23/11/2024
Artes escénicas
40 años, 40 voces
Las integrantes de la compañía Las Reinas Chulas continúan esta serie de perfiles, concebida como un mosaico que aspira a expresar la diversidad sexual-creativa mexicana, a cuatro décadas de la primera Marcha del Orgullo LGBT+
A cuatro décadas de la primera Marcha del Orgullo LGBT +, presentamos esta reunión de testimonios, realizada en colaboración con Anal Magazine. Esta serie, que inició en La Tempestad 135 (junio de 2018), ofrece un mosaico que aspira a expresar la diversidad sexual-creativa mexicana. El conjunto de textos, que consta de cuarenta voces, agrupa no sólo a artistas y diseñadores, sino también gestores culturales, curadores, editores y personas del mundo de las ideas. La serie continúa con Ana Francis Mor, Cecilia Sotres, Nora Huerta y Marisol Gasé, integrantes de la compañía de teatro-cabaret Las Reinas Chulas.
¿Cómo comenzó su proceso creativo?
Ana Francis Mor: Tomamos algunas clases juntas y además tuvimos algunos maestros en común que nos juntaron. En nuestra generación se gestó un cambio: organizados, los grupos de estudiantes comenzaron a producir sus propios proyectos. Hubo un montaje muy bueno en la escuela de Cecilia, dirigido por Tito Vasconcelos, llamado Shakespeare a la carta, una obra de cabaret que se presentó en el Centro Universitario de Teatro de la UNAM (CUT). Nos dimos cuenta de que la gente se la estaba pasando bomba, que se divertían como mandriles al hacer sus proyectos; para nuestra generación fue muy importante porque dijimos ¡queremos hacer eso! A partir de ahí varias dijimos hay que hacer un show de cabaret; entonces nos juntamos, primero para hacer Cabaret a Trois; también empezamos en los Cabaretitos, cuando estos abrieron.
Cecilia Sotres: Cuando el CUT invitó a Tito Vasconcelos como maestro, nos introdujo en un mundo que yo desconocía. Conocí a Jesusa Rodríguez y a Liliana Felipe, fui al Hábito, el espacio que gestionaban, y de inmediato pensé ¡yo quiero estar ahí! Veía a Jesusa haciendo a Salinas, a Susana Alexander haciendo de Mary Poppins…. Ellas se divertían mucho, mientras que nosotras veníamos de la escuela del azote, de tienes que cortarte las venas y sufrir para ser actriz, de las enseñanzas de Margules y Tavira. Y de pronto ver a estos locos cagados de la risa y, además, hablando de cosas importantes que nos decían ¡abre el maldito periódico, ve que está pasando! ¡Sí, Chévoj está muy bonito, pero habla de lo que le está pasando a tu país! Todo eso me abrió un mundo maravilloso. Todo lo que siguió fue hacer tablas, tablas y tablas hasta que Jesusa nos llamó para hacer Big Mother, nuestra primera obra con ella; el sueño se hizo realidad. Y luego el sueño creció, cuando de tanto hábito se nos hizo vicio, y nos quedamos con el teatro-bar El Vicio. Hemos sido muy afortunadas.
¿En qué momento decidieron ser Las Reinas Chulas?
Ana Francis: Cuando empezamos a colaborar con Jesusa entramos en el mismo paquete; para nosotras era muy importante hacer equipo. Le teníamos cierto miedo y respeto a Jesusa y a Liliana Felipe. En una obra de Tito, él nos decía reina chula, pásame esto, pásame aquello… y nos empezamos a decir así; Liliana Felipe, que no se aprendía nuestros nombres, secundó a Tito.
Nora Huerta: Y así un día nos pusimos Las Reinas Chulas, aunque ya llevábamos cerca de cuatro o cinco años trabajando juntas.
Cecilia Sotres: No cabían nuestros nombres en el anuncio de Big Mother en La Jornada, y entonces, Jesusa nos preguntó que cómo nos queríamos poner y así se quedó: Las Reinas Chulas.
¿Creen que su sexualidad afecta su sensibilidad artística?
Ana Francis: Leer La Noche de Epifanía, de Shakespeare, fue una experiencia determinante; me encanta el personaje de Viola, una mujer que se tiene que travestir durante toda la obra para sobrevivir; la primera obra que dirigí fue una versión de ese texto que se llamó La Noche que raptaron a Epifanía; fui muy feliz de haber podido contar esa historia. Para mí ha sido muy importante el asunto de la construcción de género; jamás me quedaron los personajes de la dama joven, tengo cara de señora desde los trece; mi búsqueda de identidad se atravesó con mi orientación; llegué a pensar como eres lesbiana, eres tantito hombre; así me explicaba yo misma. ¡Gracias al teatro me he podido travestir hasta que me he cansado! La sexualidad ha estado presente en todo lo que hemos construido.
Nora Huerta: En mi caso fue al revés: vengo de una familia muy tradicional, pero mis padres me dieron la libertad de hacer y decidir sobre mi vida. Yo tenía esta idea de mujercita, pensaba en casamiento, marido, hijos, casa… pero la vida me fue llevó a otro lugar. Me metí a una escuela de arte, después me formé como actriz, conocí a estas chicas y a Jesusa; todo eso varió o cambió mi identidad, mi preferencia; estoy contenta con mi parte bisexual, ha sido muy natural. Estrené un espectáculo donde hablo de eso, donde digo: no sé qué soy…. Soy una persona que quiere ser feliz; soy muchas personas. El escenario, por supuesto, me ha dado la oportunidad de ser todas esas personas, de tener distintas posibilidades de imaginar; por eso siempre hablamos de género y sexualidad en nuestro trabajo.
Cecilia Sotres: El teatro me dio el empujón para conocerme, de saber que podía ser lesbiana desde los tres años y no a partir de los 19. Fue muy importante asumir que me podía gustar el helado de chocolate además del de vainilla. Aunque tuve padres medio jipis, mi familia es conservadora, muy católica; no sabía que también me podían gustar las chicas; lo supe hasta que pude estudiar teatro.
¿Cómo consideran que el arte, en este caso el cabaret, se relaciona con los movimientos sociales?
Ana Francis Mor: El cabaret manifiesta lo que la sociedad civil organizada está pensando, nosotras nos nutrimos muchísimo de eso; trabajamos en alianza con organizaciones feministas y LGBT+. Hemos sido voceras de muchas cosas en muchos momentos y circunstancias; nos dicen vénganse al mitin con un sketch, ¡y ahí vamos!; o metemos al mitin en nuestro show; eso lo aprendimos con Tito y Jesusa. Ha sido una retroalimentación y construcción constante; también hemos encontrado nuestra propia voz en la comunidad cultural; no sólo cuestionamos a las instituciones, también al propio teatro y la misoginia al interior de la comunidad teatral; el trabajo con la sociedad civil nos hizo ver que no sólo somos artistas, también somos constructoras de opinión.
¿Cómo es su relación con la comunidad LGBT+ mexicana?
Cecilia Sotres: Es cercana, hemos estado en las marchas, apoyando todas las leyes, trabajando, metiendo los temas a nuestros espectáculos.
¿Cómo ven el futuro del teatro, del cabaret?
Nora Huerta: El cabaret ha ganado un terreno que no tenía antes; éramos el patito feo, y en algunos aspectos los seguimos siendo; se le ve como un género menor; ¡reto a los creadores teatrales y escénicos a que hagan cabaret! Hacer reír desde posturas inteligentes, desde el análisis político y social, es muy complejo. Han sido 20 años de talonearle, hoy somos reconocidas. Me parece que el cabaret va a tener una vida intensa, larga, muy bella. Y no lo hemos hecho sólo en México, hemos llevado el género a otros países; en México tenemos un cabaret que rescatamos, que no dejamos morir, hemos sembrado una semilla para que se haga en otras latitudes. Ya tenemos un festival de cabaret en Argentina, hay colaboraciones en España, Chile; esto va para largo.
Cecilia Sotres: La risa es nuestra herramienta más poderosa, tenemos el mejor trabajo del mundo.
¿Y cómo ven el futuro de la comunidad LGBT+?
Cecilia Sotres: En la exposición sobre diversidad sexual en el Museo de Memoria y Tolerancia se decía que en el futuro ya no se necesitarán antros gays porque ya no habrá problema de que vayas en la calle con tu pareja a cualquier parte del mundo, ese es el sueño: que no sea relevante la discusión de ser gay o bisexual o lo que sea.
Nora Huerta: Hay que seguir trabajando, no hay de otra. Uno mira a la Ciudad de México, que tiene tantos privilegios, ¡pero cruzas la caseta y se acaban todos esos derechos!; es decir, no concibo no poder existir en Monterrey, en Toluca, en Aguascalientes. Todavía hay mucho por hacer; hay que seguir trabajando por nosotras, por nosotros y por los que vienen detrás; trabajar para que los chavos y las chavas puedan decidir sobre sus afectos, su identidad, sin que tengan que pasar los horrores de la discriminación.
¿Qué recomiendan a la juventud conocer?
Nora Huerta: Vayan al teatro, hay muchos con precios accesibles, más para estudiantes.