Este año el Festival de Cine Judío en México presenta una programación diversa. Su interés por captar audiencias nuevas es notable. Un ejemplo: Una historia de amor en Hollywood (2015), de Daniel Raim, es un documental –que se exhibe en el marco del encuentro fílmico– sobre dos creativos poco conocidos de la historia del cine de Estados Unidos. Harold y Lillian Michelson formaron pareja tanto en el trabajo como en el amor. Ella, que ha dedicado su vida a la investigación documental para la realización de películas, inició su carrera en El bebé de Rosemary (1968), de Roman Polanski. Él, proveniente de una tradicional familia judía, logró su primera gran oportunidad al crear el storyboard (o guion gráfico) de Los diez mandamientos (1956), de Cecil B. DeMille.
El filme, que cuenta las dichas y sinsabores del romance entre Harold (que murió en 2007) y Lillian (ya retirada del mundo del cine), es una obra que permite meditar sobre la noción de autoría en el cine. ¿En qué medida el arte cinematográfico surge de la colaboración entre varias personas? La noción de autor, en la que insistieron los críticos franceses devenidos creadores –Chabrol, Truffaut, Godard. etc.–, es un tema todavía discutible. En Hollywood prevalece una máxima: para realizar una película se dispone de un ejército de especialistas, que es orquestado por varias personas para materializar las ideas de un director. Sin embargo los proyectos cambian conforme se hacen, se le añaden nuevas formas o estrategias que los mejoran. Así lo constata Harold, cuyos dibujos fueron usados como base para la escena en la que Moisés abre el mar Rojo en el filme de De Mille. El dibujante, por otro lado, jamás conoció al legendario director de varios de los filmes épicos más célebres de la historia (Cleopatra, 1934; Sansón y Dalila, 1949). Con Hitchcock, por otro lado, su relación fue diferente. “Él se rodeaba de gente que mejorara su visión”, dice Harold en la película. El artista gráfico, que hizo los storyboards de Los pájaros (1963) y Marnie (1964), comenta que Hitchcock fomentaba la retroalimentación entre sus colaboradores, en los que confiaba profundamente.
Lillian, a quien se le encomendó estudiar el comportamiento de las aves para el filme de Hitchcock, estableció una biblioteca a la que acudieron personas como Francis Ford Coppola y David Lynch para estudiar múltiples temas relacionados con sus proyectos. Michelson, que en pocas ocasiones apareció en los créditos de las producciones en las que trabajó, fue asesora e investigadora de temáticas como la brujería (El bebé de Rosemary), la guerra (1941, de Steven Spielberg, 1979) y el narcotráfico (Scarface, de Brian de Palma, 1983), entre muchos otros.
El filme de Raim, que en documentales previos ha explorado el trabajo de creadores poco conocidos dedicados al diseño de producción, encarna una reflexión sobre la naturaleza social del cine, ajena a la idealización del artista ensimismado que lidia con sus demonios para poder crear.