21/11/2024
Cine/TV
ISABELLE HUPPERT: ENTREVISTA
Invitada por el Festival Internacional de Cine de Morelia, donde presentó la cinta Valle del amor (dirigida por Guillaume Nicloux), la actriz francesa publicó con La Tempestad.
¿De qué manera el trabajo de los actores cinematográficos puede ser una forma de creación?
La palabra creación puede ser un término demasiado grande para hablar de la actuación. Si la creación significa crear un territorio, es verdad que los actores creamos, que creamos personajes o personas, constituimos un pequeño pedazo de esa gran unidad. Hacer una película es una yuxtaposición de muchas partes para construir en conjunto un gran territorio.
Claude Chabrol dijo que usted siempre sabía cómo moverse dentro del set. ¿Es importante crear una relación cercana entre actores y directores?
Es muy importante, pero es diferente con cada uno de los directores. Algunos dan demasiadas instrucciones, otros no, como en el caso de Chabrol, quien rara vez abunda demasiado en lo que se tenía que hacer. Pero eso no es lo importante, lo relevante es construir una relación fuerte a través de la puesta en escena. Al trabajar tienes muchas pregunta en tu cabeza y encuentras las respuestas en la manera en que los directores te filman, por la forma en la que te colocan frente a la cámara, el cine es un lenguaje y si éste es preciso siempre tendrás buenas respuestas a tus interrogantes como actor.
Nunca cambia demasiado su imagen de una película a otra. ¿Cómo es su abordaje para un personaje?
No creo en la construcción de un personaje porque no creo que interpreto personajes, me gusta pensar que interpreto personas. Los personajes son una construcción ficticia, algo muy abstracto. Al principio se necesita distancia, porque se trata de un extraño, pero después se vuelve una extensión de uno mismo. Es una tautología: el ser es lo que es. Se trata de mí porque yo creo a esa persona y al mismo tiempo no se trata de mí porque finalmente es parte de una ficción. Suena como a un choque, un enfrentamiento, pero no lo es, es un proceso agradable en el que reúnes todas las partes necesarias para crear a una persona.
Isabelle Huppert en Madame Bovary (1991), de Claude Chabrol
Alain Badiou reflexiona sobre cómo la invención del cine cambió nuestro pensamiento. ¿De qué forma el cine ha cambiado su perspectiva del mundo?
Depende de si hablamos de mi percepción como actriz o como espectadora. No hay relación entre ambas, podría ser actriz sin ser espectadora; sé que suena como una provocación, pero no lo es. Cuando sólo soy parte del público se trata de mí, de mi propio placer. En cambio, si soy espectadora desde el punto de vista de mi trabajo actoral es porque busco trabajar con buenos directores e investigar cómo actúan otros, aunque no veo muchas películas desde esta perspectiva porque confío más en mi intuición.
Su filmografía es indisociable del trabajo de Claude Chabrol. ¿Cómo fue su relación con él?
Fue única porque hicimos siete películas y sin ninguna duda hubiéramos hecho muchas más si él todavía viviera. Fue fantástico porque siempre supimos que volveríamos a colaborar. Hicimos menos películas de las que quisimos. Pienso en los personajes de La ceremonia (1995) o Madame Bovary (1991), en el vestuario que se utilizó en esos filmes y sé que fueron buenos personajes, aunque todos muy diferentes. Fue una relación eterna, maravillosa.
¿Cómo es su relación Michael Haneke, quien la dirigió en las películas La pianista (2001), El tiempo del lobo (2003) y Amor (2012)?
Nuestra relación es grandiosa. Hace poco terminé de rodar Elle (2016) de Paul Verhoeven, y pensé que los tres grandes encuentros de mi vida como actriz son haber conocido a Chabrol, luego a Haneke y ahora a Verhoeven. Logré establecer una gran relación de trabajo con él. Tal vez actúe en la próxima película de Haneke o en la que le siga. Lo vamos a discutir. Estoy segura de haremos otra película juntos.