22/11/2024
Literatura
Vigencia de Gaddis
Un proyecto editorial
En febrero de este año Sexto Piso publicó Los reconocimientos, la primera novela de William Gaddis, que apareció en lengua inglesa en 1955. El proyecto, llevado al sello por Eduardo Rabasa, que junto a su hermano Diego creó Sexto Piso, inició cuando la editorial adquirió los derechos para la publicación de la obra completa de Gaddis. El orden en que han aparecido los libros del autor estadounidense ha sido, hasta ahora, una estrategia adecuada: «Decidimos comenzar por un libro inédito y relativamente breve como Ágape se paga, publicado en 2008, pues queríamos reintroducir poco a poco a Gaddis a los lectores en español. Después vinieron Gótico carpintero (2011) y Jota Erre (2013), y en cada uno pudimos ver que existía un creciente interés y atención por la publicación de la obra del escritor, así que finalmente sentimos que había llegado el momento de relanzar, más de dos décadas después, Los reconocimientos. Estamos muy contentos con la decisión porque tuvo una acogida estupenda, quizá incluso mejor que cuando se publicó por primera vez en español», dijo Eduardo Rabasa a La Tempestad.
Entre 1980 y 1986, Juan Antonio Santos Ramírez trabajó como traductor para Alfaguara. Tradujo, entre otras obras, La habitación enorme, de e.e. cummings, y Los reconocimientos de Gaddis, que apareció en 1987; se trató de la primera versión de la novela en español. La monumental obra fue un trabajo exhaustivo para el traductor. «Gaddis es conocido por la dificultad de su inglés, así que cabe imaginar lo que significa traducirlo al español. De 1985 a 1986 rastreé muchas referencias literarias, artísticas, filosóficas y religiosas; en ese período no existía Internet y tuve que buscarlas en las bibliotecas. Por eso la reedición del libro, revisado a fondo, ha servido para refrescarlo y poner muchos puntos sobre las íes», considera Santos Ramírez.
Complejidad de la obra
William Gaddis (1922-1998) es uno de los autores verdaderamente visionarios del siglo XX estadounidense. Su vida –que incluye la interlocución con Allen Ginsberg y Jack Kerouac, así como temporadas en México y Costa Rica, entre otros países– y su obra –compuesta por cinco novelas y un libro de ensayos– influyeron a escritores como Don DeLillo, Thomas Pynchon y David Foster Wallace. Los reconocimientos es una obra capital, a decir del crítico literario Harold Bloom.
«Cuando en 1963 apareció V., de Thomas Pynchon, varios críticos especularon, al tratarse de una novela tan buena, que “Thomas Pynchon” era un seudónimo de Gaddis. Había pasado ya más de una década desde la atribulada recepción inicial de Los reconocimientos y se comenzaba a reconocer a uno de los autores que conformaron una constelación de escritores norteamericanos de arriesgadas, y vigorosas, propuestas formales que habrían de servir como guía para generaciones siguientes», apunta Guillermo Núñez Jáuregui, jefe de redacción de La Tempestad, en cuyo número de julio-agosto publicará una reseña sobre la reedición del libro.
¿El arte es un dominio privilegiado para representar la vida? ¿Existe tensión entre lo auténtico y lo reproducible? ¿En qué se diferencian los farsantes y los comerciantes? Gaddis capturó los indicios de nuestro presente, por eso es pertinente la aparición de su obra en español. «Al haber comenzado primero con su novela póstuma, es como si hubiéramos comenzado por el testamento. De manera casual, Ágape se paga es la reflexión de un hombre moribundo sobre temas que lo obsesionan, como la mecanización de las artes y las consecuencias de esto tanto para la creación como para el goce estético. Ésta era, en efecto, una de las preocupaciones principales de Gaddis, que aparece de manera constante a lo largo de buena parte de su obra, así que fue como comenzar por introducir a los lectores una de sus reflexiones finales. El resto de los libros no ha seguido una secuencia temática, los hemos ido publicando por su creciente extensión, y quizá algunos podrían pensar que también por su creciente ambición o complejidad», apunta Rabasa.
El proceso de edición
El trabajo de edición de Los reconocimientos fue largo, debido a la extensión y complejidad del libro. «Al ser una traducción ya existente el asunto fue más sencillo que si la hubiéramos encargado de cero. Por experiencias previas, con libros tan largos y complejos, casi nunca los traductores se ajustan a los tiempos acordados, por lo que el libro se retrasa, y el proceso se vuelve algo tedioso y complicado. Sin embargo, en este caso hubo simplemente una especie de corrección y puesta al día por ambas partes, primero el traductor y luego nosotros como editores, pero fue un proceso bastante armónico que condujo a un resultado que nos parece satisfactorio», opina el fundador de Sexto Piso. Sobre las dificultades en la labor de un traductor, Santos Ramírez considera que «éste no debe intentar suplantar al autor de la obra. El autor es libre de escribir lo que quiera y como quiera; el traductor no: es siervo del autor, debe acatar todas sus decisiones y plegarse a todas sus exigencias, por caprichosas o absurdas que le parezcan. Por eso nunca debe imponer ni su estilo ni su ritmo ni sus gustos o manierismos literarios. En esa medida la traducción no puede ni debe considerarse una labor autoral. A los traductores literarios se les debería exigir un juramento de fidelidad al original, a la manera del de Hipócrates». En ese sentido, el traductor opina que la traducción de Jorge Luis Borges de The Wild Palms, de William Faulkner, es un mal trabajo que «suena más a Borges que a Faulkner».
La importancia de Gaddis
Este año Sexto Piso contempla publicar Su pasatiempo favorito, la novela de Gaddis que apareció en 1994, que ya circuló en una edición de Alfaguara. También publicará la colección de ensayos póstuma La carrera por el segundo lugar (2002). «Es una compilación de ensayos, discursos de aceptación de premios, reflexiones sobre ciertos temas que obsesionaban a Gaddis, e incluso aparece ahí una secuela breve de Jota Erre, cuando el personaje principal ha crecido y testifica frente a las autoridades norteamericanas el desastre financiero causado por él mismo. Es una faceta distinta del Gaddis narrador, compuesta en su mayoría por textos de menor extensión, que le permitirá a los lectores interesados echar un vistazo detrás de cámaras sobre la visión y la teoría literarias de Gaddis, cuya ejecución propiamente dicha pueden encontrar en sus novelas», añade Rabasa, que no descarta que en el futuro su editorial publique las cartas del escritor, a quien considera uno de los autores fundamentales del catálogo de Sexto Piso.
En un escenario como el actual, donde los fenómenos económicos son confundidos con los literarios, donde se pretende obtener respuestas en lugar de plantear interrogantes, la figura de Gaddis es irreprochable. «La importancia de escritores satíricos y rigurosos como él contrasta con la atención (y el éxito en ventas) que se ha dado a una miríada de autores realistas, preocupados por retratar una especie de identidad norteamericana. Gaddis representa otra “escuela”, ¿tal vez más fértil?, preocupada no sólo por resolver en cada novela un problema sobre la forma de la escritura, sino por satirizar vicios del pensamiento –a su obra la recorre la obsesión por la reproductibilidad técnica, las obras derivativas, las copias y, por lo tanto, la posibilidad de lo auténticamente nuevo; a la vez, logra reproducir el parloteo neurótico e idiota de los cazadores de oportunidades, los abogados caza-ambulancias, los artistas de segundo orden, los emprendedores, la jerga judicial, financiera y sus satélites. Tal vez sean, al final, las mismas temáticas de los autores preocupados por la identidad norteamericana desde el espectro realista (de oraciones claras, declarativas): se retrata el mundo frío y mecanizado de los EEUU, que, vamos, se ha extendido a gran parte del mundo. Gaddis parece estar dispuesto a señalar, graciosa y elegantemente, que se trata de un mundo bobo», remata Núñez Jáuregui.
Rabasa, finalmente, argumenta la estrategia que siguió la editorial para publicar la obra completa del autor: «Nuestra propuesta permite a los lectores irse adentrando con cuidado y a tientas en esa prodigiosa jungla de tinieblas contemporáneas que es la obra de William Gaddis, y reservamos para el final otro pequeño descenso, pues tanto Su pasatiempo favorito como el libro de ensayos La carrera por el segundo lugar constituyen un respiro tanto en extensión como en complejidad, por ejemplo frente al más reciente libro publicado, Los reconocimientos».