23/11/2024
Literatura
Hijas de sangre: sobre el horror butleriano
Iván Ortega aborda la obra de Octavia E. Butler ya no como aporte a la ciencia ficción sino desde su perfil extraño y terrorífico
The Weird: A Compendium of Strange and Dark Stories (2011) es la antología en la que Ann y Jeff VanderMeer reunieron relatos de diversas tradiciones literarias, siempre y cuando cumplieran con cierto grado de horror y extrañeza, para formar una propuesta de canon de la weird fiction. En este masivo volumen (aproximadamente mil 200 páginas, a doble columna) podemos encontrar, junto a “El Aleph” de Jorge Luis Borges y “Míster Taylor” de Augusto Monterroso, relatos de H.P. Lovecraft, Clark Ashton Smith, Franz Kafka y M.R. James. Entre los ejemplos más recientes se hallan obras de China Miéville, Stephen King y Brian Evenson, así como “Hija de sangre” (“Bloodchild”) de Octavia E. Butler.
La antología tiene el efecto de proyectar, por asociación con el resto de los relatos que contiene, un grado adicional de extrañeza en obras que uno pensaría familiares (como las ya mencionadas de Borges y Monterroso, a las que podría sumarse “Axolotl” de Julio Cortázar), añadiendo nuevas posibilidades interpretativas. Me interesa la inclusión del cuento de Butler en The Weird porque resalta su aspecto horroroso, dejando de lado, durante un momento, las lecturas que lo abordan desde la ciencia ficción. En su comentario introductorio los antologadores observan que es el mejor ejemplo de weird science fiction en la obra de Octavia E. Butler, que, añaden, también está plagada de momentos inscritos de lleno en el horror. Como motivo, temática y género, permite entenderla mejor.
Un relato central
“Hija de sangre” combina el body horror con la reflexión poscolonial, la especulación afectiva y la escritura onírica. Es un relato de maduración narrado por Gan, un joven que ha sido escogido por uno de los tlic, especie alienígena que ha establecido una reserva de humanos en su planeta, para usar su cuerpo como receptor de larvas. La construcción del cuento produce ambigüedad respecto a los tlic, y nunca llegamos a saber con certeza si su visión de la especie humana es completamente utilitaria (sus larvas parecen nacer más fuertes al incubarse en humanos que en los cuerpos de otras especies) o si, como plantea T’Gatoi, el tlic principal de la historia, es posible que puedan establecerse vínculos afectivos genuinos entre ambas especies.
La narración fue originalmente concebida como un intento de la autora de abordar su miedo a los reznos, un tipo de mosca cuyas larvas son incubadas como parásitos dentro de la carne de animales vivos. La idea obsesionó a Butler durante un viaje a la selva del Amazonas, cuando se encontraba haciendo la investigación que le permitiría escribir su trilogía de novelas La estirpe de Lilith. En un breve posfacio incluido en el volumen Hija de sangre y otros relatos (1995) escribió que las costumbres del rezno le “parecían de película de terror”, y añadió: “el rezno pone sus huevos en heridas causadas por las picaduras de otros insectos. La idea de que un gusano viviera y creciera debajo de mi piel, comiéndose mi carne según crecía, me parecía tan terrorífica que no sabía cómo podría soportarlo si me pasaba a mí”. A este miedo se sumaron algunas ideas: el deseo de la autora de escribir la historia de un hombre embarazado (su intención era descubrir si “podía escribir una historia en la que un hombre eligiera quedarse embarazado, no por alguna especie de competitividad mal entendida” sino “como acto de amor, que elige el embarazo a pesar de las dificultades que lo envuelven y, a la vez, debido precisamente a estas mismas”), así como reflexiones sobre la condiciones de la reproducción humana y los actos de amor.
“Hija de sangre” es, creo, la obra clave del corpus butleriano, su centro y su paradigma, pues en ella convergen los temas centrales que desarrolló en el resto de sus obras: la reproducción; las relaciones interespecie; la humanidad como especie destructiva, que debe ser salvada pese a sus defectos; la melancolía posapocalíptica; la colonización por parte de especies alienígenas; la posibilidad de relaciones interespecie consensuadas (es una clara precursora de autoras como Helen Hester); la diáspora humana a través del cosmos; las relaciones simbióticas; la esclavitud; los discursos para justificar el sometimiento de grupos y personas.
Futuros posibles
Las obras más parecidas a “Hija de sangre” son las que conforman la ya mencionada trilogía La estirpe de Lilith, también conocida como Xenogénesis. En esta serie de novelas los humanos supervivientes de la destrucción de la Tierra son mantenidos con vida por los oankali, que ofrecen un futuro para la humanidad a cambio de un arduo proceso de intercambio de material genético, fundamental para la supervivencia de esta especie a largo plazo. Los oankali se presentan como salvadores benévolos que pretenden ser compensados con algo que sólo los humanos parecen poder darles. Suena lógico y justo, pero las novelas se encargan de explorar las implicaciones del proceso: el sometimiento a otra especie, la pérdida de humanidad en un sentido tanto ético como biológico.
Se considera a Parentesco (1979) el libro más importante de Butler. Es para mí una apreciación desafortunada, pues parte de prejuicios sobre la importancia cultural de los géneros populares antes que de una consideración imparcial de la obra de Octavia E. Butler. Parentesco es una fabulación (en el sentido que Robert Scholes da al término) en la que se contrasta la vida de las personas afrodescendientes en los años setenta con el horror de la vida de los esclavos en el siglo XIX, a través de una serie de viajes temporales en los que la protagonista regresa constantemente al pasado y adopta el estatus de esclava. La novela es una meditación sobre la permanencia de los prejuicios raciales y algunas mejoras en las condiciones de vida de ciertas poblaciones, pero también sobre la resignación de muchas personas sometidas a la esclavitud. (“Hija de sangre” podría entenderse como una variación metafórica de esta trama.) Butler parte de las críticas de los movimientos radicales de emancipación a los antepasados que aceptaban “pasivamente” su condición de esclavos. Es la novela más accesible de su autora, lo que explica su popularidad en la academia.
Por su parte, las novelas de la última serie que Butler escribió, La parábola del sembrador (1993) y La parábola de los talentos (1998), no abordan relaciones con especies alienígenas pero sí el posible fin del mundo, la emigración humana al espacio exterior y la manera en la que se construyen jerarquías entre los miembros de una comunidad. Tratan, también, la supervivencia de los prejuicios raciales durante eventos semiapocalípticos. Ambientadas en una California distópica en la que el Estado parece estar en plena retirada, estas narraciones son prescientes de la manera en la que el fundamentalismo cristiano y el fanatismo nacionalista de los seguidores de Donald Trump tomarían el poder años después de su publicación, así como de la actual crisis climática.
El horror de estas novelas viene en parte de lo cercanas que nos son en el tiempo (la primera está ambientada a finales de esta década), pero también de la premisa de que la protagonista es “hiperempática”, es decir, que tiene una condición mental que la fuerza a sentir las emociones y estados de las personas que están en su campo de visión, ya sean alegría o dolor extremo, llegando al punto de quedar incapacitada si contempla a una persona agonizante. Esta condición no es nada ventajosa en un mundo en decadencia, en el que la lucha por la supervivencia se recrudece con el paso de los meses.
Pagar la renta
Es curioso que Octavia E. Butler no se considerara dotada para la escritura de relatos cortos, si tenemos en cuenta que nos proporcionó al menos dos obras maestras de la forma breve: la ya mencionada “Hija de sangre” y “Sonidos de habla”, en el que un virus acaba con gran parte de la humanidad, dejando a los sobrevivientes con deficiencias de habla, entendimiento o capacidad lectora. Ambos textos recibieron premios Hugo, y muestran las posibilidades múltiples del cuento en la ciencia ficción.
Las historias y novelas de Butler funcionan mejor cuando son ambiguas –y cargan de contrabando temas, reflexiones y preocupaciones– que cuando son claras o abiertas, pues sugieren la posibilidad de abordarlas desde perspectivas políticas y sociales contemporáneas. Volviendo a “Hija de sangre”, me interesa remarcar que la autora también consideraba que era un cuento sobre “pagar la renta” en el que los humanos, que viven en un territorio que “no les pertenece” a pesar de ya no poder habitar otro, deben rendir tributo a una especie dominante, tecnológicamente avanzada, que los ve en parte como mascotas o ganado y pretende convencerlos de que este modo de existencia es ideal.