21/11/2024
Artes visuales
Cecilia Vicuña en el MALBA
Inaugurada en diciembre pasado en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Soñar el agua. Una retrospectiva del futuro (1964-…) es la exposición más completa dedicada a la fecha al trabajo de la poeta, artista visual y activista feminista Cecilia Vicuña (Santiago de Chile, 1948). Con dos centenares de piezas realizadas durante seis décadas, la muestra permite seguir la trayectoria de una artista central de esta parte del mundo, si bien radica en Nueva York desde 1980. En paralelo, la editorial de la Universidad Diego Portales de Chile lanzó su Diario estúpido, escrito en 1966, a los 18 años.
“Tu poética abraza todo y nada al mismo tiempo, contamina lenguajes, desconoce jerarquías y expresa con una fuerza sísmica. Puede tomar la forma de poesía, pintura, escultura, collage, dibujo o arte textil, pero también improvisaciones orales, programas televisivos, entrevistas, cultivo de semillas y árboles, cine, performances, cómics, escenografías de teatro, murales con tiza, grafitis callejeros, talleres educativos, acciones de protesta, volantes y manifiestos. Hay un caos regenerador que te atraviesa”, escribe Miguel A. López, curador de Soñar el agua, en una carta a la artista.
La exposición del MALBA se organiza a través de núcleos donde pueden apreciarse las distintas facetas y momentos de la obra de Cecilia Vicuña, todos ellos marcados por un vínculo singular entre estética y política. Se asiste así a la emergencia de la Tribu No; a pinturas realizadas en Santiago, Londres y Bogotá, acompañadas por prosas breves; a las acciones de Artistas por la Democracia, parte de la lucha chilena contra el golpe de Pinochet; a la poesía visual de las palabrarmas; o a sus monumentales quipus, que contrastan con sus emocionantes miniaturas escultóricas, los precarios.
Para Vicuña el arte cumple funciones reveladoras y regeneradoras, capaces de desencadenar cambios en la conciencia que pueden desembocar en transformaciones sociales. Al recorrer Soñar el agua el espectador atestigua su compromiso con el gozo, el respeto al medioambiente, la recuperación de saberes originarios. Esta segunda retrospectiva de la artista chilena, antecedida por Veroír el fracaso iluminado –que pasó por el MUAC en 2020–, podrá visitarse en el museo porteño hasta el 26 de febrero.