21/11/2024
Arquitectura
INFRAESTRUCTURA CULTURAL MEXICANA
El día de hoy el periódico Reforma público el artículo “¿Oootro monumento en la CDMX?” , en él Silvia Isabel Gómez anuncia la –sospechosa– construcción de un nuevo monumento para conmemorar el centenario de la Constitución de 1917:
«Seis años después de la fallida Estela de Luz, lamenta la historiadora Verónica Zárate Toscano, persiste el afán conmemorativo: «Siempre se busca dejar un recuerdo material, aunque ya vimos que no funciona».»
En este contexto revisamos diez ejemplos de infraestructura cultural edificada en México en esta década, que oscilan entre la pertinencia y el capricho.
La primera década de este siglo trajo consigo la construcción, ampliación o renovación de varios de los hitos culturales que sostienen la infraestructura cultural del país. Estas sedes ubicaron a México, con la capital como núcleo, entre los destinos predilectos de quienes recorren la Ruta Global del Arte Contemporáneo. Pueden mencionarse el Museo Universitario Arte Contemporáneo, el Museo Tamayo, el Museo Universitario del Chopo, el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, el Laboratorio Arte Alameda, la Biblioteca Vasconcelos, el Museo Experimental El Eco, el Museo de Arte Carrillo Gil, el Museo de Arte de Zapopan o el Centro de las Artes de San Agustín (Oaxaca). Además de conservar colecciones y producir exposiciones, algunas de estas instituciones funcionan también como foros para otras artes: la danza, el teatro, la música o el cine. El museo del siglo XXI es un espacio de usos múltiples, que acumula capital cultural.
Hoy, en pleno auge de la llamada “economía naranja” y de las industrias culturales y creativas, ¿qué proyectos arquitectónicos han robustecido la infraestructura cultural mexicana en el último lustro? Esta selección incluye edificios que destacan por la pertinencia de sus programas artísticos, pero también elefantes blancos: es un paisaje con claroscuros.
MUSEO AMPARO
Puebla, 2011
Abierto en 1991 en un edificio del siglo XVI, cuenta con cuatro colecciones de arte (prehispánico, colonial, moderno y contemporáneo). En 2011 se orientó al arte contemporáneo a través de una reconfiguración a cargo de Enrique Norten (TEN Arquitectos). En sus salas han expuesto William Kentridge, Graciela Iturbide, Carlos Amorales, Annette Messager y Francis Alÿs, entre otros. Recibe unos noventa mil visitantes al año. Dirigido desde 2009 por Ramiro Martínez Estrada, se ha convertido en el museo contemporáneo más relevante fuera de la Ciudad de México. Pertenece a la Fundación Amparo.
MUSEO SOUMAYA
Ciudad de México, 2011
Diseñado por Fernando Romero (FR-EE), exhibe lo mismo retratos de maestros europeos que esculturas prehispánicas o pintura mexicana de los siglos XIX y XX. La estructura de piel escamosa, severamente criticada por sus deficiencias museográficas, cobija trabajos de Auguste Rodin, El Greco, Dalí o Diego Rivera. Recibe aproximadamente tres mil 500 visitantes diarios, pero es indiferente a la comunidad artística local. Ubicado en la colonia Granada, el museo pertenece al Grupo Carso. Lo dirige Alfonso Miranda Márquez. Con ADN de tienda departamental, funciona como distracción de fin de semana.
MUSEO ELEVADO DE VILLAHERMOSA
Villahermosa, 2012
El MUSEVI fue inaugurado en diciembre de 2012 y cerrado en febrero de 2013. El edificio-puente diseñado por TEN Arquitectos, que costó sesenta millones de pesos, continúa vacío, inoperante. Conecta dos lagos aislados en la zona hotelera de la capital de Tabasco, su arteria económica y turística. Pertenece a la especie típica de las capitales de provincia, el elefante blanco, que nace con la promesa de derrama económica y prestigio cultural. Pocos gobernantes se resisten a las mieles de este tipo de infraestructura. El museo formaba parte del proyecto municipal Paseo de las Ilusiones.
CINETECA NACIONAL DEL SIGLO XXI
Ciudad de México, 2012
La catedral de la cinefilia mexicana se inauguró en 1974, dentro de los Estudios Churubusco, pero luego del desafortunado incendio de 1984 se instaló en la avenida México Coyoacán. Tras la expansión y remodelación emprendida por Michel Rojkind, sus veintinueve mil metros cuadrados incluyen diez salas de proyección y un foro al aire libre; también cobijan acervos fílmicos, un centro de documentación, un laboratorio de restauración y una videoteca digital. A pesar de las deficiencias y las polémicas, el conjunto es fiel a su espíritu original y opera de manera satisfactoria. El director es Alejandro Pelayo.
CENTRO DE CULTURA DIGITAL
Ciudad de México, 2012
El CCD nació a la sombra de la Estela de Luz. Inicialmente, su espacio estaba destinado a un memorial, pero después de las fuertes críticas a su presupuesto y su diseño, el espacio proyectado por César Pérez Becerril fue convertido en un centro dedicado a la difusión de las formas comunicativas y expresivas del mundo digital. Las instalaciones procuradas por el despacho AT103 incluyen una terraza para exposiciones, sala de cine y video, un espacio polivalente y otro para el arte sonoro. Gracias a sus programas, el foro dirigido por Grace Quintanilla ha logrado librarse de la sombra de la “Suavicrema”.
CIUDAD DE LOS LIBROS Y LA IMAGEN
Ciudad de México, 2012
Primero una fábrica de tabaco, luego una prisión militar, después una biblioteca. En 2012 la Ciudadela fue transformada arquitectónicamente por Alejandro Sánchez y Bernardo Gómez Pimienta, mediante la recuperación de los cuatro patios nucleares y la acentuación de las circulaciones interiores. El espacio resguarda las bibliotecas personales de Alí Chumacero, Jaime García Terrés, Antonio Castro Leal, José Luis Martínez y Carlos Monsiváis. El prometedor complejo aún no ha sido terminado, y es blanco de críticas por el gasto millonario en la adquisición de acervos que comparten diversos títulos.
LA TALLERA SIQUEIROS
Cuernavaca, 2012
Desde su reapertura en 2012, el que fuera el estudio de Siqueiros manifiesta sus nuevas preocupaciones en el gesto arquitectónico de Frida Escobedo: el inmueble se vincula a una plaza adyacente, y recibe a los visitantes con dos murales que lo orientan hacia el acceso. Residencia para artistas extranjeros y espacio de exhibición, La Tallera ha demostrado compromiso con las propuestas curatoriales y las expresiones artísticas que alberga. Único espacio de este tipo en Morelos, forma parte del Proyecto Siqueiros de la capital, dirigido por Taiyana Pimentel. Ha tratado de establecer lazos con el entorno local.
MUSEO JUMEX
Ciudad de México, 2013
Para recapitalizar su colección de arte, la Fundación Jumex encomendó a David Chipperfield su primer edificio en Latinoamérica, en Plaza Carso. Los cuarenta y cinco mil metros cuadrados, organizados en cinco plantas, componen un volumen de silueta fabril y piel de mármol travertino, que contrasta con su vecino sinuoso, el Soumaya. Dirigido por Julieta González, el museo se ha convertido en destino habitual de importantes exposiciones itinerantes. Su legitimidad y autonomía curatoriales han sido cuestionados desde la cancelación de la que habría sido la primera exposición en México de Hermann Nitsch.
MUSEO INTERNACIONAL DEL BARROCO
Puebla, 2016
La primera obra de Toyo Ito en México resultó en un dudoso monumento a la peores prácticas locales: en su construcción –a cargo de Grupo HIGA– se gastaron más de siete mil millones de pesos. Con un acervo de sesenta piezas, exhibe más de dos mil gracias a “préstamos” de otros recintos poblanos, ahora cesados. El museo confunde, al grado de que las palabras inaugurales de Rafael Tovar y de Teresa fueron: «un museo no sólo es su acervo. El contenido tiene un continente que es la obra de Toyo Ito». Tardía búsqueda del «efecto Guggenheim», actualmente hospeda una exposición histórica sobre la automotriz Audi.
MUSEO ESPACIO
Aguascalientes, 2016
Parte del Macro Espacio para la Cultura y las Artes, que aún se construye en la zona de los antiguos talleres ferrocarrileros de Aguascalientes, el Museo Espacio ha mostrado desde el principio una clara vocación internacional, lo que no se está libre de controversia: su programa se percibe desvinculado del contexto regional. Para la construcción del meca se destinaron novecientos millones de pesos, y cuenta con un área expositiva de seis mil metros cuadrados. Si bien su planteamiento es ambiguo, se trata de la infraestructura cultural más ambiciosa construida en México en los últimos años. Cuenta apenas con una exposición.
(La versión impresa de este artículo se publicó en La Tempestad 114, septiembre de 2016.)