03/12/2024
Artes visuales
El punto se vuelve nudo: Gabriel Kuri
Recorrimos con el artista su primera exposición individual de gran escala en un museo mexicano: ‘Pronóstico’, en el Museo Jumex
Me recibe una piedra enigmática, porosa, suspendida en el muro de la entrada a la galería, cubierta con plástico (por ahora). Se escucha el ruido de personas trabajando. Están afinando los últimos detalles de la exposición que se abrirá al público un par de días después. Avanzo y encuentro al artista dando indicaciones. El 22 de junio se inaugura Pronóstico en el Museo Jumex de la Ciudad de México.
Han pasado más de tres décadas desde que un grupo de artistas jóvenes comenzó a reunirse en Tlalpan en lo que la historiografía del arte mexicano conoce como el Taller de los Viernes. Gabriel Orozco nucleaba las reuniones, a las que asistían nombres que, junto a los de otros grupos de la época, darían un nuevo impulso al arte contemporáneo en el país: Damián Ortega, Abraham Cruzvillegas, los hermanos Gabriel y José Kuri, el Doctor Lakra. Esporádicamente se les unían Guillermo Santamarina y Laureana Toledo.
“Me siento privilegiado de ser parte de una generación que, coincidiendo con el momento de la globalización, empezó a recibir atención desde fuera y desde dentro. Ha habido muchos cambios, pero entiendo muy bien cómo llegamos aquí. En aquel momento había un gran deseo por hacer cosas”, explica Gabriel Kuri (Ciudad de México, 1970) mientras recorremos su primera exposición individual en un museo del país.
El artista vive desde hace años en Bruselas. Ante la propuesta de Kit Hammonds, curador en jefe del Museo Jumex, de montar esta exposición, surgió la pregunta: “¿Cómo me presento en mi ciudad, a los 52 años, en un museo que tiene muchísima visibilidad?”. Pronóstico no es una retrospectiva, sino un recorrido por el trabajo reciente de Kuri. Se trata de medio centenar de piezas que ofrecen una vista panorámica de las preocupaciones formales y conceptuales del artista.
Nuestra conversación es a veces interrumpida por el equipo de montaje, que afina detalles de la instalación que da nombre a la muestra, que será exhibida por primera vez.
Nuestra conversación es a veces interrumpida por el equipo de montaje, que afina detalles de la instalación que da nombre a la muestra, que será exhibida por primera vez, junto a obras que dialogan de formas renovadas en la Galería 2 del museo. “En una exposición como ésta tengo la oportunidad de reencontrarme con algunas piezas. Es una gran satisfacción dar con ciertos clics asociativos que permiten relacionar unas cosas con otras”.
Homo economicus
Desde el inicio del recorrido queda clara la apuesta: hacer ver el complejo entramado financiero en el que se desarrollan nuestras vidas en el capitalismo avanzado. Pero no hay explicaciones en ninguna parte, se trata de un discurso sustentado en objetos escultóricos. Hard credit soft guarentee (2023), una de las piezas más recientes, evidencia el interés de Gabriel Kuri en la economía conductual. Una serie de colchones son atravesados por términos financieros y tablas de cálculo con los que las tiendas diseñan las ventas a crédito.
“Soy escultor y, aunque suene romántico, pienso que el arte es una cuestión de presencia. Sigo pensando que las exposiciones son formas de comunicación muy relevantes”, me dice el artista. Estamos ahora frente sus icónicos gobelinos. El conjunto, que ocupa el muro más largo de la galería, despliega toda su potencia material. Se trata de tíquets que, a cierta escala, hacen del punto de una impresora el nudo de un tejido. Una autobiografía soterrada a través de retiros en cajeros, pagos de servicios, cambios de divisas…
Se tiene la sensación de atestiguar el paisaje de la economía financiarizada, donde sin embargo abundan las ironías, los juegos entre materiales de orígenes diversos, el diálogo con el surrealismo y la escultura minimalista, la coexistencia de objetos encontrados y piezas de ejecución impoluta. En el trabajo de Kuri es evidente la preocupación por la técnica, por la nitidez formal de las piezas.
“Soy escultor y, aunque suene romántico, pienso que el arte es una cuestión de presencia. Sigo pensando que las exposiciones son formas de comunicación muy relevantes.”
“Un paisaje romántico donde el cielo y el horizonte se sustituyen por signos y símbolos en primer plano, y el clima incontrolable se convierte en un peso muerto de agua”, escribe Hammonds en el cuaderno que acompaña a la exposición. La instalación Pronóstico (2023) plantea, en ese sentido, una síntesis. Detrás de una vitrina se encienden, como estrellas en una constelación, los logos de diversas instituciones financieras. Ante ellas pende una bolsa de plástico llena de agua, ¿para ahuyentar a las moscas? En el muro de enfrente un pequeño nicho alberga un dibujo sin fechar del Dr. Atl, Explosión paricutínea. Ahí se explica, a través de un sencillo diagrama, la lógica de la erupción volcánica.
Objetos aumentados, materiales resignificados por el contexto, alusiones a un paisaje material con cuyos residuos podrían escribirse biografías o versiones particulares de la historia. Tarjetas de crédito y conchas, celulares y condones, mármoles y latas de refresco, cerillos, colillas, volúmenes de concreto, planchas de acero. Acaso los restos, los detritos de un relato que el espectador debe construir.
Tras su participación en Siembra de Kurimanzutto, en 2021, Gabriel Kuri vuelve a exponer en México a una escala inédita, en el Museo Jumex (“No es una institución pública pero casi cumple ese papel”, explica). Pronóstico hará convivir a quienes han seguido la trayectoria del artista con nuevos públicos, enfrentados por primera vez al desconcierto que producen sus piezas. Podrá visitarse hasta el 15 de octubre.