“Hace 3 años se contabilizaban unas 30 o 40 propuestas, hoy la cantidad de expresiones musicales en lenguas originarias son incontables”, asegura Édgar Ruiz, curador del Festival Internacional Estruendo Multilingüe, que hoy inicia en el Museo Universitario del Chopo. Ruiz, que desde la sociología y la antropología se aproxima al fenómeno vivo de estas músicas, considera que el panorama es tan amplio que debe investigarse desde lo local: “no es lo mismo lo que ocurre en Oaxaca, en la costa sonorense de Punta Chueca o en la península, por decir algo”.
En México, tanto desde el indigenismo como del multiculturalismo, se ha imaginado a las culturas musicales de los pueblos originarios y afrodescendientes como patrimonios acabados o bien, como remanentes del colonialismo; sin embargo, los imaginarios son replanteados por cada nueva generación de músicos que manipula su herencia musical y lingüística, sin rechazar el influjo de otros confines culturales. Aunque se agrupen en un mismo concepto, cada propuesta es particular.
La sexta edición del encuentro se nutrirá de la presencia de, entre otros, Snotty Nose Rez Kids, cuyo estilo de club-banger combina beats de trap con un tejido lírico particular, que tiende a lo irónico. Los integrantes del grupo (los emcees Darren Young D y Quinton Young Trybez) son originarios de la Nación Haisla, originaria de Canadá. “Canadá sigue viendo a los pueblos originarios como incivilizados, entonces ellos responden a eso”, comenta el curador. (En términos fílmicos, el cineasta mexicano Juan Manuel Sepúlveda ha documentado esta situación en el norte de América a través de filmes como La balada del Oppenheimer Park.)
«El folclor tiene una acepción de ‘souvenir’, en el que la cultura es un objeto de recuerdo para venderle a los turistas. Durante todo el siglo XX se ha querido que el indígena permanezca en el museo, vistiendo su traje tradicional, mientras se aplican políticas de etnocidio»
También se presentará Kujipy, agrupación de músicos de Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca, que hace una fusión de música balcánica, jazz, punk y reggae con la larga y vasta tradición de flautas de viento y de tambor de la región oaxaqueña. “Es muy interesante porque en Oaxaca los músicos se forman desde muy pequeños en la tradición musical casi jazzística de las grandes bandas de viento y luego se nutren académicamente, generando fusiones singulares con letras en lengua mixe”, apunta el curador.
Ruiz, que tiene el propósito de generar una cartografía que agrupe estas expresiones musicales, asegura que este fenómeno musical se viene estudiando desde hace más de tres décadas. “José Luis Paredes Pacho, director del Museo del Chopo, tiene una investigación que revela cómo en los años 80 ya había una banda punk en otomí. Sin embargo fue el movimiento zapatista de 1994 el que visibilizó a nivel nacional a los pueblos originarios. A estas manifestaciones musicales y culturales, en la que hoy predominan los jóvenes, yo las llamo el México under profundo”, explica.
“Eso ayuda a que nos quitemos la idea de que todos los pueblos indígenas en México son iguales, cada uno tiene su historia y complejidades diferentes. El folclor tiene una acepción de souvenir, en el que la cultura es un objeto de recuerdo para venderle a los turistas. Durante todo el siglo XX se ha querido que el indígena permanezca en el museo, vistiendo su traje tradicional, mientras se aplican políticas de etnocidio. Para evitar caer en la visión folclorista en las artes y la cultura es necesario centrarse en la propuesta estética, poner atención en lo que el artista abraza, en su discurso”, aclara Ruiz.
Aquí, el programa de actividades del Festival Internacional Estruendo Multilingüe, cuyas actividades se extienden hasta el 20 de octubre.
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