El gran público conoce a Luis Alberti por su trabajo en las series Rosario Tijeras y Bronco, sin embargo es en el cine donde el actor mexicano ha logrado algo singular: una filmografía destacada cuyas coordenadas lo afirman como creador. Su camino lo han definido, hasta ahora, personajes que desestabilizan la sexualidad como una expresión rígida. Ahí están, por ejemplo, el taxista asesino y enamorado de una muxe en Carmín tropical (Rigoberto Perezcano, 2014), o el sensual soldado de Love Me Not (2018), el filme de Lluís Miñarro que mañana llega a las salas de cine. Como icono queer, Alberti, que se formó en el teatro, es una figura en sintonía con el presente.
Mutante
Como si se tratara de vasos comunicantes, los personajes de Alberti, que debutó en el cine haciendo una fugaz aparición en Nosotros los Nobles (Gary Alazraki, 2013), son parte de una exploración puntual. “Siempre digo que no creo personajes. Si hablamos de Hamlet, por ejemplo, se trata de un ente ficticio que ya existe, se han hecho muchas interpretaciones de él; lo que puedo aportar es un punto de vista. Con mi trabajo creo versiones de mí mismo, variantes de mi forma de ser, de mi sexualidad, de mi manera de amar y de pensar. Procuro ser honesto y permitir que suceda lo que la ficción necesita”, confiesa Alberti.
La breve pero intensa carrera del actor se asemeja a un proceso curatorial, que explica de esta forma: “cuando empecé no sabía qué tipo de actor era. Antes de Carmín tropical, es decir, hace seis años, yo no existía. La vida del actor establece correspondencia con su contexto y las personas que lo observan; los personajes llegan a él, cierto tipo de directores se acercan porque existe empatía. No es que pueda elegir entre cinco guiones, no, ¡cada que llega uno es una fiesta! Sin embargo sí he tomado decisiones para caminar hacia donde quiero”.
Luego de interpretar a Modesto en Carmín tropical, película que aborda la violencia de género y el machismo a través de una sensual deconstrucción del thriller, Alberti encarnó al amante de Sergéi Eisenstein en Eisenstein en Guanajuato (Peter Greenaway, 2015), que ficcionaliza el descubrimiento del creador soviético de su sexualidad. “Aquí soy el hombre casado, closetero, que tiene un romance con Eisenstein, que no había besado a nadie en su vida antes de llegar a México; Greenaway alude a cómo la energía sexual y la pulsión de muerte transforman la mirada y el disfrute del placer”.
En dos ocasiones Alberti ha interpretado a travestis: Celeste en El lado oscuro de la luz (Hugo Carrillo Brumbaugh, 2013), que muere asesinada, y Cucusa en Te llevo conmigo (Heidi Ewing, 2020), que recién se estrenó en Sundance, rol inspirado en la emblemática artista travesti poblana. “La sexualidad, a la que se le ha dado una forma específica para controlarnos, es rica y compleja, también es un mutante que se transforma de acuerdo al sistema de valores de una época”, comenta Alberti, que participó en Luciérnagas (Bani Khoshnoudi, 2018), película que explora la soledad asociada a lo queer y que sigue a un joven iraní que desembarca en Veracruz.
Un actor versátil
Love Me Not, donde comparte cuadro con Fausto Alzati, Hugo Catalán y Oliver Laxe, confirma la debilidad de Alberti por el riesgo. En esta película, que adapta la historia bíblica de Salomé, un grupo de soldados en el desierto custodia a un prisionero. Aquí, Alberti (que define al filme como el retrato de un mundo masculino que puede ser retorcido pero es muy natural), da vida a Hiroshima, un militar que mantiene una tensión verbal y corporal con Nagasaki, el personaje de Alzati. Se trata de una película singular en la que Miñarro amalgama el comentario político con la sensualidad. La pantalla se llena de imágenes sugestivas, por ejemplo la del mexicano orinándose encima o succionando uno de los pechos de Lola Dueñas, que aparece como la loba romana que amamantó a Rómulo y Remo.
“He tenido suerte de hacer personajes asociados a lo mexicano (a veces te ven cara de algo y tienes que responder a ello), pero soy un actor y naturalmente quiero hacer todo tipo de cosas”, considera Alberti. En Mano de obra (David Zonana, 2019), filme por el que ganó el premio de mejor actor en el Festival de Cine de Morelia, hace de un albañil cuyo hermano, también constructor, muere en un accidente laboral. Ante la negativa del jefe de la obra y del dueño del predio de responsabilizarse por el deceso, el hombre decide involucrar al resto de sus compañeros, así como a sus familias, en un plan para hacer justicia. El filme, que expande el rango del actor, llegará a las salas en abril.
Al preguntarle si tiene un modelo de conducta, Alberti confiesa que le gusta mucho el trabajo de Jeremy Irons y es admirador de Freddie Mercury. “Me gustan muchas cosas, admiro a muchas personas, pero no tengo pósters de nadie en mi casa, absolutamente nada de eso. Quisiera ser más como Meryl Streep. Eso es lo que más me interesa como intérprete, tener plasticidad”. ¿Y qué opina Alberti de ser un icono queer del cine mexicano? “Jamás he pensando ser icono de algo, pero me alegra participar en proyectos que desde lo intelectual o con un enfoque relajado aborden lo que está ocurriendo», dice el actor.