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Literatura

Eithne Strong: un proyecto atrevido

Guadalupe Gerardi nos introduce en la obra de la irlandesa Eithne Strong (1923-1999), cuya literatura es apenas conocida en nuestra lengua

Guadalupe Gerardi | miércoles, 28 de diciembre de 2022

Eithne Strong

Explorar lo profundo cotidiano. Éste sería el lema que elegiría para caracterizar la obra de Eithne Strong (1923-1999). Sin embargo, lo que el lema intenta conquistar y ofrecer –la médula memorable de una obra– significa también la pérdida del matiz y pasar por alto preguntas que todavía no se han terminado de responder. Tal vez, entonces, debería haber comenzado esta nota con una pregunta esencial: ¿por qué la obra de la escritora irlandesa Eithne Strong es prácticamente desconocida en el mundo hispanoparlante? La falta de traducciones al castellano y la reducida cantidad de ejemplares que circulan por las librerías virtuales son parte de la respuesta. La otra parte la mencionaron poetas irlandesas como Eavan Boland, que en repetidas ocasiones nos habló de los obstáculos con los que se encontraban las escritoras mujeres durante los siglos XIX y XX para lograr reconocimiento literario en Irlanda, donde incluso la palabra poeta parecía designar solo a hombres escritores como W.B. Yeats y Seamus Heaney. En este contexto la literatura de Strong se hizo de una voz propia. Su apuesta literaria refleja una gran voluntad de autoafirmación en un mundo donde ser mujer y madre solían demandar abnegación. Irlanda no es, claramente, un caso aparte, y no se pueden obviar los ecos de esta situación en otros mundos más cercanos, como el hispanoparlante.   

Aunque hoy en día el trabajo de Strong ha encontrado cierto reconocimiento en Irlanda, su posición marginal frente a corrientes culturales dominantes es curiosamente reveladora de la biografía de esta escritora y del tipo de literatura que cultivó. Sus textos se nutren de su vida, en la que intentó romper con moldes y normas preestablecidas. Nacida en Glensharrold, Limerick, en la provincia de Munster del oeste de Irlanda, Eithne Strong creció en un ambiente bilingüe donde se hablaba y leía en irlandés e inglés. En 1941 se muda a Dublín y publica sus primeros poemas en irlandés. Un año más tarde se casa con Rupert Strong, un psicoanalista que junto a Jonathan Hanaghan fundó la primera asociación psicoanalista en Irlanda en 1942. En 1949 los tres establecieron una comuna donde vivían y ofrecían hospedaje y apoyo psicológico. Eithne Strong tuvo nueve hijos que se criaron en este ambiente liberal.

Contra los obstáculos

Strong publicó siete colecciones de poesía en inglés, cuatro en irlandés, dos novelas y un libro de cuentos. Aunque cada obra recorre un camino artístico diferente, hay temas que parecen repetirse de manera compulsiva: las dificultades para lograr un espacio personal más allá, o a pesar de la maternidad, los prejuicios religiosos y morales de la época, la lucha por la libertad sexual, los affaires extramatrimoniales dentro del contexto de parejas polígamas, los roles asignados, las máscaras diarias usadas para satisfacer y desafiar la mirada de los otros y la falta de recursos.

En la obra de Strong ser mujer empodera, pero frecuentemente también crea trabas y obstáculos. Tal vez por eso varios de sus poemas intentan desafiar maneras convencionales de definir lo femenino.

En la obra de Strong ser mujer empodera, pero frecuentemente también crea trabas y obstáculos. Tal vez por eso varios de sus poemas intentan desafiar maneras convencionales de definir lo femenino y se burlan de tropos literarios trillados para caracterizar a la mujer. Así, en Songs of Living (1961) el poema “La flor” (“The Flower”) toma la perspectiva de una voz que sueña con una mujer, vista como flor (claro símbolo de su sexo idealizado), “ceñida aún bajo el capullo”, flagrante y pura. Pero la posibilidad de intimidad con esta mujer se cancela en la última estrofa: “un sueño solo fue lo que te conté / las flores no me hablan y no tengo relaciones íntimas / con las bellas inmaculadas”. A pesar de mofarse de este tipo de sueño, el ritmo nasal arrullador de la última estrofa sugiere que tal vez la idealización del sueño continue.

Eithne Strong

Eithne Strong. © Sarah Strong

“Una mujer desatada” (“A Woman Unleashed”), de la misma colección, nos muestra también que la disonancia y la fricción entre tema y cadencia son materia de la poesía. Basada en parte en la figura del folclor irlandés llamada The Hag of Beara (la bruja de Beara), la “mujer desatada” y su “destrucción titánica”/ “arrasando la vida” nos recuerdan a la furia femenina de personajes griegos como Deméter y Antígona. El poema exhibe imágenes de aquello que logra salirse de control a través de la acción de la mujer desatada: “inundación ingobernable / asolada llanura desértica / cubierta de la matanza salvaje de la sangre”. En contraste con este despliegue desbordante y destructivo, el ritmo del poema es contenido y escueto. Los versos son cortantes, no hay encabalgamiento, la puntuación es escasa.       

Impulso narrativo

Los poemas de Strong tienen un impulso narrativo, son poemas que cuentan algo. Flesh, the Greatest Sin (1980) es el libro que evidencia este rasgo de manera más clara. Este texto poético y narrativo, que por momentos es coral, traza la vida de distintos personajes afectados por la represión religiosa y moralizante. Contra la seducción, contra el placer, contra el cuerpo: son las sentencias a las que su obra se opone, pero que aun así resuenan de manera opresiva en el libro de Strong.

La poeta irlandesa rehúye la solemnidad y adopta una visión estética que se ha alejado de temas elevados. Y embiste a la hora de poner la vida en un poema. En My Darling Neighbour (1985), “Diámetro” (“Diameter”) parodia los artilugios empleados por escritores para oscurecer alusiones biográficas en sus obras y presentar dichas menciones como si fueran una discusión abstracta, dando lugar a debates académicos sobre, por ejemplo, la vagina de Molly Bloom (personaje memorable del Ulises de James Joyce): “¿Era cóncava o convexa?”, pregunta la voz poética y predice que: “Por décadas, estudiantes imaginarios / detenidamente y con ansiedad interpretarán / las posibles derivaciones // de tal y tal alusión”.

La poeta irlandesa rehúye la solemnidad y adopta una visión estética que se ha alejado de temas elevados. Y embiste a la hora de poner la vida en un poema.

El rechazo a la normatividad de la familia nuclear y las parejas convencionales es un tema que aparece con frecuencia en los cuentos de Patterns and Other Stories (1981). Pero los intentos de crear lazos sexuales y sentimentales con personas fuera de la pareja matrimonial producen a menudo una sensación de insuficiencia. Por ejemplo, el título de uno de ellos, “El Réquiem”, hace alusión a la composición de Johannes Brahms (Un réquiem alemán, 1868), pero se refiere también al lamento por la intimidad no lograda entre amantes y la ineptitud de las palabras para remediar esa falta.

Tanto en los cuentos como en las novelas de Strong, aunque están presentes el ajetreo y el ruido diarios, la lente a través de la cual se filtra la acción nos ofrece una visión reposada. El argumento de la novela The Love Riddle (1993) ocurre durante la Segunda Guerra Mundial, pero el foco está puesto en el pasado familiar. En esta novela vemos que aunque la prosa de Strong también desdibuja las líneas que separan a la ficción de la autobiografía, esto no genera intimidad con el lector. Vemos, en cambio, al argumento desplegarse ante nosotros, pero permanecemos ajenos, como quien mira desde fuera.

Irlanda, un paisaje

De su trabajo en irlandés Strong dijo que su intención no era de corte nacionalista. En una entrevista con Rebecca Wilson de 1990, Strong aclara: “Estoy en contra de las fronteras. No quiero que me identifiquen con el nacionalismo. En la medida en que nací aquí y el irlandés era la lengua de mi casa y me gusta mucho, por supuesto que me expresaré en ella. Pero también podría haber nacido en Italia o en Rusia… es mucho más importante ser ciudadano del mundo. Lo que me interesa son los seres humanos y lo que significa convivir con gente, me da igual que sean irlandeses, chinos o lo que sea”.

Joseph Heininger dijo que la poesía y la prosa de Eithne Strong revelan el deseo de resistir, de manera inquebrantable, las pruebas que pone la vida.

Sin embargo, la importancia de Irlanda y sus paisajes es evidente en la obra de Eithne Strong. Por ejemplo, en Songs of Living, el poema titulado “Síntesis – Achill, 1958” (“Synthesis – Achill, 1958”) escenifica la búsqueda inquieta del ser contra el trasfondo de una naturaleza de apariencia inamovible e inmemorial: las colinas y el mar de la isla Achill. El poema comienza con lo que parece ser una interpelación al lector: “no hables ahora / porque la belleza”, generando un sentido de anticipación y expectativa que el poema no defrauda. Las colinas de Achill, antiguamente habitadas por druidas irlandeses, bordean oscuras la puesta del sol y la tierra silenciosa que vemos en su extensión. El ritmo del poema es sensual y acompaña de manera natural al transcurso del día. El yo poético trata de encontrar una respuesta en el silencio del paisaje y en “el encuentro amoroso con lo que me hizo”. El mismo paisaje vuelve a aparecer en el poema “Achill” de Let Live (1990), pero en este último está dotado de alma y hechizos. Achill logra engañar al visitante urbano que se pierde en la seducción del paisaje y hasta es capaz de “dejar la cama de un amante para ver / la oscuridad volverse luz sobre la montaña Slievemore”. Para el habitante de Achill, en cambio, este paisaje espera fuera del tiempo, “riendo su luz y vengando sus heridas en visitantes tardíos”. En “La península de Beara” (“Beara Peninsula”), también de Let Live, el ritmo abrasivo del poema, creado a partir de la puntuación cortante y la aliteración de sonidos ásperos, hace eco del paisaje y del mar “henchido de viento y luna” que “fuerzan a nuestro ojo” a mirar para arriba.

Joseph Heininger dijo que la poesía y la prosa de Eithne Strong revelan el deseo de resistir, de manera inquebrantable, las pruebas que pone la vida. Desde luego quien recorra la obra de Strong encontrará textos memorables y verá también diversas formas de la apuesta de la poeta irlandesa por un tipo de libertad que “solo comienza donde termina el miedo”. Así nos lo recuerda Strong en “Nada es celestial” (“Nothing Heavenly”), publicado en la antología Spatial Nosing: New and Selected Poems (1993). La obra de Eithne Strong es una propuesta literaria atrevida y, sin lugar a dudas, merece tener más lectores en el mundo hispanoparlante.   

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