21/11/2024
Música
Derrepente Enderredor
Para acercarse al festival Derrepente Enderredor, tal vez habría que empezar por conocer los proyectos de dos de sus organizadores: Misha Marks y Carlos Alegre. Además de formar parte del colectivo de improvisación libre Generación Espontánea (aquí el corte “Πάντoθεν ἀμβολάδην” de su cuarto álbum The Marvellous Transatlantic), en 2013 crearon la agrupación Carlos Marks con el que publicaron el disco Dislalia (aquí el corte “Petenera”). Más allá de describir el interesante entrecruce de géneros musicales que ambos proyectos plantean, lo que aquí nos interesa destacar son dos de sus principales características: su espíritu colaborativo y el desparpajo de su resultado. Hay algo en el sonido tanto de Generación Espontánea como de Carlos Marks que siempre está a punto de huir, de quebrarse, una multitud de puntos de fuga que vuelve inestable su música.
Con ese espíritu iniciaron en 2015 el ciclo de Rondas Repentistas, conciertos de improvisación libre en la cantina La Reforma de la colonia Guerrero. «Cada dos jueves se presentaban ensambles inéditos de músicos improvisadores locales y, en ocasiones, alguno internacional que se encontraba de gira por la capital del país. Tras la inesperada clausura de la cantina, las Rondas se transformaron en Derrepente Enderredor, una serie esporádica de música experimental que tomaba lugar en diferentes espacios independientes de la ciudad».
¿Por qué articular, entonces, esas sesiones esporádicas en un festival? La respuesta es más sencilla de lo que en un principio podría pensarse. El festival, asegura Misha Marks en entrevista con La Tempestad, «es en realidad una edición más de las Rondas Repentistas, sólo que más grande. Gente como Tollef Østvang, por ejemplo, me escribió que quería venir a cotorrear y conocer un poco la escena de México. Y así varias personas. Entonces en lugar de organizar diferentes conciertos para todos, decidimos condensarlo y hacer un festival». Más que a una oportunidad comercial, o a una coyuntura específica, entonces, la organización del festival parece corresponder a una inquietud general por encontrarse y compartir sus proyectos. «Todos los músicos que vamos a participar hemos tocado juntos en algún momento. Para organizar un festival de este tipo, autogestivo, sin apoyos económicos, ese es un elemento clave, que tal vez un gestor cultural, ajeno al medio, no tiene». Como si la escena de improvisación libre de la ciudad exigiera la conformación del festival, y no a la inversa. «Es la manera de las grassroots, los movimientos que nacen desde abajo, por una necesidad».
El cartel de los cuatro días es enorme: desde el ya mencionado Tollef Østvang (baterista de agrupaciones como All Included, junto a Martin Küchen), pasando por Remi Álvarez, Aimée Theriot o Gustavo Nandayapa, hasta Germán Bringas, Milo Tamez o Wilfrido Terrazas, se presentan casi 70 artistas, por lo que la propia tarea de organización ya tenía su grado de complejidad. Carlos Alegre, sin embargo, ataja: «en realidad puedes combinar a todo mundo con todo mundo. En la onda de las Rondas Repentistas, queremos hacer ensambles inéditos. En ese campechano, tenemos montones de posibilidades. Todo parte del imaginario, todo es invención». Las sesiones de Derrepente Enrrededor, además, se combinarán con exposiciones inéditas de artes visuales (como en la jornada con sede en El Quinto Piso) o de proyectos audiovisuales (como en la jornada con sede en el Espectro Electromagnético). «Cuando empecé a escuchar la escena de músicos improvisadores», apunta Patricio O’Hea, pintor y miembro del colectivo de El Quinto Piso, «me hablaba de mi manera de trabajar. Nuestros procesos de trabajo son parecidos, congenian muy bien, y tal vez si nos unimos podemos ayudar a ampliar un espectro común de público. Los colectivos podemos funcionar como una red y ofrecer un circuito cultural autónomo».
En ese aspecto radica una de las grandes potencias de un festival como Derrepente Enrrededor. Milo Tamez, quien el viernes ofrecerá la sesión titulada “Pollock. Los tambores pintores”, resume: «La cultura, así como la sociedad, está fragmentada. La escena de música improvisada siempre será una posibilidad para que se genere comunidad. Y esa escena está creciendo muchísimo. Cierto formato de gran festival de música creativa está desapareciendo, o por lo menos se debilitó porque se debilitaron los presupuestos para las políticas culturales. Pero la escena underground de la ciudad está bien fuerte. No sé qué vaya a suceder a largo plazo, ojalá que crezca, y se convierta en el nuevo espacio para el arte creativo en la ciudad».
Hoy comienza, en El Quinto Piso (Venustiano Carranza 70, Centro Histórico), la primera edición del festival Derrepente Enrrededor, con actividades hasta el próximo sábado en diversas sedes. La información completa en su página de Facebook.