13/03/2025
Literatura
Gabriela Wiener: más allá de la autoficción
Una entrevista con la escritora peruana acerca de sus libros más recientes, entre ellos la novela ‘Atusparia’, Premio Ciudad de Barcelona
Gabriela Wiener retratada por María Ródenas
Recientemente galardonada con el Premio Ciudad de Barcelona por su novela Atusparia (Random House, 2024), Gabriela Wiener (Lima, 1975) nos habla en esta entrevista de su obra y de su concepción de la literatura. Además de narradora, la escritora peruana que reside en Madrid ejerce como periodista en varios medios de comunicación y ha sido nombrada editora de Yegua de Troya. Libros como Sexografías (2008), Llamada perdida (2014) o Huaco retrato (2021) muestran a una escritora “ferozmente independiente y completamente irreverente”, como ha recordado Cristina Rivera Garza.
Eres la nueva editora de Yegua de Troya, antes Caballo de Troya. ¿Tienes ya una línea definida del catálogo? ¿Es el cambio de nombre una señal de por dónde va a ir el sello?
Yegua de Troya nace desde la reivindicación de escrituras, vidas, cuerpos e identidades que hoy aparecen criminalizadas detrás del término woke; resistencias pero también re-existencias que a la maquinaria ultraconservadora, que encarnan personajes como Trump o Milei, le gustaría borrar del mapa. Por eso la apuesta durante estos dos años (2025 y 2026) de Yegua de Troya será por un catálogo no mixto. Los espacios “no mixtos”, como sabemos, nacieron como espacios seguros para la visibilidad y la libre expresión de mujeres y disidencias, que aparecieron para complementar espacios históricamente masculinizados, elitizados y blanqueados como es el de la Literatura y el mercado del libro. Yegua de Troya desplegará un sello renovado por nuestra rebeldía ya bastante conocida, un nuevo logo de yegua encabritada que pueden ver que reemplaza al caballito de madera clásico (ojo al tachón encima del caballo, se han coronado) y un puñado de textos para el orgullo y el fortalecimiento de los vínculos comunitarios de esas mal llamadas otrxs, concentrando las vibras de las nuevas escrituras del sur, de las monstruosas, las migras, las pobres, las cuir, las promiscuas, las solas, las marrones, las negras, las sudakas, todo lo que odia el norte.

Gabriela Wiener en Sanià, 2023. Fotografía María Ródenas
Tu obra está publicada en Penguin Random House, una editorial con sede en España y en Latinoamérica. ¿Esta circunstancia ha sido importante para elegir este sello?
Mi primer libro lo publiqué en 2008, así que ya llevo más de 15 años publicando, y lo he hecho en diversas editoriales. He dado saltos de independientes a multinacionales como parte del ciclo de vida siempre fluctuante con relación al mercado de una autora. Cuando caducaron los derechos de mis primeros libros y tenía Huaco retrato bajo la manga decidí mudar mis libros a Penguin y eso fue súper importante para continuar escribiendo. Y sí, es una ventaja que Penguin tenga sede en tantos países de América Latina, incluyendo mi propio país; mis últimos dos libros se han lanzado en simultáneo en ambos lados.
“En Latinoamérica hay muchísimas escritoras porque somos muchos países y mucha gente. Es normal que se lea y se escriba tanto allí, y que se tenga la sensación de nueva ola, lo cierto es que ni es nuevo ni es ola”: Gabriela Wiener.
Parece que existe un nuevo resurgir de escritores que vienen de la otra parte del Atlántico. En este caso mujeres que están creando una literatura muy poderosa. Pensemos en Brenda Navarro, María Fernanda Ampuero, Samanta Schweblin o Mónica Ojeda. ¿Cuál crees que es la razón de esta nueva ola de la literatura latinoamericana?
La razón es que antes no se leía ni se pagaba ni se apoyaba la escritura de las mujeres. Llegaron movimientos para intentar que la literatura deje de ser tan macha, aunque aún falta mucho trabajo para desblanquearla, pero desde entonces empezaron a prestarle a atención a las cosas increíbles que escriben las mujeres y las disidencias. El mercado la vio clara y, como siempre, no desaprovechó la oportunidad para volverlo producto. Y nosotras aprovechamos también para trabajar un poco. Y bueno, en Latinoamérica hay muchísimas escritoras porque somos muchos países y mucha gente. Es normal que se lea y se escriba tanto allí, y que se tenga la sensación de nueva ola, lo cierto es que ni es nuevo ni es ola. Paradójicamente en España está el mercado más importante del libro y muchas hemos venido aquí a ganarnos los frijoles, todas las que has mencionado son autoras migrantes que gracias a que vivimos aquí somos parte del engranaje del sistema del libro y eso nos da exposición.
Sexografías (edición revisada y ampliada en 2022) es una crónica periodística en la que tratas el sexo casi desde el punto de vista antropológico, aunque en ocasiones tomando partido. ¿Cómo surgió la idea de escribir estos textos? Recogerlos en forma de libro ¿les da otra dimensión?
Fueron crónicas que empecé a publicar en Etiqueta Negra, una revista mítica de periodismo narrativo en Latinoamérica y otros medios, eran textos que compartían la voz de una narradora aventurera, muy fresca y nada profesional y mis obsesiones de aquella época, por eso tenía mucho sentido reunirlos. El libro transita especialmente las formas diversas de vivir el deseo, sin dejar de introducir siempre la crítica anticapitalista en las historias, aunque todo desde un periodismo gonzo y de inmersión muy divertido, con mucho humor y exploración personal, no solo hacia afuera, también hacia adentro. Así descubrí una escritura de la intimidad que continué en otros libros.
Atusparia es tu última novela. Un libro en el que aparecen temas como la revolución, la política o el indigenismo. ¿Qué puedes contarnos de esta obra? La crítica habla de ella como de algo nuevo, algo rompedor. ¿Estás de acuerdo?
“’Atusparia’ representa una ruptura con mi narrativa anterior, principalmente porque quise experimentar con la ficción más a fondo, porque quise probar registros distintos y otras voces narrativas más allá de la autobiográfica para contar una historia que siento más ambiciosa que las historias que había contado hasta ahora”: Gabriela Wiener.
Para mí Atusparia sí representa una ruptura con mi narrativa anterior, principalmente porque quise experimentar con la ficción más a fondo, porque quise probar registros distintos y otras voces narrativas más allá de la autobiográfica para contar una historia que siento más ambiciosa que las historias que había contado hasta ahora. Aunque ya con Huaco retrato apuntaba maneras hacia un tipo de escritura que iba más allá de la autoficción.
En Huaco retrato hablas de tus antepasados, es una novela sobre la familia, la descolonización, el racismo… Actualmente vives en Madrid, como muchos de tus compatriotas peruanos. ¿Cómo percibes la relación que tienen los ciudadanos españoles con la inmigración latinoamericana?
Para mí es una relación vertical y una de las más condescendientes y paternalistas que hay, que es otra forma de ser racista. Bajo la mirada de muchos españoles los migrantes latinoamericanos somos como el buen salvaje asimilado e infantilizado, seducido por el falso relato aspiracional del poder, que nunca será una amenaza real, que interesa mientras puedan servirse de su trabajo de cuidados y mientras puedan usarte para demostrar al mundo el éxito de su proyecto civilizador llamado mestizaje, celebrar los alcances de la evangelización o de la lengua, pero al que no le interesa conocer en realidad.
Además de narradora eres periodista, colaboras con distintos medios de comunicación escrita. ¿Cómo influye este hecho en tu forma de escribir? ¿Aprecias en tu obra literaria cierta ‘contaminación’ del periodismo?
Muchas veces mi periodismo es mi literatura también, escribo poemas como si fueran columnas y en mis libros, en Atusparia por ejemplo, utilizo herramientas periodísticas. Vivo estas escrituras con mucho espíritu de contaminación mutua, esto incluye la poesía, el lenguaje teatral y hasta las artes visuales.
¿En qué estás trabajando ahora, qué proyectos tienes para un futuro inmediato?
Una historia contemporánea de un Túpac Amaru.