Peter Ablinger (Schwanenstadt, Austria, 1959) ha trazado algunas de las rutas más radicales y lúcidas de la música contemporánea. Con residencia en Berlín desde 1982, sus estudios de artes gráficas y composición explican, en parte, el perfil de su producción artística. En sus propias palabras: “Mi material no es el sonido. Mi material es la audibilidad. Mientras otros trabajan con sonido, tal vez pautando un sonido y luego una pausa, yo pauto audibilidad y luego inaudibilidad”.
Hace unos días el artista nos hizo llegar la adición más reciente a la serie Piezas imposibles, iniciada en 1995. Se trata de la expresión de una duda: ¿pueden la música o las artes ayudar a solucionar los problemas del mundo? Ablinger encuentra más bien pretensiones de bondad, de lavado de cara y otras manifestaciones de culpa más bien vergonzantes. Así, la segunda “pieza imposible” de este año, que aquí mostramos en español, es una negativa a seguir ese camino, “un intento de escapar de la impotencia (del arte) articulando la impotencia (como arte)”. En suma, una Huelga general de las artes:
Presentada hace algunas semanas en el Golden Pudel Club de Hamburgo, como parte del festival de música actual Blurred Edges, Piezas imposibles 2022/1 estuvo acompañada tanto de La pausa general (2001) como de Espejo musical (2021), un atril que refleja a quien lo consulta (ver la primera imagen). En el muro puede leerse:
imposible que el arte pueda hacer algo contra
la extinción de las especies
el mercado del arte
el crecimiento
la guerra
la idea de que el arte puede hacer algo
Para Peter Ablinger las artes han de ser liberadas de la idea de que pueden resolver algún tipo de problema. Y aquí la música, como en otros proyectos del creador austriaco, se sume en el silencio. Y sin embargo es audible.