21/11/2024
Artes escénicas
El teatro desde el confinamiento
Distintos creadores escénicos plantean aquí su posición frente a la incertidumbre que enfrenta el teatro mexicano a causa de la pandemia
Las artes escénicas enfrentan un proceso desafiante y complejo durante la contingencia sanitaria. En espera de la “nueva normalidad”, compañías y artistas han encontrado refugio en las plataformas digitales tras el cierre de los foros. Aunque se debaten los aspectos en los que la virtualidad desnaturaliza el hecho teatral, ha sido la forma en la que los creadores se mantienen en contacto con sus públicos.
Una oportunidad
Para Itari Marta, actriz, productora y directora del Foro Shakespeare, se trata de un momento crucial para el replanteamiento de la disciplina. “Los artistas escénicos deben incorporar lo digital como parte de su sistema de producción, ya que el teatro está mutando, y no porque exista la virtualidad las artes vivas van a desaparecer de un día para otro”.
“Históricamente el teatro ha hecho la crónica y el reflejo del presente. Es inevitable pensar que a ese monstruo le van a salir más orejas, más ojos, más brazos. Está haciéndose cuestionamientos sobre su función en la sociedad ahora más que nunca. No queremos sustituir al teatro ni tampoco hacer televisión, pero debemos de tratar este nuevo lenguaje con profesionalismo y dignidad, puesto que no es algo pasajero y así hay que entenderlo. Esta oportunidad alimenta, fortalece y enriquece al teatro”, añade la fundadora de la Compañía de Teatro Penitenciario, que este mes fue galardonada con el Premio Ciudad de México, de la Academia Metropolitana de Teatro, por su contribución social y artística a la capital del país.
“Estamos en una situación de miedo, riesgo e incertidumbre”, admite Marta. “Espero que esta situación tan compleja nos obligue a cambiar nuestro modelo teatral, incluso la manera en la que nos relacionamos unos con otros. El egoísmo y el individualismo no son sustentables, es momento de imaginar y crear pero sin darnos de machetazos entre los teatreros. Tenemos que ser más fuertes, la economía teatral está en crisis y urge el apoyo del Gobierno, pero si nos unimos saldremos adelante. El futuro del teatro está en la colaboración”.
¿Teatro por Zoom?
El director y actor Fernando Bonilla montó recientemente A ocho columnas, de Salvador Novo, una certera crítica al carácter manipulador de los medios de comunicación, que no ha perdido vigencia. Con la idea de que el teatro y la vida son conceptos sin fronteras, afirma que es una contradicción llamarle teatro a algo que no requiere del convivio presencial. “No se puede forzar la teatralidad a una plataforma que no le hace justicia. El teatro no necesita reinventarse ni redescubrirse, más bien tendría que caminar hacia sus orígenes”.
“El teatro es una experiencia colectiva en un mismo espacio, donde se ofrecen obras irrepetibles y efímeras. Si no es así no es teatro. No pretendo descalificar ninguna actividad virtual, pienso que pueden llegar a ser complejas, atractivas y profundas. Las posibilidades son infinitas, es verdad, pero no transmiten las emociones de la manera en la que lo hace una pieza teatral. Sí, es otro lenguaje; sin embargo, bajo ninguna circunstancia debe pretender emularlo o sustituirlo: nunca lo logrará”.
La compañía Shakespeare & Cía presenta actualmente la primera temporada de Edificio San Miguel en pandemia. Bonilla, que participa en el proyecto, mantiene su postura en defensa del teatro tradicional, aunque reconoce que la idea es poderosa, pues se trata de una experiencia realizada únicamente para Zoom, donde los inquilinos del edificio se quejan de los días de confinamiento. “El resultado es una burla a las deficiencias técnicas de la misma plataforma. Formas inteligentes de innovar, que además nos conectan con audiencias ávidas de teatro que están alejadas geográficamente”.
La escena remota
Jerónimo Best, productor de La obra que sale mal, es directo: “El teatro bajó su telón por la salud de todos y no sabemos cuándo volverá”. Además, explica que la situación es muy delicada, pues representa un freno económico para los integrantes de las producciones. “Tenemos que seguir con el espíritu de la compañía”, asegura el miembro de Próspero Teatro. “Buscaremos nuevas formas de financiarnos para pagar honorarios a los técnicos y actores, lo cual es un reto complicado, puesto que la única fuente de ingresos hasta ese momento venía de los teatros”.
“El teatro traducido a las plataformas digitales tiene un mayor alcance. Surgirán nuevos hábitos para concretar las actividades teatrales de manera remota, llegando a públicos de cualquier parte del mundo, pero como consecuencia, al tener una pantalla de por medio, la energía de los espectadores será más difícil de controlar, por lo que la gente extrañará el teatro y querrá volver a sentarse en las butacas de las salas”, agrega Best.
Nuevos métodos
Marta, Bonilla y Best coinciden en que el teatro nacional cuenta con una oferta muy amplia, pero señalan las continuas trabas administrativas del sector cultural y uno de los principales problemas: la endogamia de públicos y la poca diversificación de contenidos. Esto no quiere decir que los artistas no estén pensando creativamente: algunos están planteando la intersección de distintos medios de forma exitosa. El actor y director Humberto Busto, por ejemplo, realizó un ensayo audiovisual sobre el impasse en el que se encuentran las artes escénicas, específicamente el teatro, durante la pandemia. Aunque involucran a un número limitado de personas, estos ejercicios resultan significativos en una comunidad que ha sido puesta en pausa de manera indefinida.
“El teatro contemporáneo ya no se trata solamente de elementos físicos en escena. Hay directores como Rafael Spregelburd y Katie Mitchell o el colectivo Lagartijas Tiradas al Sol, que trabajan a partir de la imagen proyectada de experimentos, objetos y miniaturas”, explica Busto. “Es conmovedor saber que debemos encontrar nuevos métodos sin juzgarlos, lo cual abrirá puertas de expresión que hasta ahora estaban cerradas”.