Antes que nada: The Staggering Girl (2019), el trabajo más reciente de Luca Guadagnino, no es una película sobre el mundo de la moda. Filmes sobre esta industria hay muchos: desde cintas insulsas como El diablo viste a la moda (David Frankel, 2006), pasando por biopics de diseñadores como Coco Chanel y Yves Saint Laurent, hasta trabajos cuya forma y narrativa se rinden a la crueldad de la moda, por ejemplo El demonio neón (Nicolas Winding Refn, 2016).
La tesis de The Staggering Girl, cortometraje producido por Pierpaolo Piccioli, director creativo de la casa Valentino, que ahora puede verse en Mubi, es que la moda es en sí misma una narrativa. El vestuario del filme (donde Julianne Moore interpreta a una escritora que se traslada de Nueva York a Roma para encontrarse con su madre) se desprende de diversas colecciones de la firma italiana fundada en 1959. Algunas de sus piezas se llaman, por ejemplo, La viuda alegre, Mata Hari, Eurídice y Medusa, que aluden al recorrido emocional de Moore.
La manufactura del filme, sin embargo, es desigual. Con este trabajo Guadagnino rinde un homenaje a Woody Allen. Emulando la estructura onírica de Another Woman (1988), gema en la filmografía del neoyorquino, y su trama principal, en la que Gena Rowlands evalúa su vida al escuchar las confesiones que una joven hace a su psicoanalista, el director italiano anima a que el espectador asista a la proyección de los recuerdos y las fantasías de su protagonista. Aunque el encuentro entre Luca Guadagnino y Julianne Moore es de celebrarse, su resultado da para debatir. Quizá la principal objeción es que el filme no mantiene el tono melancólico de su planteamiento: el recuerdo, mecanismo que atesora lo que hemos perdido.
The Staggering Girl, por otro lado, es una película que funciona para pensar que el cine sigue siendo el arte que convoca al resto de las disciplinas artísticas y, además, el más efectivo para comunicar lo que sea, ya sea propaganda, publicidad o una visión personal. El caso más encumbrado es el de Tom Ford, el diseñador devenido cineasta, que debutó en la pantalla con A Single Man (2009) –donde también interviene Moore y que se puede ver en Amazon Prime–, que ha logrado desarrollar una visión potente, combinando su experiencia como modisto con su capacidad de imaginar la vida de quienes habitan sus prendas.