21/11/2024
Artes visuales
40 años, 40 voces
Nathan Ambriz Mendoza, diseñador, ilustrador y activista, continúa esta serie de perfiles, concebida como un mosaico que aspira a expresar la diversidad sexual-creativa mexicana, a cuatro décadas de la primera Marcha del Orgullo LGBT +
A cuatro décadas de la primera Marcha del Orgullo LGBT +, presentamos esta reunión de testimonios, realizada en colaboración con Anal Magazine. Esta serie, que inició en La Tempestad 135 (junio de 2018), ofrece un mosaico que aspira a expresar la diversidad sexual-creativa mexicana. El conjunto de textos, que consta de cuarenta voces, agrupa no sólo a artistas y diseñadores, sino también gestores culturales, curadores, editores y personas del mundo de las ideas. La serie continúa con Nathan Ambriz, diseñador, ilustrador y activista.
¿Cómo empezó tu proceso creativo?
Recuerdo que desde pequeño solía dibujar constantemente. Con el tiempo la gente me empezó a decir que era bueno y me di cuenta que mi vocación era la ilustración. Mi formación fue como diseñador y comunicador visual en la Escuela Nacional de Artes Plásticas. Así empecé, pero no con el tema de la diversidad sexual, eso fue mucho después.
Casi al término de mi carrera me di cuenta que necesitaba hacer un proceso de transición de género. Lo único que quería era transicionar, pero al entrar en los grupos de apoyo me di cuenta que la necesidad de más espacios era vital, que había muchos temas pendientes para la población trans. En especial me dediqué a visibilizar las identidades trans masculinas. Los hombres trans son como un secreto a voces, como el unicornio perdido… pasan años de activismo, haciéndome de herramientas para incidir. Hubo una persona muy importante en la formación de Jauría: Alba Pons. Ella fue el puente entre el Centro Cultural Border y yo, que buscaba hacer un grupo de masculinidades trans por una necesidad propia y de otras personas de la comunidad. Eugenio Echeverría, director de Border, conoció un centro comunitario LGBT de Chicago y al darle espacio a la población trans en el centro, me propuso cooperar para hacer de Border un espacio cultural trans. Hicimos un proyecto para personas trans desde las personas trans con cinco ejes temáticos, desde el acompañamiento, lo informativo, lo político, el activismo. Lo cultural es nuestra columna vertebral, hacemos exposiciones, presentaciones de libros, etc. Aquí sesionan ya cinco grupos de apoyo. Así nació Jauría Trans.
¿Crees que tu mirada creativa es diferente por tu identidad sexual?
Creo que acercarme al arte me dio las herramientas para comunicar a otras personas mis sentimientos, mi transición. Vivir el proceso de transición te hace consciente del cambio que puede generar, de dónde te encuentras, con quiénes te encuentras. Es como ponerte unas gafas y ver las cosas de otra forma. A partir de ahí ya no hay vuelta atrás.
¿Crees exista una relación entre el arte y los movimientos sociales?
Sí, el arte es una herramienta generadora del cambio social. Por ejemplo, en Jauría usamos al arte para despertar conciencias abordando temas de identidad, género, del disfrute y el goce.
¿Cómo ves el futuro de centros como Jauría?
Creo pronto va a que quedar corto el universo LGBT+ y tendremos que abrirnos a entender los sentimientos de las personas pansexuales, intersexuales, etc. Esas personas aún no tienen voz en los temas asociados al arte. Este tipo de espacios están en crecimiento, vamos a requerir lugares más grandes en el futuro. Tiene que haber más centros como este, no sólo en la Ciudad de México sino en en otros lados.
¿Qué futuro ves para la comunidad de la diversidad sexual?
No lo veo claro debido a la oleada de grupos anti derechos, tampoco en este cambio de sexenio. Lo único que puedo decir es que seguiremos en resistencia tanto la red de personas trans como todas las redes que se están tejiendo. Vamos a seguir resistiendo, independientemente de lo que pueda o no avanzarse.
¿Qué recomiendas conocer en temas de arte y transexualidad….?
Puedo recomendar la plataforma de Trans Pride, que trabaja con organizaciones y con artistas. Hablando de cine, recomiendo Una mujer fantástica (2017), la película se Sebastián Lelio.