Nació en Tartu, Estonia, en 1972. Es una de las compositoras jóvenes más interesantes del panorama internacional. Inició sus estudios en la Academia Estoniana de Música de Tallin y los completó en el Conservatorio Nacional Superior de Música y en el IRCAM de París. El trabajo de Helena Tulve –piezas de cámara y vocales, mayormente– se ha interpretado en importantes sedes europeas. Parte de su obra puede oírse en el disco Lijnen, editado por el sello ECM en 2008: una música singular, que esquiva las clasificaciones fáciles.
¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
Caminar en la naturaleza, encontrarme con amigos, leer o ver películas.
¿Qué palabra utilizas con más frecuencia?
Tiempo.
¿Cuál fue el último libro que te resultó admirable?
El evangelio de María, de Jean-Yves Leloup.
¿Y película?
Twin Peaks, de David Lynch.
¿Qué disciplinas artísticas te interesan además de la tuya?
Artes visuales, cine, danza contemporánea, teatro, arquitectura, literatura.
¿Qué música te conmueve?
La que es sincera, valiente, frágil y bella.
¿Qué te indigna?
La violencia.
¿Qué te alegra?
Las cosas pequeñas. En este momento, el aire de la primavera.
¿Por cuál ciudad sientes debilidad?
Por Tallin, la ciudad donde crecí, y París, donde he pasado largo tiempo.
Menciona un momento del día que disfrutes particularmente.
El silencio y la calma de la noche.
¿Cómo descubriste tu vocación?
A los 14 años estudié teoría musical, era obligatorio estudiar composición. Y me di cuenta de que era la pasión de mi vida.
¿Te identificas con algún personaje de la ficción?
No realmente. Aunque a veces me identifico con los autores que leo.
Publicado en La Tempestad 78 (mayo-junio de 2011)