El mundo como lo conocemos lleva desapareciendo cerca de dos décadas y contando. O más. O menos. Eso dicen los expertos, quienes aseguran que la música ya no importa o que el rock está muerto. Genios del cálculo, científicos del tanteo y la especulación de precisión. En medio de los mitos culturales modernos más blandengues, sobre todo los de la música moderna de Occidente, resistir los embates del tiempo plantea al menos dos extremos de actitud: el cinismo o la solemnidad infantil.
Un caso que puede servir para ejemplificar los devaneos entre pensamiento político, arte y fetichismo cultural es la agrupación canadiense Godspeed You! Black Emperor, que suele desatar conversaciones sustanciales sobre los maremotos conceptuales de su música. Habita su propia mitología, que se enquista en ediciones numeradas, pasajes sonoros que dejan boquiabierto y, en el ocaso del día, sonidos que redundan en el afiche gastado de la pared: son una banda de rock.
GY!BE habita su propia mitología, que se enquista en ediciones numeradas, pasajes sonoros que dejan boquiabierto y sonidos que redundan en el afiche gastado de la pared: son una banda de rock.
Por fortuna o maldición, la claridad de miras de Efrim Menuck ha sido evidente desde 1994, con una amplitud sonora tan permeable como abierta, que lo mismo soporta las tildes de hippismo progre que la escucha atenta de los oídos correspondidos. Con hiatos prolongados, espíritu punk, ausencia de exhibicionismo mediático, epicidad trasnochada y humor críptico y mordaz, Godspeed You! Black Emperor sigue teniendo un papel relevante dentro de la música popular, apuntando el tono negro de los tiempos modernos.
Para los seguidores del ostracismo lúgubre, GY!BE aún es un bastión, si bien con el “factor sorpresa” ya sin lustre, derivado de la erosión natural del tiempo y la exposición. Consigue, pese a todo, resistir la comparación con su propio pasado. Donde sus producciones discográficas de la última década aparentan un solipsismo cansino, las presentaciones en vivo de la banda siguen cosechando comentarios: una experiencia similar a la del apocalipsis, robo de energía, tsunami espiritual, agotamiento anímico deseable…
Para el periodista cultural Christian Mendoza, la pertinencia y la vigencia de un proyecto como Godspeed You! Black Emperor se sostienen en un sentido de ductilidad que orbita sobre lo que una banda puede ser. “Contrario a Sigur Rós o Mogwai, bandas contemporáneas que también incorporan rock y orquestación en su música, GY!BE se concibe a sí mismo más como un colectivo que trabaja sobre las distintas ideas musicales de sus integrantes, y eso terminó activando muchas nociones sobre la extensión en sus discos”.
Para los seguidores del ostracismo lúgubre, GY!BE aún es un bastión, si bien con el “factor sorpresa” ya sin lustre, derivado de la erosión natural del tiempo y la exposición. Consigue, pese a todo, resistir la comparación con su propio pasado.
“Piensan mucho la estructura, y creo que eso se debe a lo que sus miembros aportan a ese ‘todo’ colectivo. La otra cosa que me parece muy bella es que han podido trabajar con distintos niveles de sonido y producción, algo que no abunda en el post-rock, un estilo que tendió a volverse mucho más nítido y limpio sonoramente hablando. Han sabido ser más dinámicos. El disco que grabaron con Steve Albini (Yanqui U.X.O., 2002), por ejemplo, no suena para nada al anterior (Lift Your Skinny Fists Like Antennas To Heaven, 2000), que a su vez se aleja de los drones y las atmósferas de sus inicios, o a los arreglos orquestales sin batería de discos recientes (Luciferian Towers, 2017). Eso me parece un gran aporte, porque el post-rock nunca pudo cambiar de sonido por completo”, expone Mendoza.
Resulta desconcertante, tanto como la música misma, el apego, el aprecio y el culto que se le profesa a una banda que ha sabido quitarle el capote al miedo y el sufrimiento colectivo para verlo por una lente de claroscuros agonizantes. Tal vez eso haga eterna o intemporal a la música de GY!BE, que sigue repartiendo bálsamo y fuste por igual a las almas atormentadas del fin del mundo.
Godspeed You! Black Emperor, cuyo último trabajo discográfico es G_d’s Pee at State’s End! (2021), visita la Ciudad de México por segunda ocasión. Se presentará el jueves 7 de marzo, como parte del Pitchfork Music Festival CDMX, en el Frontón Bucareli, junto a la banda mexicana Vyctoria.