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Música

Volver a respirar: 316 Centro

Tras el confinamiento, el regreso a la vida musical en la Ciudad de México sucede con cautela pero también con confianza y vitalidad

Ricardo Pineda | martes, 12 de octubre de 2021

316 Centro, en la Ciudad de México

¿Quién ha tenido la dolorosa tarea de contar los días de cuarentena en México? Poco más de 560, dicen quienes aún mantienen incólume su obsesión por el paso del tiempo. Entre ese infame pistoletazo de salida y el día de hoy, período que aún no parece poner punto final, han pasado muchas cosas pero también han dejado de pasar otras. Unas importantes, incluso. 

Entre el sofocante cinismo y la diarrea replicante de las redes, los ánimos alicaídos fuera de la virtualidad, las clases de cocina, los emprendimientos de cordura, los corazones destrozados, los bolsillos asfixiados y la muerte, el latido de la ciudad-ruido no ha podido guardar silencio ni distanciamiento con la fe y trazas oficiales dictadas por más de un segundo. A veces con imprudencia, a veces con el sentido urgente de exhalar un poco de aire humano, el movimiento y la música de los cuerpos, mentes y ánimos en resistencia han respirado de una manera u otra, al margen y a la sombra, hasta ahora. 

Hoy que la recuperación parece suscribirse al pie de una tímida luz propiciada por la vacuna y una tensa calma, la vuelta a los conciertos, bailes y toda la fuerza anímica que el ecosistema musical puede brindar comienzan a asomar sus narices por la ventana. “Estamos vivos, hemos vuelto”, parecen decir las enrarecidas voces detrás de los ajados cubrebocas. 

A la par de los colectivos alrededor de los ritmos y las prácticas electrónicas, los foros autogestivos de largo aliento o las casas improvisadas para el desdoblamiento de la exploración sonora y los perreos clandestinos más potentes, el turno de regreso para uno de los espacios más vitales de la música en la Ciudad de México del último lustro, el 316 Centro, también ha llegado. 

Dentro del pequeño y entrañable foro de Avenida Fray Servando Teresa de Mier número 316, en uno de los tantos rostros picosos del Centro Histórico, se ha presentado buena parte de los proyectos más arriesgados y propositivos de la última década del país, sobre todo aquellos que giran o se reconocen alrededor de los oleajes y los fermentos de las experimentaciones, disonancias, transgresiones, distorsiones y claroscuros musicales y sonoros. 

316 Centro ha recibido en su intimidad y calidez a talentos extranjeros de alto poder, que de no ser por un festival semiauspiciado, arriesgado y esporádico –o por un error en la matriz de la producción y la música vista como negocio o espectáculo– sería aún más complicado presenciar en esta ciudad. Hablamos de un espacio que, pese a su compresión física, en las noches más nutridas es aire puro para varios de los habitantes de esta capital. 

A unos cuantos días de su esperado regreso, que constará de una breve pero concisa jornada de apoyo colectivo enmarcada por tres fechas y espacios distintos (10, 15 y 16 de octubre en Indie Rocks!, la terraza del 316 y Sangriento, respectivamente) charlamos brevemente con José Cortés Ortega, guitarrista de la banda Vyctoria y miembro fundador de 316 Centro, que nos habla sobre la crisis vivida desde una trinchera independiente de la cual es parte, los conciertos que se vienen y el panorama venidero, que si bien aún es incierto ha llegado el momento de plantarle frente común.

“Antes de que comenzara la pandemia el equipo venía de tomarse unas vacaciones, habíamos hecho una tarde de bazar con amigos y, de un momento a otro, llegó el confinamiento. Y ante las medidas e indicaciones decidimos dejarlo por la paz, esperando a que durara poco… Pero ese rato ya lleva cerca de un año y medio, aproximadamente. Nosotros veíamos que otros locales operaban más o menos con regularidad, pero por cuestiones de seguridad y dimensiones del 316 decidimos no hacerlo, lo cual fue un bajón psicológico para todos los miembros del equipo y también para la comunidad que estaba pendiente de lo que estaba pasando ahí. Porque ya no se trataba de lo que nosotros organizábamos, sino que el lugar comenzaba a ser un refugio para artistas, amantes de la música, etc.”, apunta Cortés, que durante todo este tiempo difuminado en pandemia, cuarentena, confinamiento, semáforos y olas ha sido parte fiel de un cuerpo de trabajo, el cual sostiene a un foro que pese a estar cerrado también ha sopesado los gastos operativos de meses enteros sin programación o actividad regular. 

De cara a una disminución considerable de casos y riesgos aparentes en el marco de la pandemia, aunado a un esquema de vacunación completa y mayoritaria sobre el sector poblacional más asiduo al foro, el 316 vuelve a la carga con tres presentaciones especiales, en mancuerna con otros espacios e iniciativas alrededor del arte y la cultura de la ciudad.

El 10 de octubre, en el Foro Indie Rocks! (Zacatecas 39, Roma Norte), la ya icónica jornada 316 dio su banderazo de regreso con Domingæ, el proyecto multidisciplinar de ínfulas ambient-drones oscuras a cargo de la artista chilena afincada en la Ciudad de México Dominga Huidobro, otrora integrante de la banda chilena de rock de tinturas kraut Föllakzoid. Se presentaron también Interspecifics, proyecto colectivo de convergencia entre arte, ciencia, tecnología y sonido, articulado por sus fundadoras Leslie García y Paloma López. Tocó además el cantautor Ben Zár de Guadalajara, en una tarde robustecida por un bazar de plantas a cargo de Flora Local, actividades en torno al bienestar y selección musical. 

La jornada del 15 de octubre, que debido a sus protagonistas y el aforo de la terraza del 316 ya se encuentra agotada, promete uno de los momentos clave gracias al poderío y la calidez de Belafonte Sensacional y La Bruja de Texcoco, dos consentidos de la comunidad musical local en la ciudad. Se encuentra engalanada y potenciada con una mercancía promocional a cargo de Corbin LaMont y un colorido cartel en colaboración con Can Can Press. 

Para la tercera y última fecha, las guitarras, los gruñidos y toda la ansiedad gestada en pandemia tendrá su fuga de gas el sábado 16 de octubre en Sangriento (Primavera 106, esquina con Aquiles Serdán), con un cartel plagado de guitarras, lisergia y vibraciones extraterrenales a cargo de Fryturama, Hermanas, Sunset Images, Terror Cósmico, Encounters y Chicarica. Con las respectivas medidas preventivas de seguridad, salud y aforo, las entradas ya se encuentran disponibles en este enlace. 

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