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Diseño

Diseño y producción local

‘Km Zero’ es una reunión de objetos que reflexiona sobre el diseño y sus limitantes; conversamos con Sanna Völker, la curadora

Javier Burillo | lunes, 31 de agosto de 2020

Piezas de Omayra Maymó, Turbina Studio y Isaac Piñeiro para el proyecto Km Zero

En medio de la crisis sanitaria global emergen nuevos proyectos de diseño, derivados de la búsqueda de soluciones a los efectos negativos del confinamiento. Km Zero es una colección de mobiliario y objetos creada por siete diseñadores afincados en Madrid y Barcelona. La serie, curada por Sanna Völker, consiste en trabajos conceptualizados durante la cuarentena española y elaborados a menos de un kilómetro de la casa de cada creativo. Völker pidió a los diseñadores que “materializaran sus experiencias e impresiones en una pieza que representara las limitaciones y posibilidades de la situación”. 

Los diseños abordan las consecuencias del distanciamiento social y la importancia de la colaboración en tiempos pandémicos. “Km Zero nace del deseo de documentar un impacto primordial en nuestras vidas y la necesidad de unirnos mientras permanecemos separados”, explica Völker. Los autores de las piezas –Isaac Piñeiro, Júlia Esqué, Marta Ayala Herrera, Omayra Maymó, Paula Clavería, Turbina Studio y la propia curadora– demuestran que las limitantes espaciales no tienen por qué reducir las capacidades creativas. 

Siete piezas creadas desde el confinamiento

La diseñadora industrial Marta Ayala Herrera creó el banco 2/1, dos asientos de madera individuales separados por un reposabrazos que reflejan los carencias e inconvenientes de la sociedad occidental. Aunque los usuarios pueden sentarse de forma independiente, comparten y dependen del mismo soporte. Paula Clavería aprovechó aún más su entorno inmediato: No2 está compuesto por escombros y restos de mampostería que se apilan uno encima del otro para formar un asiento pequeño de tres patas. Völker, por su parte, contribuyó con una tetera alta y cilíndrica llamada Presence, que reflexiona sobre el ritmo de la vida cotidiana a través de la ceremonia del té y el sonido del agua. 

Turbina Studio entiende en Future Archaeology que el futuro sostenible podría encontrarse en el pasado: cuencos y platos elaborados en colaboración con un estudio de cerámica son desprovistos de su funcionalidad. Con una cuerda de esparto hecha por un artesano local, Omayra Maymó enrolla varias piezas geométricas para crear el Taburete 1927, inspirado en una técnica española de casi un siglo de antigüedad. Km Zero también incluye el banco curvo Sabu, en el que Isaac Piñeiro reutiliza una pieza de madera laminada abandonada durante años en su estudio, así como la serie de vasijas Indoor Landscape, creada por Júlia Esqué para inclinarse y permanecer en posición oblicua sin perder el equilibrio.  

Km Zero

Piezas de Sanna Völker, Marta Ayala Herrera, Turbina Studio y Paula Clavería

Repensar la colaboración entre diseñadores

La intención de Km Zero es explorar las oportunidades de producción local en Barcelona y Madrid, las dos ciudades más grandes de España. “Todavía hay muchos artesanos y pequeñas industrias en el país, un patrimonio cultural que es importante preservar. Después de la estricta Fase 0 entramos en la Fase 1, no podíamos exceder el límite de un kilómetro impuesto, pero podíamos recorrer las calles cercanas durante unas horas restringidas cada día. En esta transición, muchos de nosotros sentimos un mayor aprecio por nuestros vecinos y negocios locales, teníamos miedo de perderlos debido a los tiempos difíciles”. 

“Queremos contar esas experiencias vividas durante la cuarentena y reflexionar sobre la situación actual; recopilamos historias de distanciamiento social, salud mental, artesanías tradicionales y contemporáneas, movimientos de diseño transcultural, el uso de retales industriales, el impacto de los seres humanos en la ciudad y cómo la ciudad nos afecta como personas”, agrega Völker. 

La curadora explica que buscaron aprovechar los materiales de su entorno inmediato con originalidad, pero sin perder el sentido de lo local y la tradición. “Los jarrones de Júlia Esqué, hechos con excedentes metálicos, son una perfecta representación del polígono industrial del Poble Nou de Barcelona; el esparto tradicional del taburete de Omayra Maymó expresa el aire de los barrios madrileños; el estudio Turbina y yo nos encontramos en áreas vecinas donde existen muchos talleres pequeños de cerámica; Marta Ayala Herrera, Isaac Piñero y Paula Clavería completaron sus piezas utilizando una combinación de materiales de origen local, colaboraciones con artesanos y su propia contribución”. 

Acceso limitado de materiales y espacio

“Para los diseñadores, la limitación de un kilómetro fue algo que encontraron interesante e inspirador”, admite Völker. “Necesitaban escanear sus barrios a detalle y, por lo tanto, su pieza nacería de descubrimientos personales. Esto naturalmente limitó nuestra gama de opciones y materiales, sin embargo la colección tiene una sensación humilde y natural, que se debe en parte a esos límites, pero también a lo que muchos de nosotros reflexionamos durante este tiempo, porque realmente no se necesita tanto para poder diseñar”. 

“La pandemia nos ha hecho reflexionar sobre nuestras prioridades personales, nuestro estilo de vida y el tipo de sociedad en la que deseamos vivir. Producir y consumir localmente ha estado en nuestras agendas durante años, pero hasta que no nos vemos obligados a actuar sobre una idea no nos comprometemos completamente con ella. Ahora, y al menos durante algún tiempo más, haremos uso de nuestros recursos y oportunidades locales. Espero que nos demos cuenta de las ventajas de esta oportunidad y continuemos haciéndolo después”.  

Sanna Völker es una diseñadora de objetos y muebles originaria de Suecia. Su obra toma referencias de la arquitectura brutalista, que materializa en piezas de formas puras. En 2018 curó Perception, un proyecto celebrado durante la Barcelona Design Week de ese año que reflexiona sobre la experiencia de visitar exposiciones de diseño y salas de exposición debido a las redes sociales y las compras en línea. La muestra incluyó mobiliario, audio y video de la colaboración entre 16 artistas con sede en Barcelona. 

La exposición Km Zero puede visitarse de forma virtual a través de la cuenta de Instagram del proyecto y el sitio web de la curadora

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