16 de agosto de 2017

La Tempestad

También las artes cambian al mundo

03/03/2025

Pensamiento

La economía como charlatanería

Con un lenguaje pretendidamente científico, los economistas contemporáneos plantean políticas que contradicen la evidencia empírica

Alejandro Badillo | jueves, 27 de febrero de 2025

Fotografía de Andre Taissin en Unsplash

En días recientes el presidente argentino Javier Milei protagonizó un nuevo escándalo: 40 mil personas invirtieron en $LIBRA, una llamada meme coin que promovió el político libertario en la red social X. Seis horas después de su lanzamiento (el 14 de febrero de este año) la criptomoneda había perdido el 95% de su valor. Milei publicó un nuevo tuit deslindándose del proyecto, aunque ya era demasiado tarde para los perdedores. La explicación, más allá del lenguaje seudocientífico que usan los especialistas en monedas virtuales, es simple: se creó una suerte de “activo” para que la gente invirtiera en él con la promesa, por supuesto, de obtener ganancias en el corto plazo. El problema es que el respaldo de la moneda ficticia –la confianza– estaba concentrada en la figura de Milei y, como afirmó en su tuit original, en una supuesta bonanza de la economía argentina gracias a ese tipo de iniciativas financieras. Lo que ocurrió un poco más tarde fue más allá de la especulación propia del dinero digital. Después de alcanzar un pico de capitalización, los promotores de la criptomoneda –que tenían la mayor cantidad de fichas en el juego– intercambiaron sus activos por dinero de curso legal reventando la burbuja y trasquilando, como es lógico, a los miles que no transfirieron a tiempo sus fichas, pues pensaron que $LIBRA iba a crecer y no a derrumbarse en cuestión de horas. ¿Cómo es posible que los esperanzados inversores confiaran en una criptomoneda sin respaldo legal ni económico de nadie creada el mismo día de su lanzamiento?

Estafas con criptomonedas como la de Milei son cada vez más frecuentes en una sociedad global proclive a cualquier tipo de supercherías vendidas por supuestos especialistas. La economía, en particular, se ha convertido en una de las disciplinas en las que reina el pensamiento mágico y la falta de contacto con la realidad. Fraudes con dinero digital protagonizados por especialistas legitimados por instituciones académicas (Milei estudió economía en la Universidad de Belgrano) son una muestra del circo en el que se ha convertido un área que, tiempo atrás, se ocupaba de discusiones filosóficas y políticas importantes. La tecnocracia construida durante el siglo XX impulsó a los economistas como los nuevos guías, aquellos que marcarían el rumbo al progreso. De tal suerte, el evangelio economicista no sólo inundó al gobierno sino que moldeó la opinión pública. En el libro Pescar el salmón. Bulos, narrativas y poder en la prensa económica (Capitán Swing, 2023), Yago Álvarez Barba describe cómo la opinión de los especialistas en economía y finanzas pasó de un lugar periférico a central en los medios de comunicación.

La economía, al igual que muchos aspectos de la tecnología y del discurso que la promueve, difunde muchos dogmas. Un ejemplo: conceptos como el crecimiento económico se han establecido como paradigmas que pocos se atreven a cuestionar, al menos en los medios masivos de comunicación. El acto de fe indica que, entre más se crece, se resuelven problemas como la pobreza y la desigualdad social. La evidencia empírica indica que en el capitalismo las ganancias se quedan siempre arriba, pues las relaciones de poder no cambian por más aumentos que haya en el Producto Interno Bruto (PIB). Peor aún: el crecimiento económico sigue siendo el objetivo de los gobiernos a pesar de que prometan, una y otra vez, cumplir las metas para combatir la crisis climática. La realidad indica que la sociedad de consumo no puede ser “sustentable” mientras las corporaciones demanden más ganancias, es decir, más fabricación y venta de productos. A pesar de esto, los chamanes de la economía publican libros y dan conferencias promoviendo conceptos utópicos como la “sustentabilidad” o la “economía circular” que no han podido materializar sus promesas. La fantasía de un planeta con recursos infinitos o, peor aún, la esperanza de que la tecnología resolverá, como por arte de magia, todos nuestros problemas, obtiene consensos en lugar de un sano escepticismo.

Bernard Maris –economista asesinado en el atentado de 2015 contra Charlie Hebdo, medio del cual era colaborador– escribió un libelo muy interesante llamado Carta abierta a los gurús de la economía que nos toman por imbéciles. En el texto hace un recuento del vuelco de la economía al mundo de la abstracción y la utopía de los modelos que intentan replicar una realidad caótica. En ese mundo controlado por ecuaciones matemáticas los seres humanos somos homo economicus, es decir, piezas de un engranaje que responden sólo al máximo beneficio y que le dan vida al mercado con sus decisiones previstas en un sinfín de proyecciones. En este ecosistema artificial se debe llegar a un equilibro, aunque, como afirma Maris, ese equilibrio sería un punto muerto para la economía, pues no habría ningún incentivo en un sistema en el que las necesidades de los consumidores encajan perfectamente en la oferta del productor. En realidad, como muestra la experiencia, el mercado promueve la ley del más fuerte y la acumulación de poder en pocas manos. Estos fallos propios del capitalismo son su ADN, y constantemente conducen a crisis cada vez más graves. Mientras sucede esto, los economistas y la prensa que los promociona nos dicen que la solución está en desregular, privatizar servicios públicos, someter a la población a más terapias de austeridad, entre otras recetas. Blindados por sus doctorados y posdoctorados, los especialistas usan términos que remiten a la sabiduría científica. El público, boquiabierto ante la erudición de los chamanes económicos, apenas puede replicar ante la lluvia de porcentajes, estimaciones, neologismos y eufemismos. Si antes debíamos remar juntos para disfrutar las promesas de la globalización, ahora debemos hacer lo mismo para el llamado nearshoring que surgió, curiosamente, cuando la globalización falló. ¿Cómo dudar de los académicos educados en las mejores universidades del país y del mundo?

Hay un punto importante en el libelo de Bernard Maris: la responsabilidad de quienes han conducido, a partir de sus fantasías y avaricia, la economía mundial. Javier Milei estafó a 40 mil ingenuos creyentes de las criptomonedas. Sin embargo, hay estafas y crímenes aún peores. Göran Therborn, sociólogo de la Universidad de Cambridge, describe en su libro Los campos de exterminio de la desigualdad (2013) las consecuencias del ingreso de la Unión Soviética al capitalismo de libre mercado después de la Guerra Fría. En 1995, por ejemplo, los procesos de liberalización económica guiados por las recetas de los economistas occidentales generaron 2.6 millones de muertes adicionales solamente en Rusia y Ucrania. No hubo, por supuesto, un juicio para aquellos que implementaron –con la complicidad de las élites locales– políticas de shock que acabaron con la calidad de vida de muchísimas personas. Tampoco hubo un cambio de paradigma, pues la corriente ideológica representada por los economistas defensores del statu quo no hizo más que acelerarse. Años después otro chamán económico, William Nordhaus, ganó el premio Nobel de Economía en 2018 por su propuesta de “modelización climática” que integra el cambio climático y el PIB. Según él, con un aumento de la temperatura de entre 2.7 y 3.5 grados Celsius, la economía global alcanza una adaptación “óptima”. Sus ideas han sido la guía para el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, gestores de riesgos globales, la industria de servicios financieros y universidades de todo el mundo. No, no es broma.

Comentarios

Notas relacionadas

Pensamiento

Cuando la realidad sale de la pantalla

En este ensayo Alejandro Badillo revisa el modo en que lo real se impone traumáticamente en un entorno de simulación mediática

lunes, 7 de marzo de 2022

Pensamiento

Mark Fisher y ‘K-Punk’

Federico Romani repasa las ideas de Mark Fisher a partir de la lectura de los dos volúmenes de ‘K-Punk’, publicados por Caja Negra

miércoles, 3 de marzo de 2021

Pensamiento

La contracultura vuelve al Chopo

El Museo Universitario del Chopo anuncia el ciclo de conversaciones en línea ‘Arte, política y contracultura. El mundo hoy’

martes, 30 de marzo de 2021

Optimized with PageSpeed Ninja