profesor de literatura francesa, que enseña en las universidades de Pisa y Cassino. Desde el francés tradujo, entre otros, a Paul Valéry, Roland Barthes y Paul Verlaine. Agradecemos al autor que nos haya permitido la traducción y publicación de estos materiales, que en su mayoría provienen de Il sangue amaro (2014).
Si amor es la distancia que nos llama
Parece que la palabra griega para “belleza”
proviene del verbo “llamar”.
Si la primera condición de la felicidad
está en el requerimiento de ser arrancados de nosotros mismos,
“llévame contigo” quiere decir entonces:
“sácame de mí”.
Me asomo al barandal y miro hacia abajo
Tu cuerpo es mi barandal.
Puedo apoyarme en él,
porque no hay nadie.
Te has ido ya, desaparecida en lo hondo,
en el valle profundo de tu lectura.
Me apoyo en tus brazos
y observo allá abajo, en el barranco
donde te has metido, pequeñita, aislada.
En una lejanía inalcanzable
Cuando lees, te vas, me dejas solo
y además me impides seguirte.
Es como si, alejándote,
no me dijeras tu destino.
Aunque lo descubriera (y lo descubrí,
tan es cierto que puedo verte,
si sólo me inclino),
aún así no me permitirías acercarme.
La lectura es cruel, hostil y solitaria.
En el fondo de tu silencio, mientras lees
El vacío de tu cuerpo,
su silencio,
demuestra que el dueño no está en casa.
Sólo queda el sombrero, colocado sobre la silla
para ocupar el lugar del ausente.
Cuando lees, te vas, y me dejas solo.
Existen libros que sirven
Existen libros que sirven
para desentrañar otros libros,
pero escribir generalmente es ocultar,
sustraer de la realidad algo
que se echará de menos.
Esta mayéutica del signo
–señalando las cosas con su dolor–
enseña a reconocerlas.
Para una niña de seis años que no puede dormir
Pienso en ti como una Laika en órbita en el cielo deshabitado,
satélite pero cachorro de la oscuridad, cuerpo celestial
palpitando solo en el universo devastado
por el sueño.
Tienes los ojos abiertos en la noche,
encendidos por pensamientos que no son tuyos
y que te mantienen
en movimiento.
Solitaria en la elíptica,
muñeca astral,
preguntándose
cómo se hace para desaparecer.
La pluma nunca debe abandonar
La pluma nunca debe abandonar
la mano del que escribe.
Ahora es un hueso, un dedo.
Como un dedo, rasga, agarra e indica.
Es una rama del pensamiento
y da sus frutos:
ofrece abrigo y sombra.
Sentirse mal
Sentirse mal es como decir
que el dolor impide
escucharte a ti mismo.
El sufrimiento conduce
tu cuerpo lejos,
demasiado lejos para ser escuchado.
El bosque de mis pensamientos está en llamas
El bosque de mis pensamientos está en llamas.
Después del embate de la luz,
la ceniza cubre de vendas la tarde de la tierra.
Hay silencio a lo largo de los senderos
que conducen a los focos apagados.
Ahora será necesario liberar el suelo,
curarlo, cultivarlo y esperar
–con cariñosa cautela– nuevas plantas.
Ahora se deberá preparar un nuevo incendio.