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Música

Califato ¾: hasta que los sapos hablen

Califato ¾ es una pieza clave del nuevo panorama sonoro de España; platicamos con Lorenzo Soria, integrante del grupo afincado en Sevilla

Ricardo Pineda | jueves, 23 de septiembre de 2021

Califato ¾ retratados por Adrián del Campo

Como si fuera una tradición no escrita, de tanto en tanto España suele dar un reseteo a sus raíces musicales para reconfigurar, cuestionar y potenciar las reglas del juego. Moldear un canon fuera del mismo sin descuidar el rostro local, algo que hoy se refleja en nombres de alcance mundial como Rosalía, C. Tangana, Bad Gyal o El Guincho, o bien a través de la pléyade de traperos duros post Pxxr Gvng como Takers, Gipsy la Fe, incluso El Coleta, o bien en artífices mucho más radicales como Los Voluble, Niño de Elche, RomeroMartín, entre otros.

Para ser más minuciosos y poner el lente sobre el sur, ahí donde la riqueza andaluza clama por la reconsagración de su esplendor milenario, el grupo Califato ¾ viene a dar en el clavo con el crisol múltiple de la herencia gitana, donde ni la fusión ni la mezcla ni el sincretismo son en ningún momento un ardid chocoso o turístico con tintes globalizantes. Por el contrario, se trata de un combo maquiavélico, alucinante y gozoso, integrado en su tronco elemental por seis mentes antropófagas, provenientes de distintas influencias y latitudes sonoras para dar vida a uno de los proyectos más potentes del sur español.

Durante la continuación impostergable de la pandemia y el confinamiento de inicios de 2021, en febrero, Califato ¾ decidió disparar su segundo larga duración (tercera obra de estudio si contamos su EP debut, L’ambôccá, de 2018), que lleva por título La Contraçeña (Breaking Bass Records) y en el cual confluye todo el arrojo y el marasmo sonoro de la agrupación andaluza, que sabe hilvanar los cabos libres de un flamenco experimental con los breaks rotos, ensalzados con dub y juke entintado a lo jungle, cargado de su buena dosis arabesca de spoken word, atmósferas místicas y humor… mucho humor.

“En ningún momento tuvimos ninguna intención más allá de hacer música juntos, fuimos construyendo el discurso a partir de ahí. Nuestra música y forma de hacer siempre ha sido transgresora.”    

Raíces propias y ajenas

En lo que la gira de promoción del disco sucede por varios puntos de España, en medio de distanciamientos, cubrebocas y medidas restrictivas cambiantes, platicamos brevemente y a distancia con Lorenzo Soria, que además de encargarse de los beats más rotos y desternillantes del grupo tiene otro proyecto igual de alucinante, mucho más oscuro y ácido llamado Bazofia, el cual facturó uno de los mejores discos del subterráneo electrónico de 2019.

Según data en los testimonios y entrevistas de sus creadores, Califato ¾ nació como muchos otros grupos, donde el placer por juntarse, tocar, crear y experimentar con los colegas musicales arrojó sonidos completamente genuinos. Y es que más allá de que sus canciones dan fe de ese disfrute y el poderío propio de la cultura andaluza, algo que llama la atención a primera de oídas con Califato ¾ es que se apropia y vuelve clásico y tradicional el imaginario de lo que alguna vez fue “moderno” o futurista en la música electrónica, a través de beats rotos y agrestes, algo que para el combo afincado en Sevilla parece completamente natural: “Una consecuencia de nuestra forma de ser y del sitio donde vivimos. En ningún momento tuvimos ninguna intención más allá de hacer música juntos, fuimos construyendo el discurso a partir de ahí. Nuestra música y forma de hacer siempre ha sido transgresora y crítica con el entorno; de hecho, en mi opinión, estamos en nuestra etapa más políticamente correcta”, afirma Soria.

En esta misma idea, Califato ¾ pudiera percibirse como algo hiperlocal, arraigado en la imaginería de una parte específica de la historia de España y su encuentro con la cultura árabe, sin embargo los beats y la psicodelia pueden detonar un clic subconsciente con América Latina u otras latitudes de Europa e incluso de Asia, una visión que Soria comprende desde el hambre y la expresividad innata de los integrantes del grupo: “Nos encanta investigar sobre raíces y música antigua, ya sea de aquí o de la otra punta del mundo. En el caso de Andalucía es algo que llevamos mamando toda la vida, aun así es una fuente inagotable de inspiración y sobre todo de aprendizaje. Teníamos que mirar para dentro primero y después hacia afuera”.

Califato

Califato ¾ retratados por Adrián del Campo. Estilismo de Leandro Cano

“La gente que viene de sitios humildes suele cumplir dos premisas: la primera es la de compartir lo poco que se tiene y la segunda es la de tener sentido del humor para afrontar la realidad.”    

Humildad y generosidad

Además de una psicodelia completamente vibrante y las sugerencias alteradas, chuecas, dislocadas de su música, un elemento vital que también sorprende de Califato ¾ es en definitiva el humor, un recurso que suele ser muy intentado y poco logrado en los proyectos musicales de Hispanoamérica.

A pregunta expresa sobre la forma en la que el grupo mantiene fresco y dinámico este elemento, sin caer en un tema de fórmulas y repeticiones forzadas, Lorenzo Soria hace énfasis en que el humor es intrínseco en la cultura andaluza. Y añade: “Siempre se ha dicho que en el sur tenemos salero, o arte, o gracia. Y no les falta razón, un gaditano seguramente te hará reír mucho antes que uno de Valladolid. La gente que viene de sitios humildes suele cumplir dos premisas: la primera es la de compartir lo poco que se tiene y la segunda es la de tener sentido del humor para afrontar la realidad”.

“Nosotros estamos riéndonos y gastando bromas continuamente, no pensamos en hacerlo a propósito, nos sale solo. De hecho nos gusta darle poca importancia a gastar bromas, la gente sin sentido del humor no vale la pena, son unos amargados”, remata el beatmaker del grupo.

Hasta que los sapos hablen

Sin temor a equivocarnos, podríamos ver en La Contraçeña uno de los discos más vitales de habla hispana en 2021, percepción que quizá no sea tan compartida o difundida en tiempos pandémicos, que todo lo han trastocado y nos ha hecho pasar de largo sobre grandes discos como éste.

En este sentido podríamos decir que el galope y vitalidad más directa de Califato ¾ se ha dado en tiempos pandémicos, los cuales no han frenado (más o menos) los planes de la banda. “Desde que empezamos a dar conciertos, todos excepto el primero han sido con todas las medidas de seguridad pertinentes. Esto nos ha enseñado a dar un concierto en un teatro lleno de gente y a lidiar con que la gente no pueda mostrar tanto la euforia de la música en directo. Estamos contentos porque seguro que cuando esto termine vamos a poner los festivales boca abajo”, augura Soria, quien para cerrar reflexiona sobre el momento por el que está pasando la música de España, que parece haber dejado atrás el fulgor del rock indie de guitarras, pero que también va superando los purismos y atavíos folclóricos para incorporarlo a propuestas diversas e interesantes.

“ Hay infinidad de colectivos y allegados que formamos una ‘escena’, o como se quiera llamar, aquí en Andalucía.”    

Lorenzo Soria afirma que ahora mismo hay mucha gente mezclando música tradicional de cada sitio. “¡Y eso mola un montón! A nosotros nos suelen meter en el saco de artistazos como los Derby Motoretta, Baiuca, Rodrigo Cuevas, pero nos sentimos igual de identificados con peña como Chill Mafia Records u otras muchas de la electrónica de cada sitio. Aquí en Andalucía hay peña interesante en cada ciudad, desde Granada con la peña de Mareo, la conexión Málaga-Sevilla, Breaking Bass, Industrias94, Lie Radio… Hay infinidad de colectivos y allegados que formamos una ‘escena’, o como se quiera llamar, aquí en Andalucía”.

El programador añade también que el futuro inmediato de Califato ¾ parece marchar de forma óptima: “Esperamos que pronto empiece a desaparecer la pesadilla del virus y todo vuelva a la normalidad. Queremos dar muchos conciertos y seguir haciendo música hasta que los sapos hablen”.

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