21/11/2024
Artes visuales
Juego de reflejos
«Nunca entendí el poder del arte hasta que conocí la obra de Duchamp», dice Jeff Koons, que hoy presentó ‘Apariencia desnuda’ en el Jumex; la expo demuestra la cercanía y el antagonismo de su obra con respecto a la de Marcel Duchamp
«Nunca entendí el poder del arte hasta que conocí la obra de Manet y Duchamp», considera Jeff Koons, que hoy presentó Apariencia desnuda en el Museo Jumex; la muestra crea un juego de reflejos que entre su obra y la de Marcel Duchamp. «Los objetos son metáforas; la obra de Duchamp me enseñó a meter todo en juego, cualquier cosa se puede incorpora al arte, lo que cuenta es la emoción que produce en el espectador», dijo el estadounidense.
Las obras de Duchamp y Koons son cercanas, sí, pero también antagónicas; ambas cuestionan la noción burguesa de buen gusto -por ejemplo Fountain (1917), el urinario invertido con el que el francés introdujo una nueva forma de concebir los objetos que se disponen en espacios expositivos, y Seated Ballerina (2017), obra inflable de Koons que recibe al visitante al Jumex.
«Hay una cita de Picasso que siempre se menciona; él decía que el gusto corresponde a una tradición y que, por otro lado, siempre éste necesita ser transformado, violado», de esta forma explica Massimiliano Gioni, curador de la muestra, una de las aristas principales de la exposición, que también despliega con amplitud el interés de ambos creadores por la sexualidad unida a la tecnología y el lenguaje publicitario. Ejemplo de ello son las piezas en las Duchamp aparece travestido en lo que simula ser el anuncio de un perfume o la serie de aspiradoras dentro de una vitrina de Koons.
Sin embargo el abordaje de ambos es contrario: la monumentalidad y el colorido de Koons (Ballon Dog, Play-Doh) se opone a la potencia gestual de Duchamp, algo que se aprecia en la pieza hecha en tela que representa un pecho y que invita al espectador (aunque el museo lo prohíba) a tocar; las obras de Koons, también, interpelan al público, y sirven como reflejo para proyectar deseos, de ahí su uso repetitivo de espejos.
«Los objetos revelan cosas de nosotros, de nuestra identidad, interrogan quién quiere cierta cosa, hablan de nuestros deseos, de conflictos de clase; para Duchamp la belleza es la indiferencia, le fascinaba la frialdad; Koons, por su lado, quiere que el observador no sienta culpa o pena de lo que observa», puntualiza el curador.