22/11/2024
Artes visuales
Recorte de presupuesto
Petición
El 19 de mayo un grupo de creadores dio a conocer una carta en la que se dirigen al presidente de México, Enrique Peña Nieto, «para expresar el desacuerdo de la comunidad artística con los recientes ajustes al presupuesto destinado a los programas e instituciones públicos culturales». El reajuste suma 430 millones de pesos de los 780 que fueron propuestos para el sector, luego de que esta semana el organismo anunció que logró descongelar 350 millones de pesos. «Rafael Tovar y de Teresa, presidente de la dependencia, afirmó que el reajuste para todo el subsector de la cultura alcanzó los mil 100 millones de pesos, de los cuales 780 millones de pesos afectaban directamente a Conaculta. La cifra fue dada a conocer a la dependencia hace dos meses y a partir de ella se trabajó en lograr la comprensión de la Secretaría de Hacienda, quien aceptó disponer de 350 millones de pesos “para cumplir los compromisos que ya teníamos contraídos desde principios de año”», dio a conocer el diario Excélsior el 10 de junio.
Carlos Amorales, Abraham Cruzvillegas, Guillermo Santamarina, Mónica Manzutto, Cuauhtémoc Medina, Aimee Servitje y Yoshua Okón, entre otros, forman parte del grupo de artistas y gestores culturales que expresaron su descontento. «Este recorte es una señal clara de que el gobierno federal le está dando la espalda a la cultura contemporánea, lo cual es muy grave y absurdo ya que México es un agente artístico importante a nivel mundial», explicó Okón a La Tempestad, y aseguró que el objetivo es que se restituya el presupuesto total, no parcial, como dio a conocer la dependencia hace unos días. «Lo que peligra, en este contexto, es la pluralidad cultural y la capacidad crítica de varios sectores de la sociedad. Esta pluralidad es la que cotidianamente se trata de eliminar en la mediocracia represiva y corporativa en la que vivimos. Queremos que se realicen los diferentes debates y se produzcan las manifestaciones artísticas, algunas de las cuales pueden enfrentar a los diferentes agentes del poder. La mentalidad de mercado no tendría contrapeso con menor participación del estado –que es un aparato muy imperfecto de voluntad de los ciudadanos–. Sería todavía menos incluyente de lo que es ahora», considera Eduardo Abaroa, uno de los dos mil 556 firmantes de la iniciativa Cultura por México.
Debates
«La cultura requiere inversión, sin infraestructura ni presupuesto no podría sostenerse», sostiene Okón. «La disminución del presupuesto asignado a las actividades culturales afecta los programas de las instituciones y obliga a la cancelación de actividades anunciadas y comprometidas. Particularmente en el caso de los museos, que es el tema que nos ocupa en esta carta, ha obligado a cancelar exposiciones, programas públicos y actividades educativas que son de suma importancia para la comunidad que asiste a dichos recintos», considera Mónica Manzutto, que junto a José Kuri dirige la galería Kurimanzutto. Este año el presupuesto de la Sala de Arte Público Siqueiros, por ejemplo, se redujo un 40%.
«Si queremos que las diferentes manifestaciones artísticas y culturales sean verdaderamente públicas y que más gente tenga acceso a ellas, ya sea como espectador o como productor, se necesita dinero. Esto es un llamado de atención a las autoridades para que abandonen los gestos simbólicos tan tradicionalmente priístas y se encarguen de ser verdaderamente inclusivos y transparentes. Por otro lado, pocos podemos entender lo que son los inefables detalles de los presupuestos. Hoy existen plataformas tecnológicas para comunicar mejor y de manera más simple lo que se hace, cómo se hace y cuánto cuesta. Debería difundirse el presupuesto en una infografía comprensible para todos y no en declaraciones de contaduría esotérica. Y, desde luego, los presupuestos no pueden estar determinados por el grado de apoyo de la comunidad artística al régimen en turno», considera Abaroa, que menciona los recortes de personal y los atrasos en los pagos de salarios como fallas de la administración. El artista visual opina que no sólo se trata de dar más becas o fondos a proyectos culturales, sino de generar debates.
Manzutto extiende el debate de la siguiente forma: «Existe un profundo desprecio por lo contemporáneo, tenemos al presidente de Conaculta hablando de exposiciones de Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, la vanguardia rusa y el arte de la monarquía hispánica pero pareciera que nadie en el consejo se da cuenta de que lo más valioso que tenemos son los creadores contemporáneos. Ellos son la mejor cara, presentan una visión nueva del país. En artes visuales, particularmente, resulta frustrante que los mejores museos del mundo muestran un interés permanente en exhibir a los artistas mexicanos y en México muchos de ellos resulten prácticamente desconocidos. Paradójicamente, los museos de arte contemporáneo parecen haber sido los que más han sufrido en estos últimos recortes presupuestales». La galerista considera que aunque «son experimentados funcionarios públicos con un amplio criterio sobre muchos temas, la directora del INBA [María Cristina García Cepeda] y el director del FONCA [Moisés Rosas] han mostrado una enorme distancia de las manifestaciones culturales contemporáneas. No han sabido allegarse de las personas adecuadas que puedan asesorarlos correctamente para establecer una política pública clara y contundente en estos temas».
Dinero privado, dinero estatal
«La razón por la que ha habido un gran crecimiento y bonanza en la cultura contemporánea en México durante los últimos veinte años es la relación entre lo público y lo privado. Si quitas cualquiera de estas dos partes todo se desmorona. Esta idea neoliberal, que desafortunadamente tiene nuestro gobierno, en la que piensan que la iniciativa privada por sí misma puede hacerse cargo de la cultura en el país es completamente falsa», asegura Okón con respecto al debate entre el dinero público y privado en las instituciones culturales.
«La entrada de dinero privado en las instituciones públicas ha sido un proceso de varias décadas, no es reciente. Casi todos los museos ahora funcionan con recursos de fuentes muy diversas. En muchos casos el dinero privado llega a través de la deducción de impuestos. Desde ese punto de vista se debería entender que en cierto modo los recursos siguen siendo públicos y que la libertad de expresión y la independencia de los contenidos en las obras debe ser ajena al control de los donantes», comenta Abaroa, quien recuerda el estado en el que se encontraban los museos en la década de los noventa, cuyas colecciones eran vulnerables al descuido en bodegas o a la rapiña de los gobernantes. «Los recortes presupuestales deben ser transparentes y equitativos. Nuestra comunidad se siente molesta y agredida con la opacidad en el ejercicio de los recursos asignados a la cultura, así como con la arbitrariedad con que se aplican los recortes presupuestales a proyectos importantes», asegura Manzutto a La Tempestad.
«Lo más importante es que el dinero y su flujo no es el único debate de las artes contemporáneas, mucho existe fuera de este coto limitado del arte institucional, en escuelas, artistas o escritores organizados de otra manera, comunidades pequeñas que quedan fuera del radar e incluso manifestaciones culturales que están en plena resistencia contra el status quo. ¿Cómo pueden las instituciones públicas interactuar con esto? Es ahí donde creo que debe haber un énfasis distinto y urge una mayor atención por parte de todos. No nos puede obsesionar sólo este debate presupuestario. Por ahí alguien dijo que para luchar con monstruos hay que evitar convertirse en uno de ellos. Si sólo podemos ver números y centavos, precios en subasta y jerarquías espectaculares, perdemos mucho», concluye Abaroa.