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En la radio la voz es difundida desde lejos, desde un espacio invisible en el que se producen, sin embargo, experiencias de intimidad y a la vez de distancia. Es el extraño y poderoso efecto por el cual una voz, o incluso podríamos decir un cuerpo, es potenciada por un medio, generando una emanación extracorpórea, desconectada de su punto de origen. O, dicho de otra forma, la voz acusmática es una voz cuyo origen no se puede localizar, se propaga en la distancia, excediendo y redefiniendo los límites de la escucha.
En este aspecto, los Archivos de Radio Piedras de Nicolás Jaar, producto de explorar la ficción en el contexto del sonido, da testimonio de los límites cambiantes de la radiofonía en tanto evento histórico y sobreviviente, pero también ejecución singular, reproducible, emitida en vivo y convertida en material exhibido en el espacio museístico. Esta pieza de formato libre nos lleva preguntarnos sobre el estatus archivístico, objetual y textual del sonido. De manera un tanto paradójica, introduce un problema específico provocado por la presentación de rastros (auditivos) de un pasado aparentemente desaparecido, pero hecho presente por medio de las tecnologías de archivo y reproducción de sonidos.
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Archivos de Radio Piedras (2019-2023) te absorbe como si de un viaje a otra dimensión se tratara. Los oídos disfrutan de cada mensaje y estímulo auditivo hasta que nos rendimos y dejamos llevar por ese entramado de historias que componen esta pieza de radioarte –o, más concretamente, de radioteatro– dividida en diecisiete capítulos, con una duración de tres horas. Los primeros episodios fueron inicialmente difundidos a través de Telegram, como una propuesta de difusión libre y gratuita.
Al explorar las posibilidades que ofrece la producción radiofónica, los Archivos de Radio Piedras se sitúan en la incertidumbre de un Chile distópico, donde un apagón digital provocado por el colectivo anarquista Las Ocho obliga a la población a utilizar “tecnologías antiguas y obsoletas”.
Al explorar las posibilidades que ofrece la producción radiofónica, los Archivos de Radio Piedras se sitúan en la incertidumbre de un Chile distópico, donde un apagón digital provocado por el colectivo anarquista Las Ocho obliga a la población a utilizar “tecnologías antiguas y obsoletas” –como autos, computadoras y radios– para comunicarse. A lo largo de la pieza dos presentadores de radio conducen un programa dedicado a honrar la memoria del músico Salinas Hasbún, desaparecido en 2022 tras haber emprendido una caminata de Santiago a Valparaíso. Los presentadores, al tiempo que comparten una serie de composiciones inéditas de Salinas Hasbún, detallan diferentes aspectos de la situación revolucionaria global: aquello que está unido a una suerte de desbordamiento del afecto en los movimientos sociales y en aquellas masas en lucha contra lo establecido.
En los intersticios de diferentes narrativas multitemporales, la voz se convierte en un medio privilegiado para dirigirse al otro, para perforar los muros y atravesar distancias. Se podría decir, no sólo por luchar contra los medios convencionales sino por ir deliberadamente hacia los límites de lo radiofónico, que Nicolás Jaar convierte la radio en un aparato político tanto de oposición a los canales oficiales de poder como de desestabilización de las tecnologías de vigilancia y escucha autorizadas. Es, a fin de cuentas, una declaración de resistencia que designa otras formas de hacer, pero también una evocación de otros modos de relación que no suceden necesariamente a través de las grandes plataformas de comunicación ligadas a la organización algorítmica-lucrativa de la escucha.
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Pero las posibilidades de análisis de esta pieza siguen siendo inmensas. De manera general, Archivos de Radio Piedras no describe un proceso lineal. Su funcionamiento es más bien transversal, opera sobre distintas duraciones. Se trata de un ensamblaje de tiempos heterogéneos que afectan cada gesto, cada persona, cada palabra. Su mensaje llega de lugares distintos y de tiempos reunidos en el montaje, propiciando la posibilidad del desvío, la dilación, el devaneo infinito, de múltiples trayectorias, filias y nexos.
Quizá por ello la pieza nos hace preguntarnos por el potencial estético y las implicaciones políticas de la escucha, nos compele a considerar de qué modo la radio reinterpreta la definición misma de medio. Se podría pensar como una forma de testimoniar las fuerzas sobrevivientes, pues su intento es documentar la comunidad en que suceden diferentes acontecimientos –no hechos separados. Con su poder contestatario, Archivos de Radio Piedras a menudo sitúa en primer plano un repertorio de formas de resistencia y lucha donde se funden gestos éticos y políticos.
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Se sabe desde Walter Benjamin que tanto la radio como el cine extienden el alcance y la escena de la presentación pública. Como la cámara en el cine, el micrófono puede penetrar entre lugares, fuera del campo de audición, entre espacios que se pensarían infranqueables, recogiendo voces, testimonios y vestigios. Así, ¿qué se escucha entre lugares?, ¿qué sucede entre las voces, las palabras y los silencios?, ¿cómo se modula la escucha en esos intersticios? Se trata de una latencia que promueve el desplazamiento continuo y el disloque temporal, que no es nada en sí misma pero alimenta recorridos zigzagueantes a través del horizonte social.
Se sabe desde Walter Benjamin que tanto la radio como el cine extienden el alcance y la escena de la presentación pública. Como la cámara en el cine, el micrófono puede penetrar entre lugares, fuera del campo de audición, entre espacios que se pensarían infranqueables.
Al proponer modos de audición inusuales, Archivos de Radio Piedras fomenta una escucha transversal y oblicua. En este proceso de percepción emergen consideraciones fenomenológicas que hacen referencia a una idea de sonido en estrecha relación con el territorio, con la noción de límite, con la construcción común de la escucha y su relación con la manera en que percibimos la realidad. Porque finalmente el territorio no es otra cosa que un contexto especifico en el que se produce una serie de intercambios energéticos que depende de las características de los elementos que intervienen, de la unión fuerzas invisibles que de otra forma se dispersarían.
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La radio desmonta y transporta, es una interfaz tecnológica que permite visibilizar al ser humano (y a lo no humano) como voz, como sonido. Los Archivos de Radio Piedras de Nicolás Jaar son fuentes de audición y aprendizaje que mezclan el folclor, la tecnología, la ficción. Son historias y situaciones que concurren, se mezclan, forzando a los oyentes a ponerse en situaciones de “relativa ceguera”, en un estado acusmático que conduce a la amplificación de las sintonías auditiva y cognitiva, ampliando la idea que tiene el oyente de sus propias capacidades. Desde ese momento se sitúa no sólo en la posición de escuchar sino también de experimentar, de realizar otras relaciones entre los sonidos y las voces de distintas situaciones del mundo.
No existen espacios ideales para la exhibición de obras, sin embargo Archivos de Radio Piedras encuentra en el Espacio de Experimentación Sonora del MUAC un lugar para potenciar, emerger y reafirmar las inquietudes de un complejo entramado sonoro, donde la radio se transforma en un dispositivo político que permite, desde la ficción, reflexionar sobre nuestro contexto actual. Escuchar es un acto de conocimiento, pero también de exploración de temporalidades; tiene que ver con prestar atención a la diversidad de las cosas que suceden a nuestro alrededor. Es entonces un trabajo muy paciente, tal vez una tarea infinita. Una tarea que nos demanda constantemente reaprender, reconocer y remontar.