27/11/2024
Artes visuales
Travesía hacia la noche
Una película expandida de Ximena Cuevas y Ricardo Nicolayevsky produce un retrato ‘new wave’ de la Ciudad de México en el Museo del Chopo
En una entrevista de 2018, publicada en estas mismas páginas, el artista Ricardo Nicolayevsky (1961-2023) comentó: “Ximena y yo crecimos juntos, tenemos 54 años de conocernos. Ella fue la que me convenció de que estudiara cine. Me fui con ella a Nueva York y así empezó todo”. Se refiere a Ximena Cuevas (Ciudad de México, 1963), que invoca a su amigo desaparecido en el proyecto que actualmente expone en el Museo Universitario del Chopo de la Ciudad de México.
Travesía hacia la noche, presentada como una “película expandida en el espacio”, captura un momento de la vida artística de la capital mexicana. Itala Schmelz, curadora de la pieza, la describe esta manera: “Ximena Cuevas rompió la premisa documental y, reactivando el archivo desde los afectos, creó un ensayo visual dedicado a su amado amigo, con quien atravesó las tinieblas del despertar de la juventud. El personaje principal de esta pieza es Nicolayevsky, prolíficamente retratado por ella y explorado plástica e histriónicamente por sí mismo”.
El espectador entra en una cámara de espectros, con fotografías impresas en gran formato, objetos y proyecciones articuladas en un retrato múltiple, que involucra no solamente al performancero, cineasta, escritor y músico sino a los personajes que lo rodeaban, del curador y artista Guillermo Santamarina a los músicos que animaron grupos como Size o Casino Shanghai (Walter Schmidt, Illy Bleeding, Ulalume Zavala). Son los ochenta, y la escena mostrada es, antes que punk, plenamente new wave. La fiesta, la disidencia sexual, la búsqueda del estilo.
Una película en partes, inmersiva, donde la mirada del visitante es invitada a posarse en imágenes y textos (Baudelaire, Rimbaud) que parecen evocar un despertar.
Inaugurada el 19 de octubre, Travesía hacia la noche es el retrato de un retratista, que es visto a través del lente de Cuevas pero también de sí mismo, pues se incluye el Autorretrato I (1982-1985), de la serie Lost Portraits. Una película en partes, inmersiva, donde la mirada del visitante es invitada a posarse en imágenes y textos (Baudelaire, Rimbaud) que parecen evocar un despertar. Neorrománticos obsesionados con la gestualidad, la expresividad del cuerpo, la intensidad de los instantes. El oído, mientras tanto, escucha la música fantasmagórica de Ricardo Nicolayevsky, su Réquiem (2023), ajeno a la estridencia y el exceso que las fotografías y las películas capturan.
Hay, tal vez, la idea de una vanguardia: la propia vida como obra artística, que Ximena Cuevas se empeñó en registrar para que hoy, cuatro décadas después, podamos recorrer la experiencia con una mezcla de inquietud y nostalgia. Cuando el Museo del Chopo la invitó a exponer las fotos que realizó en aquel tiempo con su Canon 35 mm, la artista optó por construir esta película expandida en coautoría con el amigo, traída al último nivel del edificio de Santa María la Ribera. Hay Polaroids intervenidas, rollos de celuloide y cuadernos, además de sonidos e imágenes (fijas y en movimiento).
Travesía hacia la noche permanecerá en exhibición hasta el 1 de marzo de 2025. Es, a un tiempo, un retrato individual y generacional. Un montaje museográfico en el que el espectador construye la historia a través de sus secuencias. Una película en el espacio que captura el frenesí de un grupo que, en la semiclandestinidad, hizo del gesto un modo de habitar la ciudad, hasta transformarla en una realidad dual, tan concreta como imaginaria.