Nacido en Durand, Michigan, en 1928, Clare Fischer es un músico de excepcional versatilidad. Sus composiciones abarcan lo mismo partituras sinfónicas (After the Rain, 2001) que piezas de jazz, el género en el que recibió mayor reconocimiento a raíz de sus colaboraciones con Dizzy Gillespie, Richard Stoltzman o Branford Marsalis y diversos álbumes donde la fusión de estilos es la nota dominante. Fisher murió en 2012, a los 83 años.
¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?
Escuchar y componer música, además de hacer un poco de ejercicio.
¿Qué palabra utiliza con más frecuencia?
Mi selección de palabras no se reduce a mis favoritas. Existo en un espacio bilingüe del lenguaje, en una búsqueda constante de palabras en otras lenguas.
¿Cuál fue el último libro que le resultó admirable?
La biografía de George Shearing.
¿Y película?
Buenos noches, buena suerte (2005), de George Clooney.
¿Qué disciplinas artísticas le interesan además de la suya?
La historia.
¿Qué música le conmueve?
Shostakovich, Béla Bartók, J.S. Bach y Alban Berg, entre otros autores de concierto. Probablemente mi pieza favorita es “Aire en sol”, de Bach.
¿Qué le indigna?
Aquellos que no tienen organizada su vida correctamente y terminan infligiendo dolor a los de demás.
¿Qué le alegra?
Estar con mi esposa e hijos, pasar el tiempo con buenos amigos, de preferencia los que son músicos.
¿Por cuál ciudad siente debilidad?
No tengo una ciudad preferida, más bien me gusta viajar a diferentes lugares y disfrutarlos por lo que son.
Mencione un momento del día que disfrute particularmente.
Las tardes con mi esposa Donna y mi familia.
¿Cómo descubrió su vocación?
A los 13 años me familiaricé con el jazz y descubrí que la improvisación era una de mis cualidades, que además disfrutaba enormemente. Ese particular interés me ha llevado a probar diferentes ritmos.
¿Se identifica con algún personaje de la ficción?
No.
Publicado originalmente en La Tempestad 46 (enero – febrero de 2006)