Meng Jinghui (Pekín, 1964), graduado de la Academia Central de Teatro de su ciudad natal, es considerado el impulsor de un nuevo vocabulario dramático y el más influyente director de la escena teatral de vanguardia en China. Su pieza Flor en espejo, luna en agua, un trabajo experimental y multidisciplinario inspirado en la obra del poeta chino Xi Chuan, se presentó en el marco del XXXV Festival Internacional Cervantino.
¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
Jugar al futbol y leer.
¿Qué palabra utilizas con más frecuencia?
Sin duda y francamente.
¿Cuál fue el último libro que te resultó admirable?
Mis últimas reflexiones (2005), de Yang Jiang.
¿Y película?
El sol también se levanta (2007), de Jiang Wen.
¿Qué disciplinas artísticas te interesan además de la tuya?
El rock.
¿Qué música te conmueve?
Soy un hombre sensible al sonido, aquellos sonidos que desconozco pueden resultar muy conmovedores.
¿Qué te indigna?
La injusticia, considero que es lo peor que hay en el mundo, que es el mayor veneno de la humanidad.
¿Qué te alegra?
La sonrisa de mi hijo.
¿Por cuál ciudad sientes debilidad?
Shanghái es una ciudad próspera, tierna y sentimental; me siento melancólico cuando estoy ahí…
Menciona un momento del día que disfrutes particularmente.
Hace poco estuve visitando unas montañas muy apartadas y ahí conocí gente que me hizo darme cuenta de que la vida es hermosa.
¿Cómo descubriste tu vocación?
Estudié Lengua y Literatura Chinas, no pensaba dedicarme al arte. Por accidente, al final encaminé mi rumbo en esta dirección.
¿Te identificas con algún personaje de la ficción?
Con don Quijote.
Publicado en La Tempestad 57 (noviembre-diciembre de 2007)