23/11/2024
Cine/TV
¿Héroes de nuestro tiempo?
A estas alturas lo hemos naturalizado, pero conviene tener en cuenta que el ascenso de ciertas empresas tecnológicas es el reflejo de un giro reciente en la economía capitalista. Las startups exitosas se han convertido en el emblema de nuestra época. Como escribe Nick Srnicek en Capitalismo de plataformas (2016), “con una prolongada caída de la rentabilidad de la manufactura, el capitalismo se volcó hacia los datos como un modo de mantener el crecimiento económico y la vitalidad de cara al inerte sector de la producción”. Esto ha implicado una profunda transformación cultural y económica, que incluye una mayor precarización del empleo.
El ascenso de empresas como Apple, Facebook, WeWork, Uber o Spotify, su profunda influencia en la vida de millones de personas, ha llevado a diversos productores audiovisuales a explorar narrativamente las personalidades de sus fundadores, auténticos héroes de nuestro tiempo capitalista. En espera de una comedia que explore la toma de Twitter por parte de Elon Musk o un filme sobre los efectos de Airbnb en el costo de la vivienda, elegimos películas y series que, con calidad variable, sirven para adentrarse en las entrañas de las compañías cuyos iconos parpadean en la pantalla de nuestros celulares (o los fabrican).
Red social
David Fincher, 2010
Señalar los efectos económicos, culturales, psicológicos o políticos de Facebook implicaría una serie documental, pero David Fincher se limitó, con un control narrativo excepcional, a narrar los orígenes de la empresa en una película ineludible. El celebrado guion de Aaron Sorkin se centra, específicamente, en la personalidad de uno de sus fundadores, hoy la cara visible de la plataforma: Mark Zuckerberg. El retrato haría escuela, como veremos más adelante: el emprendedor es mostrado como un monstruo de cabeza dual, un personaje a la vez visionario e inescrupuloso, capaz de aprovecharse de quien sea con tal de cumplir sus objetivos. Pese a sus sutilezas críticas, Red social es citada a menudo como inspiración de quienes buscan crear una aplicación que lo transforme todo (especialmente el saldo en la cuenta bancaria del fundador). Veremos qué cara de Zuckerberg ofrece la anunciada segunda temporada de Super Pumped.
Apple
Jobs
Joshua Michael Stern, 2013
Steve Jobs
Danny Boyle, 2015
Sí, de la vida del cofundador de Apple, para algunos un héroe sin mácula, se han ocupado dos películas. Si Jobs narra la trayectoria de la empresa del garage (el mito fundacional) al éxito global, Steve Jobs se centra en un sujeto teatral, absorbido por sus ideas “revolucionarias”, incapaz de reconocer la paternidad o la importancia del trabajo de quienes les dieron sustento. La pobreza expresiva de Joshua Michael Stern, así como el retrato cándido de Ashton Kutcher, contrastan con el eficaz relato en tres actos de Danny Boyle y la actuación de Michael Fassbender, que encarna con solvencia al empresario siguiendo las trazas de la escritura de Aaron Sorkin. El guionista nuevamente construye a un sujeto dual: ¿es su manera de decirnos que, para que los visionarios logren su cometido, es necesario sacrificar a uno que otro actor de reparto? Pese a todo, este Jobs es casi un santo comparado con las figuras que surgirán tratando de imitarlo.
Uber
Super Pumped: La batalla por Uber
Brian Koppelman y David Levien, 2022
Joseph Gordon-Levitt logra que Travis Kalanick se nos presente como un hijo dilecto del nuevo capitalismo: bordeando la psicopatía, crea un ambiente laboral putrefacto, viola leyes, traiciona amigos, etc. Todo lo necesario para abrir nuevos senderos al capital. Además de creerse un genio, claro. El desarrollador de la aplicación Uber es el tema (¿el blanco?) de la primera temporada de la serie antológica Super Pumped (Showtime). Y hay un aspecto meta en la trama: ¿cuánto deben tolerarle los inversionistas a los fundadores de empresas “unicornio”? Un aire de casino se respira en series como esta o The Dropout (Elizabeth Meriwether, 2022): quienes manejan el dinero saben que han de correr riesgos para no perder la oportunidad de formar parte de una empresa supuestamente revolucionaria, y por ello se vuelven ciegos a cuantos focos rojos aparecen en el camino. Personajes como Kalanick les dicen lo que quieren oír, trabajan concienzudamente los resortes de su codicia.
WeWork
WeCrashed
Drew Crevello y Lee Eisenberg, 2022
Vivir por siempre, abrir una sucursal de WeWork en Marte y convertirse en “presidente del mundo”. Algunas de las metas de Adam Neumann, fundador de WeWork. Interpretado de forma encantadoramente delirante por Jared Leto, el personaje de WeCrashed pasa de tener una idea inmobiliaria rentable a convencer a muchos de encabezar una revolución en la forma de trabajar y de vivir. Finalmente es expulsado de su compañía por un triste millardo de dólares, luego de haber defraudado las expectativas de sus inversionistas. La miniserie de Apple TV+ se cuida de ser implícita donde otros fueron explícitos (a la serie documental de HBO Generation Hustle le costó una demanda), pero deja claro el tipo de monstruos que crea el ideal de convertirse en un Jobs o un Zuckerberg. Con la excusa de la innovación, con proyecciones irrisorias, figuras como Neumann atraen miles de millones de dólares. Y a veces los desvanecen en el aire.
Spotify
Playlist
Per-Olav Sørensen, 2022
Una producción sueca de Netflix para atender uno de los más sonados casos de éxito suecos (al menos para sus desarrolladores): Spotify. En el contexto de las batallas legales contra The Pirate Bay, Daniel Ek desarrolla la idea de una plataforma gratuita y legal para oír música. La miniserie Playlist narra, desde seis puntos de vista (en el mismo número de capítulos), las batallas que permitieron al programador, junto al inversionista Martin Lorentzon, hacer pública la plataforma de streaming en 2008, acelerando la transformación de la industria musical. Hay un juego entre realidad y ficción que los personajes delatan rompiendo la cuarta pared, y el relato incluso se adentra en el año 2024, donde –como ahora– las críticas rodean a la empresa (famosa por pagar centavos a los músicos). Interpretado por Edvin Endre, Ek es aquí la cara del capitalismo nórdico: todo es muy civilizado hasta que inviertes el dinero de la música en el desarrollo de tecnología militar.