La Tempestad

Ha transcurrido la mayor parte del trimestre en el que la 15 Bienal FEMSA despliega su propuesta, bajo la dirección artística de Mariana Munguía Matute. Desde el pasado 23 de mayo diversos espacios en Guanajuato y León cobijan las ramificaciones del evento, ya sea la plataforma editorial Pie de Monte o las comisiones artísticas que se exhiben en museos y galerías de ambas ciudades. Pero la oferta no se detiene en estos aspectos: a ellos hay que sumar Relieves, que conjunta los programas público y pedagógico, y Desplazamientos, que por primera vez trae a la bienal una selección de trabajos cinematográficos.

Relieves

Miembro del equipo curatorial de la 15 Bienal FEMSA, Christian Gómez ha sido uno de los encargados de coordinar la oferta de talleres, charlas, presentaciones de proyectos, conferencias e intervenciones que nutren La voz de la montaña. “Revisamos y tuvimos en cuenta lo que pasó en ediciones anteriores, con la idea de mantener la vinculación de la bienal con las comunidades. Durante el proceso de conceptualización se fueron cocinando distintas cosas: en paralelo a las comisiones hubo un proceso de diálogo con actores del ecosistema artístico del estado de Guanajuato, con la idea de hacerlos parte del programa”, explica.

“Durante el proceso de conceptualización se fueron cocinando distintas cosas: en paralelo a las comisiones hubo un proceso de diálogo con actores del ecosistema artístico del estado de Guanajuato, con la idea de hacerlos parte del programa”: Christian Gómez.

El resultado fue la invitación a ocho proyectos como parte de Relieves, que se vinculan de distintas maneras a los conceptos clave de la línea curatorial: corporalidad, identidad, territorio y paisaje. Algunos surgieron como parte de las dinámicas de espacios independientes, otros expanden las posibilidades de las piezas comisionadas. Ejemplo de lo primero fue la apertura de la Colección Cuir de Hause Infonavit en León, un recorrido por las búsquedas de artistas vinculados a este espacio autogestionado LGBT+, que contó con el performance inaugural de FaustE Gracia. Como muestra de lo segundo, en el Museo de Arte e Historia de Guanajuato tuvo lugar el performance coordinado por Tahanny Lee Betancourt alrededor del conjunto de esculturas Al cuerpo que se vierte, que palpita, que canta, donde se utiliza la vibración para hacer del sonido una experiencia tangible, con la participación de integrantes de la Compañía Guayacán.

Relieves, en última instancia, “fue el nombre que dimos a un espacio en el cual hacer cruces entre las distintas partes del programa de la bienal, y que dio como resultado actividades muy distintas”, añade Christian Gómez. La última actividad de la 15 Bienal FEMSA será, de hecho, parte de esta sección del programa: el Echevefest, un proyecto de Daniel Aguilar Ruvalcaba. Lo exhibido en una de las salas del Teatro María Grever a través de dibujos murales, ilustraciones, un logotipo de unicel y materiales de archivo no es más que el anuncio del evento que tendrá lugar el 17 de agosto en el Mercado Echeveste de León, con el fin de reactivar el espacio comercial donde labora la familia del artista.

“Varios proyectos tienen esa condición”, cuenta el curador, “presentan aspectos o registros de procesos más amplios. Además del Echevefest, es el caso de la Escuela de envejecer [Galería Eloísa Jiménez, León], de Ana Gallardo, o el proceso de Jaime Ruiz Martínez con el Club Panteras de basquetbol en Tiempo de ganar [Teatro María Grever]”. Son casos similares Fuera de campo, de Arrogante Albino, que involucró a estudiantes de la Facultad de Artes de la Universidad de Guanajuato, e Y vas cobrando forma en el hogar que habito, de Galia Eibenschutz, surgida de un taller realizado con nueve cantantes del coro juvenil de la Fundación León.

Desplazamientos

“Mi trabajo como curador ha consistido en encontrar los bordes, los espacios en los que el cine y las artes visuales se tocan, se entremezclan, donde las personas que lo practican no los entienden como algo distinto”: Eduardo Thomas.

“Mi trabajo como curador ha consistido en encontrar los bordes, los espacios en los que el cine y las artes visuales se tocan, se entremezclan, donde las personas que lo practican no los entienden como algo distinto”, plantea Eduardo Thomas, encargado de delinear el programa Desplazamientos, conformado por tres presentaciones en vivo y un ciclo itinerante que se ha presentado, siempre con variantes, en distintas ciudades del estado de Guanajuato. “Desde los noventa las grandes pasarelas del arte contemporáneo incluyen obras de imagen en movimiento. Mariana Munguía me invitó a la 15 Bienal FEMSA porque le interesaba establecer ese vínculo”.

Desplazamientos comenzó con el estreno en México de Nanacatepec, performance cinematográfico de Azucena Losana y Elena Pardo que tuvo como sedes el Museo Casa Diego Rivera de Guanajuato y la Antigua Plaza de Gallos de León. La pieza combina materiales análogos en 16 y 8 mm, así como imágenes precine, con una pista de música electroacústica. Sus creadoras la presentan en vivo, haciendo que cada proyección sea distinta y se convierta en una experiencia irrepetible, que involucra el lugar donde sucede.

Además de un programa itinerante, que incluye cortos y largometrajes, la selección incluye la conferencia performática Trilogía de la propiedad privada, de Nicolás Pereda, que se presentó en el Cine Club de la Universidad de Guanajuato. “La dinámica consiste en proyectar una serie de materiales grabados, que Pereda acompaña con un relato en vivo. Se genera la expectativa de ir a ver un documental [sobre C.B., artista multifacético, activista político, arqueólogo aficionado, anarquista autoproclamado], pero la pieza es en realidad ficción construida sobre un personaje real”. Del mismo director se incluyó Flora, cortometraje que utiliza material que no fue empleado en el largometraje Fauna (2020); se exhibió en el espacio Cinemanimal.

Una nueva conferencia performática culminará el programa Desplazamientos. El 15 de agosto tendrá lugar, en las Catacumbas del Mesón de San Antonio, en Guanajuato, El testamento de la momia mexicana. Abraham Castillo Flores combina dos ramas del árbol genealógico de la momia cinematográfica mexicana: la de los pueblos originarios –que sufre la maldición del desamor– y la que surgió del Cementerio de Santa Paula en Guanajuato –que clama por venganza. Una arqueología de las momias del cine de terror nacional, en la ciudad sede de un célebre museo dedicado a ellas.

El 25 de agosto culminará la aventura de la más reciente Bienal FEMSA, pero no sus esfuerzos en la creación de públicos para el arte contemporáneo. Tras Guanajuato, en dos años un nuevo estado recibirá las propuestas de este ejercicio itinerante.